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Jiang Qi bajó del escenario y se quedó al lado de la larga mesa. Mirando el rostro familiar de Qiao Nian, su corazón saltó a su garganta.
La pared de piedra estaba compuesta de pinturas chinas.
La pintura china enfatiza el trazo libre, por lo que la imagen se forma inicialmente con líneas. El objetivo era crear un parecido y el concepto artístico era importante.
El viejo maestro Jiang Qi observó cómo el pincel en la mano de Qiao Nian trazaba obedientemente la pared de piedra. Luego, se reveló la estructura de la pared de piedra.
—¿Realmente podría ser Qiao Nian el señor Huang Shi? —Con esta sombra de duda, Jiang Qi siguió observando.
Sosteniendo el pincel en su mano, Qiao Nian dibujó libremente. Extrañamente, el pincel en su mano era excepcionalmente obediente. Las manchas de tinta eran exactamente del mismo tamaño que la pintura de la pared de piedra.
De esto se podía ver que Qiao Nian tenía un gran control sobre su pincel y la tinta.