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96.77% Eres mi perdición / Chapter 29: La subasta (Parte 3)

Capítulo 29: La subasta (Parte 3)

— ¿Sucede algo? — Pregunta Shawn al volver con las botellas.

— Solo me pregunto cómo pueden besar a tantas chicas en una sola noche. No les da ni siquiera un poco de no sé... ¿Asco?

— ¿Por los gérmenes? Sí, por eso prefiero ser el que cobra. — Se ríe. — Ahora vuelvo.

¿Quiere decir que él nunca participa en la cabina de los besos? No sé si creerlo, quizás se lo pregunte a Denver luego, él debe saber.

Shawn le deja las botellas a Denver ya que, Kane sigue ocupado con aquella chica.

Cuando Kane ve que Shawn regresa a mi lado deja de besar a la chica para poder observarnos.

— ¿Qué quieres hacer ahora?

— ¿Qué tal si vamos a los juegos?

— ¿Quieres que también te gane en eso?

— Si bien recuerdo fui yo quien ganó en los videojuegos. — Me burlo de él.

— En estos juegos no hay forma de que me ganes.

Shawn y yo nos miramos unos segundos a los ojos mientras sonreímos, me gusta sentirme de esta manera, las primeras citas son así; sientes mariposas en el estómago cuando estas alistándote para verlo, los nervios cuando llegas al lugar acordado y luego la mezcla de los nervios y las mariposas en el estómago cuando finalmente lo ves y es todo lo que imaginaste, incluso mucho más, cuando te das cuenta de que él también ansiaba verte por esa mirada electrizante con la que te ve a los ojos mientras te dice que te ves hermosa. Eso es todo lo que Shawn me hace sentir, al pararme junto a él tomo su mano. Si no es ahora ¿Cuándo? Alguien debe tomar la iniciativa. Sus manos están tibias, un poco sudadas, asumo que es por los nervios, mientras que mis manos están heladas por la misma razón, entrelazamos nuestros dedos despacio, ambos tratamos de descifrar si realmente ambos estamos de acuerdo y creo que así es, al estar completa mente entrelazados nuestros dedos Shawn respira como aliviado.

— Lo habría hecho antes, pero tenía miedo de que te incomodara.

— Para nada. — Sonrío. — ¿Vamos?

Antes de darnos la vuelta para ir a los juegos veo a Kane mirándonos, puedo notar desde aquí que esta algo molesto. El primer juego que vemos es de explotar globos con dardos, cada uno tiene cinco dardos, al reventar tres globos ganas un premio, Shawn me deja tirar primero, reviento solamente dos globos, cuando es su turno me doy cuenta de que es muy bueno para esto, revienta cuatro globos seguidos, el ultimo lo falla por poco.

— Si juega dos veces más, reventando tres globos en cada juego puede llevarse un peluche de estos. — Le dice el chico que atiende.

Los osos panda de peluche que señala el chico son adorables, miden casi sesenta centímetros.

— En ese caso deme dos más. — Saca de su billetera un billete de diez dólares.

— Aquí tiene. — Le da los primeros cinco dardos.

Shawn revienta cinco globos esta vez, quisiera tener su habilidad. El chico le da otros cinco dardos, los primeros dos tiros los falla, creo que se siente un poco nervioso, los siguientes dos logra acertarlos, antes de hacer el ultimo tiro respira profundamente, esta algo tenso, me mira, suspira una última vez antes de enfocar su objetivo, un globo rojo, apunta y tira sin dudar, logra reventar aquel globo rojo, de la emoción me toma en sus fuertes brazos levantándome del suelo, damos un par de vueltas antes de que me deje de nuevo en el suelo.

— Lo siento. — Dice riendo un poco cansado.

— Esta bien. — Rio con él.

El chico saca uno de los osos panda, se lo da a Shawn quien me lo da a mí.

— Lo gané para ti.

— Gracias, eres muy dulce. Vamos, ganaré algo para ti en el siguiente juego.

Se perfectamente en que juego soy muy buena, es algo que me ha gustado toda la vida, el baloncesto. Antes, cuando pasamos por aquí vi que hay un juego de encestar.

— Hola ¿Quieren jugar? — Pregunta el chico que atiende el juego

— ¿Que puedo ganar?

— Por diez dólares te doy seis balones, si logras encestar cuatro puedes elegir algo de este estante, por cinco elijes algo del otro estante y por seis puedes ganar lo que ves aquí. — Señala la vitrina donde hay varios peluches de personajes de videojuegos.

— Quiero dos intentos por favor. — Le doy un billete de veinte.

El primero lo tomo como un calentamiento, logro encestar cuatro balones, como premio elijo un rehilete de varios colores. En el segundo juego ya tengo en mente como debo tirar la pelota, la canasta está un poco inclinada hacia la izquierda por lo que debo tirarla de lado derecho para que entre sin problemas, antes de dejar la escuela fui capitana del equipo de baloncesto, es por eso por lo que soy muy buena para esto, entrenábamos tres veces a la semana por casi tres horas, me volví muy buena para encestar cada tiro que hacía, así que esta no es la excepción, los seis tiros que hago esta última vez los encesto.

— Escoge lo que más te guste. — Le digo a Shawn.

— Lo que más me gusta vino aquí conmigo hoy, pero me conformaré también con ese Yoshi de peluche. Gracias Kate.

— No hay de qué. — Digo sin poder verlo a los ojos, estoy sumamente sonrojada.

¿Por qué tiene que ser tan jodidamente dulce? Nunca un chico me había hecho sonrojar tantas veces en un día, pero, sobre todo, nadie nunca me había hecho sentir tan especial.

— ¿Has jugado golf? — Pregunta emocionado.

— Jamás.

— ¿Quieres aprender?

— Si, me gustaría.

Shawn paga diez minutos de juego, primero me enseña la postura que debo tomar, como debo tomar el palo de golf y como debo golpear la pelota, hace un par de tiros para que pueda fijarme bien cómo hacerlo, cuando me deja hacerlo a mi sola le pego tan fuerte a la pelota que la saco del área de juego, Shawn corre para buscar la pelota.

— Con menos fuerza. — Pone la pelota en el suelo. — Déjame mostrarte.

Shawn se pone detrás de mí, coloca una de sus manos en mi espalda para corregir mi postura, luego me rodea con sus brazos para poder tomar mis manos mientras sostengo el palo de golf, con firmeza y poca fuerza golpeamos la pelota, esta rueda poco a poco hasta llegar al hoyo.

— Algún día te llevare a un campo de mini—golf que hay a las afueras de la ciudad.

— Me gusta la idea.

Shawn observa el reloj en su muñeca, puedo ver por su expresión que está un poco desilusionado.

— Ya es hora de que vayas a la discoteca para la subasta, comienza en diez minutos.

— ¿Tan pronto?

— Por desgracia sí. Ven, te acompaño.

Shawn me toma de la mano, esta vez no duda en hacerlo, caminamos muy despacio hasta llegar a la entrada de la discoteca.

— Kate. — Dice sin soltar mi mano parándose frente a mí. — ¿Te molesta si oferto por ti?

— No, de hecho, nada me gustaría más.

— Puedes darme tu peluche, te lo daré cuando termine la subasta. Intentaré pararme frente al escenario, te veré adentro.

Antes de dejarme ir besa el dorso de mi mano y toma el peluche, entro a la discoteca explotando de felicidad, cerca del escenario encuentro a Jen hablando con Sally Becker, ella tiene un micrófono en su mano y una lista en la otra.

— Hola. — Abrazo a Jen.

— ¡Kate! Por fin llegas. — Me devuelve el abrazo. — Kate ella es Sally, va a ser la anfitriona ya que es la ganadora.

— Mucho gusto Kate. — Dice Sally ofreciendo su mano.

La estrecho con un firme apretón, ella me ve de pies a cabeza, siento que está juzgándome.

— Cuando diga tu nombre sales al escenario, te paras en el centro, cerca del borde, luego escuchamos las ofertas de los chicos, gana quien oferte más por ti.

— Entendido.

— Bien, ya vamos a comenzar. — Arregla su cabello antes de subir al escenario.

La música se corta de pronto, las luces se encienden, todos los chicos comienzan a acercarse al escenario, Denver está del lado izquierdo casi llegando al centro del escenario, sostiene un sobre con su mano derecha. Kane está junto a él. Busco a Shawn, pero no lo veo en ningún lugar, seguramente cuando esté en el escenario podré verlo.

— ¿Estás ansiosa? — Pregunta Jen. — Tranquila, seguramente Shawn va a ofertar por ti.

— Me dijo que lo haría.

— Voy a sugerirle un par de moteles para su cita.

— Cállate. — Le pego con mi mano en el brazo.

— Era broma. — Se ríe. — Al menos tú sabes quién va a pagar por una cita contigo, yo no tengo ni la menor idea de quién va a ofertar.

— Creo que yo sé quién va a ofertar todos sus ahorros en ti.

— ¿Quién? — Dice intrigada.

Hago como si cierro un zíper en mi boca, pongo candado y tiro la llave

— Katrina Danielle Kloss ¿Qué es lo que sabes?

— Mis labios están sellados.

— Dime lo que sabes o voy a publicar en Facebook esa foto tuya que te tomé mientras dormías estando ebria.

— Dijiste que la habías borrado. — Protesto.

— Si me dices lo que sabes voy a borrarla ahora mismo frente a ti.

— Si no la borras antes jamás vas a saberlo.

Primero me ve con mucha seriedad, muerde muy nerviosa su labio, saca su celular de su bolso y borra la foto mostrándome la pantalla.

— Ahora dime.

— Denver, estoy cien por ciento segura de que va a ofertar por ti.

— No me molestaría para nada que lo hiciera. — Dice entre una risa picara.

La subasta comienza con la chica número diez, un chico paga quinientos dólares para poder salir con ella, por cada chica que pasa aumenta lo que pagan los chicos, por la chica que pasa antes que Jen ofertan mil cien dólares, Caleb fue quien hizo la oferta.

— Es el turno de Jeaninne Harris, estudiante de primer año de economía internacional.

— Deséame suerte. — Dice antes de subir al escenario.


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