Jiang Jin abrió la boca como si fuera a hablar, pero al final, permaneció en silencio.
—Vieja Señora, ¿n-no... no cree que hay algo extraño con la Joven Señora? —la Hermana Yu preguntó tentativamente.
Jiang Jin dijo ligeramente:
—Yu, es mejor mantener algunos pensamientos en tu corazón y no indagar en el asunto. El Joven Maestro se ocupará de todo. Todo lo que necesitas hacer es ayudarme a cuidar bien al bebé y vigilarlo de cerca.
—Sí, Vieja Señora. Definitivamente cuidaré bien del Pequeño Maestro —dijo la Hermana Yu. Ella podía ver que la expresión de Jiang Jin era inusualmente seria, por lo que ya no se atrevió a hacer más preguntas.