—¿Pequeña amiga Nan? ¿Qué es ese apodo? ¿Dónde estás? ¿Por qué hay una voz de un anciano a tu alrededor? —An Xiran se sentía ansioso. Si no estuviera en una base de entrenamiento sellada en este momento, habría corrido a encontrar a Nan Yan y ver qué estaba sucediendo.
—Explicaré más tarde, voy a salir del juego ahora —Nan Yan permaneció compuesta.
—¿Pequeña amiga Nan, te estoy molestando? —Tao Qingming no podía escuchar la voz de An Xiran, pero podía decir por la respuesta de Nan Yan que algo la molestaba.
—Para nada —Nan Yan sonrió, sus claros ojos de flor de durazno formaban una hermosa curva—. Anciano Tao, ahora me iré con mi hermano y nos veremos en el hospital mañana.
—De acuerdo —Tao Qingming accedió cortésmente.
Afuera, Qin Lu acababa de estacionar su coche.
Al salir del coche, vio a Nan Yan caminando hacia él con una mochila en los hombros, vestida informalmente y con una gorra.
—Hermano —Nan Yan lo saludó obediente.
—¿Estás lista? —Qin Lu la miró y preguntó.