Los ojos de Jack pasaron de Violeta, a Lucinda y finalmente se detuvieron en Lance.
Violeta pudo sentir que el ambiente se enfriaba al instante.
No sabía qué hacer.
Era evidente que Jack estaba enfurecido con ella, no solo por haber traído a Lance a su territorio, sino por no habérselo contado.
—Lucinda, llévate a Violeta adentro —afirmó sin mirar a Violeta.
—Jack, déjame explicarte, por favor.
—Ahora, Lucinda —enfatizó, ignorándola.
Lucinda miró a Violeta y le pidió perdón mientras tocaba el hombro de Violeta y tiraba de ella hacia delante.
Pero Violeta no iba a dejar a Lance a solas con Jack.
Y menos cuando estaba claramente enojado.
—No voy a ir a ninguna parte, ¿de acuerdo? —aclaró apartando la mano de Lucinda de su hombro—. Te dije que me iba a encontrar con él de nuevo, no estoy haciendo nada a tus espaldas —explicó, aunque nadie se lo pidió.
Jack aún no la estaba mirando.
Tenía sus agudos ojos fijos en Lance, que también lo miraba sin expresión.