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23.28% La Leyenda del Scire / Chapter 17: Capítulo 14: La revelación – Secretos del alma I

Capítulo 17: Capítulo 14: La revelación – Secretos del alma I

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 17 de Junio - Año 525

«No hay tiempo», pensó Rhys, cuando al alzar su muñeca divisó un poco su reloj... Ese día llegarían sus padres.

Ya había pasado una semana desde lo sucedido en el muelle, y la relación con su hermano sólo iba de mal en peor. Vlas ignoraba la presencia de Rhys, así como la de todas las personas de la casa, ni siquiera saludaba en las mañanas, ni cenaba por las noches... Rhys intentaba hablarle, y aunque su hermano no le respondía, con tan solo una mirada era suficiente para que dejara de sentirse tan agobiado por la situación... Pero Vlas no pensaba lo mismo, y en realidad, parecía que eran desconocidos... No había podido mirarlo a los ojos por días.

Rhys entendía su actitud, podía llegar a ponerse en el lugar de Vlas y comprender lo que para él significaba vivir en una mentira. Que tú mayor figura se viera derrumbada de esa manera, que incluso la persona en la que más confías fuera capaz de ocultarte cosas, pero se vio obligado a hacerlo, decir que era por su propio bien se había vuelto una constante, como si fuera la única excusa que podía dar, pero así era, y no tenía otra forma de afrontarlo.

Con sólo unas horas para que sus padres volvieran la decisión hizo eco en su cabeza de nuevo y se plantó ante su hermano... Lara y Leah saldrían por la tarde, sólo estarían ellos en la casa, el contexto exacto para que pudiera, al menos, intentar arreglar la situación... Aunque sabía que no había solución... Para nada.

«Ya no puedo seguir desperdiciando tiempo». 

—Ey Vlas, ¿Podemos hablar? —le preguntó.

Él estaba parado en el pasillo, cerca de la puerta que daba hacia la sala. Su hermano salió de esta, dirigiéndose a la escalera... Ni siquiera amagó a girar su cabeza por lo menos un poco, no le importó que su hermano estuviera ahí.

—Ahora no, Rhys... Tengo cosas que hacer.

Vlas hizo caso omiso a su pedido, y tan así como su fría voz, la respuesta casi paraliza a Rhys, de nuevo... Al menos le había dado respuesta esa vez. Pero así como hacía días, lo ignoró, y siguió su camino por la escalera, hasta el siguiente piso.

Rhys lo siguió, subiendo cada escalón a paso largo, y antes de que su hermano entrara a su habitación lo tomó del hombro y lo llevó a otra. Cerró la puerta detrás de él, y ambos quedaron mirándose cara a cara en la solitaria habitación, por primera vez en una semana.

—Quiero hablar contigo, me vas a dejar explicarte lo sucedido antes de que vengan mamá y Rygal vuelvan, Vlas... No tomaré un no por respuesta, soy tu hermano mayor y quiero que así sea, estás bajo mi responsabilidad hasta que mamá vuelva.

Actuar así no era su plan, mucho menos sonar tan demandante como intimidante, ya había hecho lo suficiente para asustar a su hermano, no quería seguir haciéndolo, sabía que era un actitud que le pasaría factura... Pero, Vlas ya había visto lo peor de él... ¿Para qué seguir fingiendo? 

—¡¿Qué haces?! Déjame salir de aquí —exigió Vlas, algo asustado, con cierto enojo haciéndose notar en su voz también—. ¿O intentaras matarme a mí también para que no hable? —agregó, y esta vez, el enojo se volvió parte de sí.

Rhys sintió una sensación extraña en su cuerpo, tornando su piel erizada. ¿Su hermano lo estaba tratando de asesino? Lo entendía, después de todo lo era. Pero perder la confianza de su hermano era lo más doloroso que le había pasado en años, no había esperado diez años para que todo terminara de esa manera, y en ese momento más que nunca ,Vlas lo necesitaría... Su relación no se podía quebrar por un simple malentendido... Su relación no se podía quebrar jamás.

—No entiendes lo que está pasando, pero entiendo tu enojo y confusión —indicó Rhys, tratando de sonar tranquilo. Aunque los nervios recorrían su cuerpo como si un escalofrío se tratara—. Aun así, quiero que escuches con atención todo lo que tengo para decirte, si no te lo explico yo, nunca lo entenderás, y con todo lo que sucederá desde ahora estarás el doble de confundido... Por favor, Vlas —instó disminuyendo su voz—. Por favor.

—Rhys... No sé lo que está sucediendo, cada día siento más y más miedo de estar cerca de ti —dijo Vlas, aturdido por la situación—. Después de verte actuar así, estoy en un dilema de si creerte y dejar que me expliques lo sucedido o ignorarte y no acercarme jamás a ti, ese no fue el Rhys que conozco, o quizás jamás te conocí lo suficiente —agregó con la voz casi quebrada.

—Déjame explicarte lo sucedido... Toma asiento. —Señaló unos sillones en la habitación.

Se sentaron enfrentados, sin cruzar miradas. Al principio, las miradas comenzaron a venir de parte de Vlas, ambos habían estado en silencio el suficiente tiempo como para que el ambiente se vuelta tenso e incómodo. Vlas comprendió la situación e intentó disipar el silencio.

—Entonces, ¿Qué significó todo eso Rhys? ¿Qué eres? ¿Quién eres? —preguntó Vlas. Su confusión era evidente, su demanda obvia y su miedo por la respuesta que su hermano tuviera era apremiante.

—Espera... Empecemos con lo primero, quiero que sepas que todo lo que sucedió fue para protegerte.

«Ya se lo dijiste mil veces», pensó, sabiendo que estaba siendo demasiado repetitivo, al mismo tiempo que comenzaba a intentar cubrirse ante cualquier cuestión que su hermano planteara sobre los asesinatos que cometió. Pero realmente necesitaba que Vlas lo entendiera, si él no comprendía que sus acciones fueron para protegerlo, luego no comprendería la verdadera razón de lo sucedido en los pasados diez años en los que no estuvo para él.

—¿Para protegerme? ¿De qué forma? —cuestionó Vlas.

—Mira, ellos eran sicarios, asesinos contratados por alguien para hacerte daño... Siendo directo y conciso... Te iban a matar, Vlas.

Vlas lo miró al instante, y sus ojos se abrieron de la impresión. Negó ligeramente con su cabeza. En ese momento se había llenado de preguntas.

—¿Qué? ¿Matarme? —Su voz palpitó.

—Sí, sé que suena imposible de creer, y más para ti que nunca tuviste problemas, ni tampoco le hiciste mal a nadie, pero así son estas personas —manifestó Rhys—. Tuve que actuar de esa manera para evitar que cumplieran su objetivo, estuve diez años lejos de ti, no podía dejar que algo malo te pasara y menos bajo mi cuidado... Por favor, entiéndeme Vlas, nunca lo hice por maldad, fue todo para protegerte, quizás no es el método que esperabas, quizás te asusté o quizás pienses que soy un monstruo... Si es así, quiero que sepas que lo siento, hermano... Todo se salió de mis manos y fue la última opción que me quedó. —Apenas alzó su mirada.

Siempre se sintió avergonzado, o asqueado, cada vez que mataba, no era algo de lo que se enorgullecía, pero como siempre lo supo; una vez, dos veces, cien o mil... No iba a parar, su camino comenzó con muerte, terminaría con muerte, pero ante esa decisión, determinó que cada vez que lo hiciera debía ser rápido, tan fugaz como un pestañeo, así no tendría tiempo de arrepentirse luego de hacerlo. Tampoco regocijarse en el dolor ajeno era lo que quería, torturando a su víctima antes de quitarle la vida, no era un asesino por placer... Sólo quería acabar con todo para siempre, y lastimosamente, para él y su humanidad, ese fue el camino que eligió.

Vlas sostuvo su mirada en la de su hermano, casi logró percibir su arrepentimiento, siendo ese momento, en el que quizás pudo comprenderlo. Matar para protegerlo, ¿Rhys era capaz de llegar hasta ese límite para que a él no le sucediera nada malo? Aunque eso sólo llegaba hasta la espina dorsal de la razón principal, si Rhys lo hizo con tanta facilidad esa vez quería decir que antes ya lo había hecho. Era mucha información para digerir en tan solo unos segundos. Él asesinato era algo malo, muy malo. Era un crimen de muerte, pero... ¿Por qué intentaba encontrarle una excusa al accionar de su hermano? ¿Acaso no se volvería su cómplice haciéndolo? ¿Eso estaría mal? 

—Rhys... Sólo quiero hacerte otra pregunta. —Titubeo. Saber esa información era fundamental, pero al mismo tiempo... Tenía miedo de saberlo—. ¿Ya has matado antes? —preguntó, en un extraño tono de voz cortante... La respuesta de su hermano marcaría su decisión desde ese instante.

—No tiene sentido seguirte mintiendo... Así que seré lo más honesto posible —dijo Rhys, de esa manera, lo miró a los ojos, con decisión. Vlas lo notó, notó el brillo en estos, ¿Era honestidad?—. Si, lo he hecho... Lo he hecho muchas veces... De eso se trataba mi vida en Fons, participé en una guerra, Vlas... La muerte es el pan de todos los días en ese contexto... O matas o mueres... Te conviertes en un héroe... O en un villano... Pero siempre en un asesino... No hay punto medio, porque de eso se trata la vida... De decisiones.

La mirada de Rhys seguía firme en su hermano. Este no se movió de su lugar tampoco. No desvió su mirada. Sólo lo escuchó... Sólo eso.

Matar o morir... Eso era complejo, ¿Qué haría él en su lugar? ¿Acaso pensar en eso era empatía? Sus pensamientos se estaban volviendo confusos. No había dudas, nunca las hubo, su hermano era un asesino. Pero, ¿Qué tipo de asesino? ¿Placer o deber? Vaya dilema... Jamás pensó que se vería enfrentado a este, aunque ni siquiera tuviera que ver con él, o tal vez sí... Pero era Rhys, su hermano mayor, ese que mató para protegerlo, lo hizo por su bien, no había otra opción. Lo que hizo no estaba bien, pero tampoco estaba mal, ¿Cierto? Hizo lo que los otros hubiese hecho si él lo hubiera permitido. Sólo le dio a ellos lo que merecían... ¿Se lo podría llamar justicia?

La moralidad incluso era más compleja que ese dilema en el cual había entrado. Él no tenía el derecho de decidir sobre la vida de los demás, así como ellos tampoco tenían para hacerlo sobre la suya. Pero ser un asesino fue decisión de Rhys, matarlos fue decisión de Rhys, vivir así... Fue decisión de Rhys... Así como no podía decidir sobre la vida de ellos, tampoco podía hacerlo con la vida de su hermano.

Quizás la respuesta estaba frente a sus ojos. Él apreciaba su vida, también la de las demás personas, pero, la maldad también era parte del mundo, y aunque a veces tuviera pensamientos altruistas, él sabía que jamás podría salvar a todo el mundo de la extinción... Era un simple humano, que sólo quería vivir una vida normal, y nada más. Así fue como su empatía y amor sólo se limitaron a algunas personas que hacían presencia en su vida... Zenda, Kora, su madre y Rhys... Por ellos, sería capaz de abandonar todo también. Posiblemente podía llegar entender el pensamiento de Rhys... Quizás podía incluso aceptar lo que hizo, después de todo, lo hizo por su propio bien... No existía la moralidad... Lo comprendió en ese instante, todos eran demasiado diferentes como para tomar el asunto objetivamente... ¿Rhys era un asesino? Si... ¿Rhys lo amaba? También... La importancia que le daba a su vida era incluso más grande que la que le daba al resto del mundo... Ese mundo que sin ellos no tendría sentido... Así que... Así que...

—Te perdono Rhys —dijo Vlas, al fin—. No puedo juzgar a nadie, soy más egoísta de lo que parece, y si bien todavía sigo pensando que no llegaría hasta ese nivel al cual tú llegaste, no puedo tapar el sol con un dedo... Lo hiciste por mí, sé que nunca serías capaz de hacerme daño... No estoy intentando justificar tus acciones tampoco, creo que es un tema difícil y debo tomarlo con pinzas... Pero creo que el principal problema ya está resuelto, tú no dejarás de ser mi hermano sin importar todas las decisiones que tomes en tu vida... Y de eso es de lo que más estoy agradecido, Rhys... De que tú seas mi hermano. —Ligeramente una sonrisa se dibujó en su rostro.

Rhys continuaba con su rostro de sorpresa. No respondió, sólo se puso de pie, sin una sola expresión en su rostro, aun así, Vlas ya conocía su respuesta, la supo con una sola acción de su hermano. Un abrazo.

—Gracias Vlas... Gracias, esto significa demasiado para mí, he buscado esa respuesta por casi diez años... Y no sabes lo feliz que me pone oírla al fin... Sólo puedo decirte esto... Gracias.

A veces, Vlas pensaba en lo diferente que su vida habría sido si no hubiese conocido a Zenda, si no hubiese perdido a Demian y si Rhys no se hubiese ido... Alguna vez incluso llegó a soñar que todos se sentaban en una mesa, al aire libre. Su madre, su padre, Rhys, Demian y él; y hablaban de la vida, de sus sueños, de su futuro, de sus sentimientos y de lo que significaba cada uno para la vida del otro. Si bien era sólo eso, un sueño, la posibilidad existió, mucho tiempo atrás, pero existió, y eso era lo que más le dolía. La destrucción de ese sueño pasó en tan poco tiempo que nunca llegó a asimilarlo bien, el dolor pudo superarlo, y la salida que encontró jamás funcionó, porque detrás de esa puerta se encontró con Zenda que evitó que pudiera seguir ese camino que lo llevaría a la perdición. Pero todavía faltaba otra puerta, la puerta que había abierto en primer lugar, la puerta de entrada a ese sentimiento, ¿Qué había detrás de esa puerta? ¿Qué había dejado atrás?

Cinco años pasaron hasta que volvió a entrar a la habitación de su hermano luego de él haberse ido... En ese momento no recordaba muy bien su rostro, sólo tenía leves imágenes que flotaban por su cabeza como nubes sin dirección. Pero cuando al fin vio la foto de su hermano otra vez, lo hizo, recordó a Rhys, recordó lo mucho que él amaba a Rhys, recordó por qué razón abrió la puerta de entrada al dolor en primer lugar... Recordó a quien había dejado atrás al haberla cerrado... Ahí estaba Rhys... Ahí estaba su sueño... Su hermano era mucho más que su propia sangre, era una parte de sí mismo también, por eso se sentía tan vacío, porque una pieza del rompecabezas de su vida todavía seguía desaparecida... Y la buscó... La buscó por años y años... Hasta que esa lluvia de asteroides sucedió, y con ella más que desgracia, o como el libro decía, caos... Trajo un milagro y alegría a su vida... Trajo a su hermano de nuevo... O quizás...

Eso era... El libro... Esa frase: «Cada una década el mundo se verá sumido en un caos causado por los siete impactos que avisarán la llegada del nuevo salvador a la tierra». Eso no podía ser cierto... La coincidencia era mucha.

—Espera Rhys... Todavía falta algo. —Estiró sus brazos y alejó a su hermano un poco, separándose de él lentamente—. Aún hay algo que me inquieta... Y acabo de atar algunos cabos en mi mente... Sobre ti y esos poderes... ¿Qué eran? —preguntó, dejando paso libre a la respuesta de su hermano, quien lo miró con seriedad.

El momento de emoción hizo a Rhys olvidarse de eso. Fue un gran error el que cometió al mostrar su poder frente a Vlas. Eso sólo desencadenó un cúmulo de situaciones que lo llevaron elegir una única opción... Decirle a su hermano todo sobre el Scire y lo que pasaría, desde ese momento a dos semanas. Pero en ese instante, en el cual lo veía feliz, no estaba enteramente seguro de hacerlo. Los papeles se habían invertido para él.

Había caído en una encrucijada. Una donde debía decidir si dejar que su hermano conociera su cruel destino o dejar que las cosas siguieran su curso natural y que Vlas estuviera por su cuenta... Aunque no, él no podía permitirlo, él más que nadie entendía y conocía todo lo negativo de estar en una situación como esa en soledad... Perder la cordura, la humanidad, o ambas, era únicamente el principio de un camino oscuro para cualquiera que se enfrente a una pérdida de esa magnitud sin compañía ni apoyo... Frente a la nada misma.

Él sabía que debía guiar a Vlas y no dejar que pase por lo mismo que él pasó, después de todo, cada persona necesitaba aferrarse a algo o a alguien para poder vivir. Esa era la maldición de la humanidad, todos estaban encadenados a algo... La religión, el amor, la ambición, el placer, la venganza o la maldad... La vida humana no era más que una tragedia, ya lo había dejado en claro... Y aunque lo anhelaba. No existía un final feliz. Sólo un final. Mirara por donde lo mirara.

Ese era camino de la vida que él consiguió recorrer, tan solo se necesitaba una sola sensación de no estar vacío para seguir adelante, porque el azar y el absurdo reinaban frente a todos, y nadie podía elegir como terminar, era una condena sellada con un destino incierto, quizás cruel o quizás misericordioso... Pero incierto en su totalidad.

La muerte era inevitable, todos conocían su final, y extrañamente, aunque con miedo, en realidad, también era algo que anhelaba que sucediera, sólo para encontrar la respuesta a una sola pregunta que viviría con él hasta ese momento: ¿Qué fui? ¿Héroe o villano? ¿O tan solo un simple humano que intentó sobrevivir en el caos total? ¿Quién o qué podrá salvarme de esta condena? Aunque quizás... Ya no tendría salvación.

—Es difícil de explicar esto. —El nerviosismo de Rhys aumentó, y tomó asiento otra vez—. Pero yendo al grano... Soy un ser humano con poderes... Tengo control sobre el espacio, otorgados por algo más allá que la comprensión humana... De los cuales, hasta el día de hoy, sigo sin conocer la verdadera razón por la cual los poseo.

—Eso... Eso... ¡Eso es una locura Rhys! —Vlas no podía creerlo, miró a su hermano boquiabierto—. ¿Algo más allá que la comprensión humana? ¿Acaso debo encontrarle un sentido a eso? —preguntó-

—Tranquilízate Vlas, te lo explicare todo... Pero presta atención... Seguro recuerdas el libro que me prestaste esa vez, ¿Cierto?

—Para no recordarlo... —dijo, con cierta gracia.

—Bien... Ese libro hablaba sobre algún tipo de «bendición genética» que hizo que los guerreros obtuvieran poderes cercanos a los de un dios... Entendiendo esto, sólo puedo decirte que eso es más real de lo que crees... Me refiero a que, sí, tiene algo de ficción, pero no se aleja nada de lo que realmente es, esa «bendición genética» es un poder concedido a los humanos por vaya a saber quién o qué... Se llama Scire, es un sello divino que está destinado a ser recibido por un humano, todavía no comprendo muy bien las características que este debe poseer, o si es al azar, o si es un mandamiento del destino o qué carajos... No sé nada, pero eso es lo que lo hace incluso más interesante, me da todavía más razones para poseerlo... Porque me olvidé de decírtelo... Yo soy uno de ellos —explicó Rhys.

—No... No... Esto es demasiado, maldita sea... No puedo creerlo. —Vlas tomó su cabeza y se recostó en su lugar, estuvo unos momentos en silencio, meditando todo lo que había oído—. Eres un humano con poderes, o sea, un superhombre... Rhys, no puede ser cierto, es algo sorprendente, Rhys, por Sun, ¿Cómo fuiste capaz de obtenerlos? Quiero que me des todos los detalles. —Vlas permitió que toda su emoción emergiera y estaba demasiado extasiado en torno a la revelación de su hermano.

—No, Vlas, no es algo sorprendente. —Rhys bajó la mirada, su tono de voz se volvió tenue, y eso disipó la emoción de Vlas también—. Tiene un trasfondo demasiado trágico, un trasfondo que te ubica en una encrucijada de la cual es imposible salir, en la cual pensar en cualquier opción se vuelve una tortura... Con razón, elegir entre tu vida y la vida de la persona que más amas es el peor de los dilemas... Pero es así, esas son las consecuencias que se deben afrontar para adquirir más poder... Como para todo, siempre hay que dar algo a cambio cuando quieres recibir otra cosa, el mundo no funciona por merecimiento... El Scire es lo más cercano... Y de todas maneras tiene un precio.

Había sólo una forma de explicar la decisión de Rhys, porque él todavía seguía vivo. Vlas captó la idea al instante... Era eso. 

—Fue él, ¿Verdad? —preguntó, girando su anillo entre sus dedos, su suave voz no quiso mencionar ese nombre... No quiso siquiera asumirlo.

—Si... Fue él —respondió Rhys, con un recuerdo instaurándose en su cabeza... Otra vez, después de diez años—. Tenía un mes para elegir, aun así, se suponía que si Demian no sobrevivía en ese mes el Scire se me sería entregado automáticamente y mi decisión no tendría validez —dijo, levantando su mirada hacia la ventana a su izquierda... El cielo estaba azul, despejado, le maravilló el día, lo ayudó a bajar un poco la tensión de su cuerpo... Y siguió—. Demian falleció, y el Scire se me fue dado, luego de todo lo oscuro y malicioso detrás de la muerte de Demian me convertí en alguien distinto, odié al mundo por haberme dado todas esas desgracias, tenía en la espalda un peso que no quería, y que seguramente no merecía, perdí el camino y me convertí en un asesino, perdí todo tipo de humanidad, no me importaba la vida de las demás personas ni la mía, y mataba como si fuera lo más normal del mundo, o lo más normal dentro de mi mundo... Estaba en el abismo, perdido en la oscuridad, solitario y vacío... Me había convertido en alguien que odiarías, y del que seguramente no hubieras estado orgulloso.

»Pero la vida fue compasiva conmigo, porque todavía había una persona que genuinamente se preocupaba por mí, ella me ayudó a encontrar mi verdadera naturaleza y hacerme entender que lo peor que puede hacer un ser humano es enfrentar tanto dolor en soledad, eso fue lo que más me marcó... Ella me salvó, de muchas maneras, y me hizo sentir sensaciones que nunca había sentido antes, sensaciones que me hicieron salir adelante, me hicieron crecer, y me hicieron entender demasiadas cosas en las cuales estaba equivocado... Y todo gracias a ella... Yo la amo, nunca dejaré de hacerlo, ella y yo nos ayudamos el uno al otro para superarnos, así fue como avancé conmigo mismo cada día, para poder volver a verte... Cometí demasiados errores, Vlas, pero nunca habrá uno tan grande como abandonarlos, a ti y a mamá, y para realmente superarme a mí mismo había una sola cosa que tenía que hacer, volver a Remia... Cumplir mi promesa... Te convertiste en mi meta, fuiste quien me ayudó todo este tiempo sin siquiera saberlo, por eso prometí hacer cualquier cosa para que fueras feliz, entregaría mi vida por ti, Vlas, una y mil veces... Lara, Leah, mamá y tú son todo en mi vida... Una persona la cual ya lo ha tenido todo no le encuentra más sentido a nada, la vida se vuelve aburrida y repetitiva, sin motivo... Pero aunque lo haya tenido todo, ustedes no, por esa razón, que sean felices es la única motivación que al día de hoy me mantiene en pie... Algún día pagaré por todo lo que hice, pero ese día llegará cuando ustedes estén a salvo, antes de eso, voy a seguir peleando para que su futuro sea el que ustedes deseen... No quiero que acaben como yo. —Rhys se desahogó.

Terminó su discurso con una sonrisa, ocultarse detrás de una máscara era difícil, por eso la sinceridad le daba razones para sentirse aliviado. Su hermano lo miraba intentando descifrar muchas cosas, pudo distinguirlo en su rostro. Quizás estaba pensando cómo responder ante su declaración. De igual manera, nada de lo dicho era para verse como una víctima ante los ojos de Vlas, él sabía que no tenía perdón por todo lo que arruinó, pero habiendo conocido la verdadera cara del mundo podía llegar a comprender más allá que cualquier otra persona, por eso se veía con el derecho de ser la única persona en el mundo capaz de ayudar y aconsejar a su hermano, para que su principal miedo, el cual era que su hermano cometiera los mismos errores que él, no llegara a ser concretado.

Vlas sólo se limitó a quedarse en silencio sin saber que responder. La revelación de Rhys le había abierto los ojos, le había desencadenado un sinfín de ideas que fueron uniéndose a un hilo de recuerdos mediante diez años... En ese momento todo coincidió y el rompecabezas al fin fue completado. La extraña muerte de Demian, la pelea de Rhys y sus padres, su partida, su ausencia por diez años, sus poderes, su naturaleza de asesino, su relación con Lara y Leah, su culpa, sus motivos, sus recuerdos, su personalidad oculta, su amor hacia él... Todo parecía estar conectado en un sólo momento, ese momento descubierto al principio del hilo, esa gota que rebalsó el vaso y desató todos los sucesos que los llevaron hasta el punto de inflexión en sus vidas, ese día en el cual Rhys obtuvo su Scire... Ese día en el cual su destino se marcó para siempre.

—A veces me quedo sin palabras frente a personas que intentan buscar una opinión de mi parte, sin razón, normalmente cuando no tengo nada para decir sólo asiento con seriedad, pero hoy más que nunca puedo darme cuenta de que existe una sensación aún más incomoda que esa, y es la de no saber cómo actuar frente a una situación que realmente necesita de una opinión de mi parte... Y toda mi tranquilidad se esfuma cuando entro en ese dilema. —Vlas unió sus dedos, y al apoyar sus codos sobre una mesa posó sus manos bajo su barbilla—. ¿Qué decir, Rhys? A través de diez años he pensado mucho sobre tu partida, he intentado descifrar tus acciones, encontrarle razones a tus actitudes... He intentado justificarte, pero era obvio que jamás podría hacerlo... No lo hubiera podido hacer jamás, hasta que llegaste, y me dijiste todo, la única persona que realmente conoce las razones por las que se fue eres tú, nadie más... Rhys, te admiro desde que tengo consciencia, caminé detrás de ti mucho tiempo, siguiendo tus pasos, hasta que te perdí el rastro y tuve que apañármelas por mí mismo... ¿Sabes lo que aprendí cuando eso sucedió? Lo difícil que debe haber sido ser tú.

»El otro día cuando mencionaste tus dificultades en la adolescencia pude entrever un poco de mi idea sobre ti, sobre el peso de ser el mejor, de que todos siempre esperen más y más de ti, de dejar la vara demasiado alta en cualquier cosa que hicieras, de que seas la última esperanza de un mundo que se viene abajo... Cuando tú dijiste eso pensé que mis sospechas habían sido aclaradas, pensé que te habías ido porque ya no aguantabas más, porque querías descansar, porque la presión te había desbordado y ya no sabías que hacer contigo mismo, pero estaba equivocado... Te subestimé, subestimé tu talento, tu voluntad, tu orgullo, tu capacidad... Subestimé a Rhys Windsor... Al final, la verdadera razón de tu partida no fue nada más y nada menos que el dolor de haberlo perdido todo... Sé que eso no fue fácil para ti, tú eras mucho más unido a Demian que cualquiera de la familia, por eso también comprendo que puedas llegar a sentirte culpable por lo sucedido, después de todo era tu elección, pero no, Rhys... Tú nunca tendrás la culpa de nada... Ahora más que nunca entiendo tus acciones, no quiero ni pensarlo, pero estar solo entre tantos sentimientos sombríos es sentirse en el infierno, por eso mi admiración hacia ti no ha hecho más que acrecentarse, pudiste salir de ese lugar y volver, y lo hiciste por mí, Rhys... Nunca dejaré de admirarte, sin importar lo que pasó o lo que pasará, tú siempre serás mi héroe, Rhys —terminó.

Había dicho todo, todo lo que su hermano debía saber de él... Y con sus sentimientos expuestos, miró a Rhys sentado frente a él. Esa mirada color esmeralda, le trajo tantos recuerdos, ¿Cómo no sentirse melancólico cuando lo único que esperó por diez años fue que su hermano estuviera a su lado? Y ahí estaba él... Ahí siempre estaría él... Nunca se olvidó suyo, fue en lo único que pensó cuando estaba del otro lado del mundo... Fue su meta... Y lo logró... Logró volver... Y cumplirle esa promesa.

—Vaya que has crecido mucho, Vlas... —Rhys sonrió, poniéndose de pie otra vez, y al hacerlo, acercarse a él—. Ya sabes lo único que puedo decir en este momento... Ya lo dije antes.

«Gracias». Vlas lo sabía, por eso se lanzó hacia él y se fundió en un abrazo. 

—Lo siento, Rhys... Si hubiera sabido por todo lo que pasaste no te habría juzgado de esa forma —dijo Vlas, abrazando a su hermano entre lágrimas.

—Quédate tranquilo, Vlas... No importa lo que sucedió, sé que es difícil, hasta yo me juzgué... No puedo quejarme de nada.

—¿Debería darle las gracias a Lara? Sin ella tú no estarías aquí —preguntó dejándose llevar por una ligera.

—Supongo, ella ha estado preocupada por como estabas actuando, ahora estará mejor. —Rhys le regaló una sonrisa.

El momento era demasiado feliz como para que algo malo sucediera... Pero la tragedia rodeaba a los Windsor... Por eso, con sólo ese pensamiento en su cabeza... Todo el momento se arruinó para Rhys.

—Espera Vlas... —Se separó lentamente de su hermano y tomó asiento otra vez... Eso no acababa jamás—. Hay algo más que tengo que contarte, y esta vez te incluye a ti, Pero... No estoy seguro de decírtelo. —Miró a su hermano con compasión, y su inocente rostro destrozó su alma.

—¿Qué? Pensé que eso era lo único, ¿Qué es lo otro? ¿Y por qué estoy incluido? —preguntó Vlas, algo confundido, y con un poco de miedo de lo que Rhys tuviera para decir... Entre tantas cosas de las que se había enterado, ¿Qué podía ser lo que él dejó para el final?—. Por favor dímelo, si es algo malo prefiero que me lo digas ahora, no puedo quedarme con la duda y hasta arrepentirme de no saberlo —insistió.

—Está, te lo diré, pero quiero que te lo tomes con total serenidad y entiendas que te lo digo por tu bien.

La seriedad de Rhys aumentaba cada vez más, proporcionalmente a los nervios de Vlas.

—Vamos Rhys, dímelo ya, deja el suspenso por favor. —Vlas estaba ansioso, le daba intriga, pero también dudas, y algo miedo al mismo tiempo.

—Bien... Vamos... —Dudó unos momentos. Intentando ser lo más fuerte posible para afrontar todo lo que se venía... Junto a él—. Tú eres el siguiente Vlas. —Al fin esas palabras salieron de su boca, y al instante percibió como el rostro de Vlas cambiaba completamente.

—¿Siguiente? ¿De qué? —indagó su hermano, ahora confundido.

—El siguiente elegido... Mira, los poseedores actuales del Scire pueden saber quién es será el próximo poseedor cuando el primer impacto hace presencia en la tierra... ¿Recuerdas los asteroides que cayeron en Ajax? —preguntó Rhys, a lo que Vlas asintió—. Esos indican la llegada del Scire a la tierra... Ya cayeron seis; tres en la primera caída, y los otros tres en la segunda... Son siete, y el último es el más potente, e indica que el tiempo de espera para el ser humano se acabó y este está preparado para obtenerlo... Tan solo faltan dos semanas para eso, que es cuando se cumplen diez años de los anteriores siete impactos, o sea, el día de la muerte de Demian... Porque el Scire vuelve a la tierra cada una década, ahí es cuando se define el destino de un nuevo poseedor —explicó Rhys con la mayor sensatez posible. Era un tema sensible para Vlas, y se podía vislumbrar en su reacción... Estaba paralizado, boquiabierto, obviamente sin poder creerlo.

Vlas sentía no podía digerir esa noticia, no como todo lo que su hermano le dijo anteriormente. Si todo lo que él decía era cierto significaba que en dos semanas sería definido su destino, donde debería decidir si se sacrificaba a sí mismo, o entregaba la vida de la persona que más amaba.

«La persona que más amo...», pensó... Y la sonrisa de ella apareció en su mente.

Claro... Pues claro... La persona que más amaba... Él sabía más que nadie que la persona que más amaba era Zenda. Comenzó a sentirse extraño cuando un escalofrió recorrió su cuerpo, ¿Acaso iba a desmayarse? No sabía que pensar, no podía asimilar lo que había escuchado, pero sólo tenía algo en mente... Negación... Tenía que haber una tercera opción.

—No... No... Esto no puede ser posible. —Tomó asiento otra vez y respiró hondo, intentó no entrar en pánico, todavía había algo de esperanza, tenía que encontrar otra opción... Rhys se lo podía confirmar... Era eso... Necesitaba eso—. Hay algo más, Rhys, dime que es posible, por favor... Puedo negarme a recibirlos, ¿Cierto?

No era necesario que Rhys lo respondiera, él sólo bajó la mirada... Con esa acción Vlas lo comprendió todo, su corazón se quebró... Pero de todas maneras dejó que Rhys diera su explicación.

—Lamento decir esto, Vlas, pero esa es la mayor desventaja e injusticia de esta situación... Si o si necesitas elegir una de esas dos opciones, no hay vuelta atrás, ahora mismo ya estás condenado a esto, en dos semanas debes decidir... Tú, o el amor de tu vida —Rhys sentenció.

Todo... Todo se vino abajo... Ya no quedaba nada más... Vlas entró en pánico... Su mundo se derrumbó en un segundo, y ese futuro que deseaba para ellos desapareció lentamente de su vista... Oscuridad... Eso fue lo único que vio en ese anhelo... Nada... Su vida vacía... Triste y en soledad... Nada más.

Vlas tomó su cabeza con ambas manos, su respiración se aceleró, su garganta se cerró, sentía que moría, no podía escapar... Pero salió, el llanto no tuvo impedimento, y las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro sin freno.

—¡No! ¡No! ¡Por favor no! ¡NO! ¡NO PUEDE SER! ¡¿Qué hago Rhys?! ¡Por favor ayúdame!

Su serenidad se perdió, y ya se encontraba quebrantado ante el inminente sufrimiento. No iba a volver a ser lo mismo y él lo sabía... Pero tampoco había algo que pudiera hacer... Todo estaba perdido... Todo se había vuelto una tragedia... Una historia sin final feliz.

—Espera... Cálmate, por eso volví, para ayudarte. —Rhys lo intentó calmar apoyando una mano en su espalda—. Pero cálmate, por favor, podemos ver bien la situación y encontrarle una solución, pero necesitas calmarte, pensar las cosas en frío, no puedes tomar una decisión en este estado.

Todo lo que dijo fue inútil, el pánico de Vlas sólo se agravó.

—No puedo Rhys, no hay vuelta atrás, ¿Por qué sucede esto? Ella no... Todos menos ella... Por favor... Por favor...

No sabía qué hacer, no podía parar de llorar, sus lágrimas no frenaban, sus sollozos eran más y más fuertes cada vez... Nunca había llegado hasta ese punto... Caía y caía en la desesperación, su alma abatida no le dio esperanza... No la volvería a encontrar.

Rhys sabía que eso sucedería, y que él no podría evitarlo, le partía el corazón ver a su hermano así, y más impotencia le daba ser inútil en esa situación... Era un mandamiento del destino, él no podía interponerse en este tipo de situaciones que superaban cualquier poder humano, aunque él también lo superaba... Pero por más poderoso que fuera... Sus seres queridos sufrían igual... Era un castigo eterno. 

—No lo sé, Vlas... Lo siento, pero esta vez no puedo hacer nada, todo el poder del mundo y no puedo evitar que tú sufras... No puedo confrontar al destino y dejar que seas feliz... Soy un maldito inútil... Pero es así, Vlas... Tienes dos semanas para tomar la decisión, no te quiero presionar, pero es mejor que estés preparado y que no te suceda lo que me sucedió a mí

Su hermano se había calmado un poco, lo intentó consolar con esas palabras, pero parecía que pensar en eso no calmaba a Vlas, y comenzó otra vez.

—No puedo perder a Zenda, Rhys... Ella es mi todo... ¿Cómo podré ser feliz sin ella a mi lado? ¿Cómo será mi futuro sin ella? Me dio todo, era una realidad en la que amaba vivir... Sé que tú me entiendes, Rhys, no puedo perderla, pero tampoco quiero morir, sería egoísta, no podría dejarla sola en un mundo así, es imposible que pueda decidirme, Rhys... Lo siento.

Su voz quebrada y ronca detallaban a gran medida su destrucción sentimental... El dolor y la impotencia ya lo habían superado... El miedo y la desorientación... A veces sólo ella podía calmar algo así... Pero ella... Ella... ¿Podría seguir haciéndolo? Tal vez no... No podría hacerlo de nuevo jamás.

—Te entiendo más que nadie, Vlas, después de todo, Lara es lo mismo para mí que lo que es Zenda para ti... Aun así tampoco soy nadie para juzgar tus sentimientos cuando no estoy en tu misma situación, me pasó lo mismo hace diez años, estaba en la misma encrucijada y un sólo movimiento mal hizo que perdiéramos a Demian... Me culpé toda la vida por eso, pero luego entendí que a pesar de todo, somos humanos, estamos hechos para esto, morir... Luego de que perdí ese miedo hacia la muerte pude aceptar el destino que se me había dado, y decidí crear uno nuevo para mí y los que amo, ese es el mundo que quiero cambiar, y sin tu ayuda no podría Vlas. —Rhys ayudó a su hermano a alzar su mirada, y la cruzó con la suya—. Pero es tu decisión, y déjame decirte que no importa la que tomes, te apoyaré siempre... Si decides entregar tu vida por ella, quiero que sepas que tomaré tus sueños y los haré realidad, viviré por ti y por Demian el resto de mi vida... Y quizás en el futuro también llegaré a estar con ustedes... Por otro lado, si eliges la otra opción quiero que sepas que estaré contigo para ayudarte a superar el inmenso dolor que te dejará esa perdida, como te dije anteriormente, en soledad nunca podrías ser capaz de vencerlo, estaré siempre, Vlas, para lo que sea que necesites... Esto ya está en ti y en ella, yo no puedo hacer nada al respecto, sólo esperar tu decisión.

Su mano recostada en el hombro de Vlas se deslizó hasta su espalda, y le dio un último abrazo. Su hermano ya se había calmado... También respondió él abrazo, aunque... ¿Por qué con tanta suavidad?

—Gracias hermano... Gracias por volver, gracias por todo lo que estás haciendo por mí, no me alcanzarían las palabras para agradecerte tanto... Pero ahora quiero estar solo, por favor, no haré ninguna locura, te lo juro... Sólo quiero meditar todo lo sucedido e intentar tomar una decisión, puedes ir tranquilo.

Vlas suspiró, y se dejó caer en sillón de la habitación.

—¿Seguro? —Rhys lo miró con preocupación

—Sí, ve —afirmó Vlas. Rhys le hizo caso y se dirigió hacia la puerta—. Espera... —lo interrumpió—. Por favor, no le digas nada a nadie... Sé que Lara ya lo sabe, pero, por favor, que nadie más se entere, ¿Si?

—Tranquilo... Es un secreto seguro conmigo. —Rhys colocó su mano en su corazón—. Por cierto... Toma esto —dijo, lanzándole el botón de plata—. Lo encontré en tu habitación el día del muelle... Me encantó saber que lo guardabas... ¿Sabes? Ese botón me dejó algo en claro... Que no todas las promesas son imposibles, y que, si tenemos voluntad, y los sentimientos nos acompañan... Se pueden cumplir. —Esbozó una sonrisa que su hermano replicó—. Ahora con tu permiso, me retiro —manifestó, antes de salir por la puerta dejando a su hermano solo en la habitación.

Vlas cerró los ojos y lanzó su cabeza hacia atrás... Comenzó a recordar momentos vividos con Zenda. Diez años a su lado pasaron como un tren bala por su cabeza. Terminaron haciendo que unas lágrimas cayeran por su rostro, y cuando menos se lo esperó cayó dormido esperando que todo haya sido un sueño, aun así, sabía perfectamente que eso era imposible y que en algún momento tendría que decidir, y afrontar ese trágico destino... Pero él lo había prometido... No haría a Zenda sufrir.


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