Nada importante o especial surgió durante toda la cena. Fue más como una verdadera puesta al día entre amigos. Mariana se quedó en casa de Fil todo lo que pudo. Sin embargo, no pudo quedarse a dormir por su trabajo y los planes de Fil para el día siguiente.
Y así, el próximo día llegó sin condiciones.
Sería mentir si Fil dijera que no extrañaba la oficina y la gente con la que trabajaba. Después de todo, su razón para trabajar de forma remota era que necesitaba alejarse de ciertas personas. Pero definitivamente no era nadie del despacho. Si algo, de alguna manera los extrañaba, sus bromas, su brillantez y su compañía.
—Ah, cielos —Elise se sentó en blanco frente a su escritorio—. Pensé que no lo lograría.
—¿Trabajando hasta tarde anoche?
—Sí —respondió Elise con somnolencia a la persona que le hablaba sin mirarla—. Tengo que enviar esto a Fil o si no ella tendría que hacerlo por sí misma. Ya está lejos y está agobiada de trabajo, así que no puedo...