—Abrazados el uno al otro estaban sentados en el sofá —dijo ella—. El cuerpo de Marissa temblaba con cada sollozo. Sus fuertes brazos la apretaban contra él tal vez como un esfuerzo para quitarle todo su dolor.
—Quería protegerla de todo el dolor que había enfrentado y de todo el dolor que había sentido en el pasado. Su cara estaba enterrada en su pecho, y sus lágrimas empapaban su camisa mientras susurraba entre respiraciones entrecortadas—. Cuando vine aquí... yo... me prometí nunca dejarte volver a entrar en mi vida. Nunca dejar que vieras mi lado vulnerable. Pero ¡mira! Aquí estamos. ¡Aquí estoy yo! De vuelta al punto de partida.
—El corazón de Rafael dolía cuando ella compartía esas emociones crudas en su voz —dijo él—. Te amé, por quien eras. No había dinero involucrado. No había una agenda oculta involucrada. No tenía segundas intenciones. Solo te vi hablando con Val ese día y supe que me había enamorado de ti.