Cuando Lola pidió una cita, Jorge estaba extremadamente feliz. Sabía que darle a Anna un nuevo papel sin el conocimiento de Noah iba a hacer que viera personalmente a la chica. Ella es la que quería de todas formas, le importaba menos si ella estaba follando con Noah en ese momento, todos saben que ese hombre no se toma en serio a ninguna mujer.
—Una ubicación extraña para una reunión de negocios, ¿no te parece? —Jorge se apresuró a su lado mientras extendía su silla y ella se sentaba. Anna se comportaba con gracia y elegancia y observó al hombre mayor ser su sirviente por unos segundos sin que él lo supiera.
Ella trataría con él de maneras indecibles, se quitó sus gafas oscuras y la mascarilla mientras le sonreía.
—¿No te gusta este lugar? —preguntó Jorge también sentándose y la chica no respondió. Sus ojos ávidos recorrían su cuerpo mientras disfrutaba de la vista. El vestido que llevaba podría hacer que dos naciones lucharan.