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6.45% Gaia - La Ira de los Dioses / Chapter 2: Capítulo 1: Adler

Capítulo 2: Capítulo 1: Adler

15 de Febrero de 2021

El estridente sonido de mi alarma retumba en mis oídos, avisándome que ya son las 7 de la mañana y es el inicio de un nuevo día. Abro mis ojos, veo el techo blanco de la habitación y me siento en la cama mientras se me pasa la somnolencia.

 Como siempre, la cama de al lado ya está totalmente tendida y limpia. Isaías, mi compañero, va a sus entrenamientos desde las 5am, no sin antes dejar su lado del cuarto impecable.

 Sin lugar a dudas, los deportes no son lo mío.

Busco cualquier playera en mis cajones y me pongo los pantalones menos arrugados que encuentro, mi clase de estadística empieza hasta las 8, pero el edificio C me queda lejos y no planeo empezar mi día corriendo.

Entro al baño para lavarme los dientes, veo mi reflejo en el espejo, mis ojos cansados y mi cabello hecho un desastre solo hacen que el pensamiento más cliché se repita en mi mente.

Odio los lunes.

Envidio a todos aquellos que tienen cabello grueso y pueden salir sin necesidad de dedicarle tiempo a peinarse, por desgracia herede el cabello oscuro y rebelde de mi padre asi como el extremadamente lacio de mi madre, aunque eso ultimo solo lo puedo deducir por las pocas fotos que he visto de ella.

 

Salgo con suficiente tiempo para pasar por un café de la máquina que está a la entrada de los dormitorios. El primer sorbo me quema la lengua, está demasiado caliente y su sabor terrible, pero empezar el día sin cafeína no es una opción, además, es lo más barato que puedo encontrar en el campus. Acompaño mi café con un par de galletas baratas de la máquina expendedora de al lado, no sé si a esto se le puede llamar desayuno, pero me basta para aguantar hasta la hora del almuerzo.

 

Llego al salón tres minutos antes de la hora, le doy un último trago a mi café y tiro el vaso completamente vacío en una papelera antes de entrar al aula. No doy más que un par de pasos al interior para cuando escucho una grave y estruendosa voz atrás de mi seguida de una palmada en la espalda que me retumba en todo el cuerpo.

—¡Marcos! ¡Tarde como siempre! ¿No? —me doy la vuelta y me encuentro con una mole de 1.95 metros frente a mí.

—Marco —le respondo con apatía—, ya te lo he dicho, es sin la S.

—Ah, sí, sí, eso, pero igual, suena mejor Marcosss. "Marco" a secas suena a nombre incompleto —contesta Rubén mientras se ríe de manera escandalosa.

—Además, no llegue tarde, llegue al límite, quien viene con retardo es el profesor, tal y como lo hace cada día.

—Sí, siempre llega cuando le da la gana ¿Y se supone que yo si llegue temprano?, eso no es para nada justo, si no fuera porque estoy a punto de reprobar ni siquiera vendría a su clase —refunfuña mientras intento encontrar la manera de irme a mi asiento.

—Eso dices, pero faltaste a casi todas las clases de la semana pasada.

—Oye, las materias se repiten, las fiestas no —se ríe nuevamente.

—Anda, vete a tu lugar, a diferencia de ti yo no quiero problemas cuando el profesor llegue.

—Cagón —se burla de mi mientras se va a su lugar, pero al menos gane unos minutos de silencio en lo que empieza la clase.

Rubén tiene demasiada energía para ser la primera clase de la semana, creo que el futbol americano le ayudaba a deshacerse de ese exceso, pero hasta donde sé, su irresponsabilidad y mal actitud le ganaron la expulsión del equipo hace mucho, pero no estoy seguro, después de todo, su mala fama es causada principalmente por su apariencia de delincuente: es alto, fornido, tiene una mandíbula prominente y una mirada que lo hace parecer enojado todo el tiempo, aunque tras conocerlo un tiempo creo que solo es hiperactivo, impulsivo, un poco prepotente… quizá temperamental… puede que se haya ganado su fama con buenas razones.

 

La clase termina a las 9:30 y la siguiente la tengo en el edificio B por lo que no pierdo tiempo. Rubén, por otro lado, se queda jugando a algo en su celular, su siguiente clase debe ser hasta mediodía, las consecuencias de deber tantas materias es tener un horario hecho un desastre.

 

El timbre de las 11:15 marca el inicio del receso y con mi estomago acostumbrado a la rutina también marca el momento en que empieza a gruñir. Me dirijo a la cafetería como siempre, compro el sándwich del día y un café que es ligeramente menos malo que el de máquina.

Paso de largo del comedor y subo las escaleras hasta el tejado, donde la puerta, que debería estar cerrada al público… está abierta, por lo que ellos ya deben estar aquí.

Tras unos segundos cegado por la luz del exterior logro ver la misma silueta de 1.95 de esta mañana, a su lado, contrastando bastante, está la silueta desgarbada y lánguida de Santiago.

—Hola —saludo a la vez que cierro la puerta tras de mi—, si planeaban ir a la cafetería ya es tarde, está atiborrado, tendrán suerte si consiguen algo.

—Buenos días… —responde Santiago en voz baja y con la timidez usual—, no te preocupes... yo ya desayune y…

—¡Oh! así que vienes de la cafetería… quiere decir que también nos traes de comer ¿Cierto? —lo interrumpe Rubén bromeándome.

—Tengo un par de chicles en el bolsillo, tómalo o déjalo.

—Ah mira nada más, que sin vergüenza, ¿Sí o no Tiago? —exclama dándole una palmada a Santiago mientras se ríe, la cual por poco lo derriba. Es un mastodonte que no sabe medir su fuerza—, pero bueno, a caballo regalado no se le ve colmillo. Tiago, tu no quieres chicles ¿Verdad?

—No, no… así estoy bien… gracias.

—Perfecto, entonces yo me quedo con el tuyo —festeja con una sonrisa de victoria.

—Está bien… quédatelo…

—¿¿Otro café más?? —exclama Rubén cambiando de tema al notar mi bebida—, tanta cafeína te va a hacer daño.

—¿Tienes el descaro de regañarme mientras hace eso? —le replico señalando el cigarro a medio terminar que tiene entre sus dedos.

—Es diferente, de hecho, vi un video que decía que una taza de café es peor que una cajetilla entera. La cafeína es el verdadero veneno.

Me lo dice con una cara tan seria, que tengo que respirar hondo… y exhalar. No puedo discutir contra su ignorancia y terquedad, no es una pelea que pueda ganar.

—Cada quien escoge su veneno —digo dándole un trago a mi café a lo que me responde llevándose su cigarro a la boca y aspirando con fuerza a manera de burla.

 Santiago y Rubén platican mientras desayuno, de vez en cuando me uno a la conversación pero cuando el reloj marca las 11:50 me preparo para irme. Rubén también debe tener clases, pero parece no importarle mucho.

 

No tengo idea de cómo se conocieron esos dos, son un par muy… dispar. Rubén es alguien intimidante y difícil de tratar, por el contrario, Santiago es tímido y callado por lo que ninguno es muy bueno siendo amigos, y pese a que desde fuera podrían pensar que Rubén es un abusivo que se aprovecha de Santiago, la realidad es que parecen ser muy buenos amigos… creo.

Podría intentar conocerlos mejor, hacerme más amigo de ellos, pero… tengo poco de haber llegado y probablemente no me quede mucho tiempo por aquí, mi padre podría decirme que nos mudaremos la siguiente semana si asi lo necesita, consecuencias de estar metido en la política y esas cosas.

Llegados a este punto ya estoy acostumbrado, tanto a mudarme como al hecho de que cualquier persona que conozca desaparecerá de mi vida tras un tiempo, ninguna amistad o pareja soporta tanta distancia e inconsistencia, por lo que el esfuerzo de conocer gente se siente como una pérdida de tiempo.

Pese a eso, no me quejo, he conocido muchas ciudades y aprendido muchas cosas, además, solo necesito soportarlo un poco más hasta terminar la carrera.

 Una vez finalizadas mis clases de la tarde me detengo en un lugar al azar para comer, de la cena me preocupare en la noche, en el dormitorio debe haber suficiente para preparar algo sencillo. Con eso planeado solo me faltara hacer la tarea y después podre perder el tiempo en internet un rato hasta quedarme dormido.

 

16 de Febrero de 2021

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo, la misma cama tendida a mi lado, la misma rutina para alistarme, el mismo café de la misma máquina, las mismas clases, el mismo sándwich y la misma azotea en la que hoy solo se encuentra Santiago leyendo un libro.

No es usual que solo estemos nosotros dos, por lo que intento evitar un silencio incomodo empezando una conversación… igual de incomoda.

—Hey… ¿Qué pasa? —intento saludarlo de manera casual.

—Buenos días… no pasa nada… por alguna razón Rubén no ha llegado.

—Sí, me di cuenta antes de abrir la puerta al no escuchar su voz retumbando por todos lados.

—Si… habla bastante fuerte —responde con una ligera risa.

Pasan los minutos… y el silencio incomodo que quería evitar aparece de todas maneras.

—Y… ¿Qué lees?

Esto es difícil, no tenemos mucho en común.

—Un libro sobre mitología, es de dioses y constelaciones —responde con… ¿Mas animo? No se

—Oh… ¿Te interesa la mitología?

—Sí, bueno… no, más o menos… realmente lo tome por el tema de las constelaciones.

—Entiendo, ¿Tiene que ver con tu club de astronomía?

—No, no del todo, fue más por interés personal.

—Ya veo… —llegados a ese punto la conversación murió nuevamente.

 Al final Rubén no se apareció, aunque con Santiago enfrascado en su libro la incomodidad termino disminuyendo hasta que la hora de irme y seguir con mi día llegó. Las mismas clases, una comida al azar al final del día y una noche igual que la anterior.

 

17 de Febrero de 2021

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo, la cama de Isaías tendida como todas las mañanas, me alisto y me voy. El mismo café, las mismas clases y el mismo sándwich, no quiero experimentar con la comida de la cafetería.

En la azotea esta Rubén sin hacer nada y Santiago leyendo su libro por lo que tenemos un almuerzo tranquilo.

Las mismas clases de la tarde, una comida al azar nuevamente y una noche con más tarea de la habitual que me quita mi tiempo de ocio en internet.

 

18 de Febrero de 2021

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo, me siento, la misma cama tendida a mi lado, me alisto. El mismo café, las mismas clases, el mismo sándwich.

En la azotea esta Rubén dormido en una banca y Santiago leyendo. En su libro hay un guarda páginas que me hace notar cuantas avanzó, parece ser un lector muy rápido. 

Tras unos minutos de silencio, un bostezo digno de un oso nos toma por sorpresa a ambos.

—Que buen sueñito me eche, estas son las bancas más cómodas del campus, es un lujazo tener este lugar para nosotros —dice Rubén estirando sus piernas.

—Si… es un lugar cómodo… —contesta Santiago.

—¿Realmente está bien que estemos aquí? —pregunto un poco intrigado, subo a este lugar a diario como si nada, pero ciertamente no es un área de uso público.

—Si… no hay problema, como encargado del club de astronomía, soy responsable de estas llaves… y mientras no hagamos nada malo… estará bien.

—Y… ¿fumar en el campus no es algo malo…? —pregunto viendo a Rubén encendiendo un cigarro.

—¿Eh? ¿Qué? Por esto no hay problema… técnicamente no estamos "dentro" del campus, estamos… "arriba" —Rubén se excusa exagerando su voz—, a eso súmale que tirando las colillas por aquí el viento se las llevara bien lejos, y como dice el dicho "sin evidencia no hay sentencia".

Su argumento me deja sin palabras por lo ridículo que es, pero no tengo de otra más que reírme para mis adentros y rendirme.

—Pues… sé que nadie sube aquí… así que… no hay problemas mientras no dejemos basura o rompamos algo.

—¡Ese es mi Tiago! —celebra Rubén rodeándolo con el brazo… pero por la diferencia de altura parece más una llave de la lucha libre.

 

19 de Febrero de 2021

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo, me siento, la misma cama tendida a mi lado, me alisto. El mismo café, las mismas clases… maldición… en la cafetería ya no hay sándwiches por lo que veo obligado a comprar un burrito de mala gana.

En la azotea esta Rubén jugando en su celular aunque no desaprovecha la oportunidad de burlarse de mi por no conseguir un sándwich, sabe bien como me irrita que algo asi me pase. Santiago ya está por acabar su libro, por lo que hoy está especialmente concentrado en él.

 

20 de Febrero de 2021

Mi alarma no hace acto de presencia hoy por lo que duermo hasta más no poder. Bendito sean los fines de semana. Isaías pasa el día afuera, probablemente en entrenamiento de natación o saliendo con su novia, es muy dedicado… bien por él.

 

21 de Febrero de 2021

Me levanto a medio día y voy directo a mi escritorio, tengo un día lleno de tareas atrasadas por delante, aun asi hago espacio para jugar videojuegos y comer, necesito tomar descansos periódicos para mantenerme motivado, es lo más eficiente ¿No?

 

22 de Febrero de 2021

Suena la alarma, el fin de semana acabo, la rutina comienza de nuevo. Abro los ojos, el mismo techo, me siento, la misma cama tendida, me alisto. El mismo café, las mismas clases, mi usual sándwich, y por ser lunes… otro café. En la azotea esta Rubén dormido y Santiago leyendo un libro nuevo acerca de griegos o algo asi.

 

23 de Febrero de 2021

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo… un momento… no es el mismo techo… en realidad… no hay techo… me siento en la cama… la cama de Isaías no solo no está tendida… simplemente no está… ni las paredes… ni nada a mi alrededor.

Entro en pánico, me levanto, veo el reloj… ya no hay reloj, volteo a mi cama… ya no hay cama.

No hay nada… solo oscuridad a mi alrededor. Empiezo a sudar frio a la vez que mi respiración se agita.

—¿¡Hola!? —vocifero con todos mis pulmones— ¿¡Hay Alguien!?

No se escucha nada, ni siquiera el eco de mis gritos.

—Debo estar soñando… tengo que estar soñando… sí, estoy soñando —me repito a mí mismo para tranquilizarme.

—Hooola —dice una voz suave con tono cantarín tras de mí.

—¿¡Que rayos!? —me doy la vuelta y me encuentro a un hombre rubio, delgado y que aparenta mi edad..

Quedo paralizado de la sorpresa al verlo meciéndose en el aire como si estuviera en una hamaca invisible.

—Hola, mucho gusto Marcos, estoy aquí pa…

—¿¡Quién eres!? ¿¡Dónde estoy!? ¿¿Estas volando…?? ¿Estoy soñando…? —pregunto muy confundido mientras volteo hacia todas direcciones.

—Bueno, contestando a tus preguntas, soy ∂Ψ∄ΤΦ —Un sonido inentendible y confuso sale de sus labios—, primero, podríamos decir que estamos dentro de tu cabeza, segundo, si, si estoy flotando y tercero, no, no estas soñando, estoy proyectando mi energía dentro de tu conciencia mientras tu cuerpo está en un estado de reposo profundo… puede sonar como si fuera un sueño, pero no es un sueño.

Mientras dice esto, el hombre mantiene una voz muy relajada y una sonrisa despreocupada en el rostro… poniéndome aún más nervioso ya que con su extraño look, un traje blanco y una camisa amarilla desabotonada, no daba nada de confianza.

—Como te decía, la razón por la que est…

—No, no, a ver, esto debe ser un sueño, lo que dices no tiene sentido, aparte… ¿¿Como dices que te llamas??

—¡Oh! cierto, mi nombre no se traduce automáticamente a tu idioma… mira, en tu mundo he sido conocido por muchos nombres en diversas religiones y culturas, creo que ahorita el nombre más popular por el que me conocieron es Loki.

—¿Qué? ¿¿Loki?? ¿¿Loki el dios del engaño?? —replico con incredulidad.

—Bueno, engaño… suena muy feo, o sea si, hice muchas escenitas con los nórdicos, pero eso es otro tema, en general podría ser considerado un dios, una deidad, un ser trascendental, pero para que me entiendas considérame más como el Dios del Esparcimiento, eso sí suena más elegante —exclama pavoneándose—, aunque también aceptaría ser llamado el Dios de la astucia o como "Su excelencia"

—Em…si, aha… si… —ahora estoy completamente convencido de que estoy soñando.

—Que no niño, soy el dios Loki… aunque realmente no me gusta ese nombre, los nórdicos no tenían buen gusto.

—¿Quieres que me crea que esto no es un sueño… y que tú eres un dios que vino ante mí? —lo cuestiono con sarcasmo.

—Exacto, ya nos estamos entendiendo.

—Debo bajarle la cafeína…

—Que irritante eres la verdad, que malas vibras contigo —dice haciendo puchero cruzándose de brazos.

Me mira de arriba abajo con disgusto. Me apunta con el dedo desde el cual una pequeña pero brillante luz aparece, el hombre sonríe de manera picara y tras ello, un láser sale golpeando mi hombro.

—¡Joder! ¿Qué fue eso? —reclamo mientras el ardor en mi piel me hace retroceder.

—Eso fue dolor, más específicamente dolor muy real para que te des cuenta de que esto no es un sueño.

Me quedo atónito… la sensación es muy realista, más de lo que alguna vez podría haber sentido en un sueño… es lo suficientemente real para que mi incredulidad flaquee.

—A ver, Dios… "Loki", entonc…

—Adler —me interrumpe justo cuando intento dialogar de verdad.

—¿Qué?

—Adler, llámame Adler, Loki no trasmite mi superioridad, por lo que esta vez quiero bautizarme a mí mismo, ¿A que suena más poderoso? —la situación se está volviendo demasiado extraña.

—Ok… Adler… tú que supuestamente eres un dios, ¿A qué vienes a mis sueños? —pregunto mientras me cuestiono a mí mismo si no estoy perdiendo la cordura.

—Esto no es un sueño y no estás loco, estoy proyectando mí…

—Ya, ya, lo que tú digas, ¿Por qué? —lo interrumpo impaciente.

—Yo, Adler, vengo a otorgarte mi suprema bendición —dice con suma elegancia—, por lo que, Marcos, para completar el contrato te lo preguntare formalmente.

Adler se "para" firme y me ve a los ojos

—Yo, Adler, te ofrezco mi bendición … elige: ¿Deseas recibir mi poder divino? —pregunta mientras extiende su mano derecha hacia mi— ¿O deseas olvidarme a mí y recordar todo esto como solo un sueño? —continua mientras extiende su mano izquierda de la misma manera.

—¿Acaso esta es una especie de píldora roja y píldora azul?

—¡Al fin alguien que me entiende! —exclama emocionado—, esa película es mi favorita, sin duda los humanos dieron un gran paso en su estatus al crear semejante maravilla.

Adler empieza a divagar pero se da cuenta de que está saliéndose del tema, vuelve a pararse derecho y me extiende sus manos.

—Dime Marcos, ¿Qué decisión tomaras?

—¿Qué esperas que responda en una situación tan surreal como esta? Para empezar mi nombre no es Marcos, es Marco, sin la "s" al final.

—¡Ay ya! Eres una batalla —reclama mientras pone su mano en su cintura con una evidente irritación—, de todos modos, te di mi bendición antes de empezar todo esto.

—¿Entonces para que me diste a escoger?

—Pues para hacerlo más dramático y divertido, pero olvídalo, ya está hecho.

—Aha… ¿Y cómo es eso? —pregunto aun incrédulo.

—Yo te entregue parte de mi poder en forma de mi bendición se cultivara dentro de ti y se empezara a manifestar.

—¿Manifestarse cómo?

—Oh que preguntoncito eres, primero desconfías y ahora no paras de cuestionarme, mira, ya te dije quién soy, ya te di mi poder, mis obligaciones aquí terminaron.

—Pero si no me has dicho nada ¿Por qué haces todo esto? ¿Qué es eso de tu bendición? ¿Cómo si quiera sé si realmente no estoy soñando?

—Y sigues con las preguntas y preguntas —refunfuña como una diva—, ¿No puedes solo estar contento porque un poderoso dios como yo te está dando súper poderes?

—Hasta donde yo sé Loki era un dios bastante débil y que solo causaba estragos porque envidiaba a Thor —respondo irritado, aunque sintiéndome estúpido por estar discutiendo con un producto de mi imaginación.

Ante mi desafiante respuesta la cara de Adler se desencaja y su voz cambia radicalmente.

—Mira humano de pacotilla, yo no tengo nada que envidiar a nadie —exclama mientras me ve con una cara bastante enojada… aunque tras unos segundos parece recapacitar y volver a su anterior expresión de supuesta serenidad—, no es mi problema que los nórdicos hayan elegido poner a chispitas como el bueno, como dije, no tenían buen gusto, aparte tampoco es mi problema lo que decidas o no creer, mi trabajo aquí está hecho.

—Apenas y me respondiste un par de cosas.

—Muy tarde, malgastaste tu tiempo con preguntas inútiles, bye, bye, Marcos♪♫.

Asi como se apareció… simplemente se desvanece en el aire dejándome en un vacío total. No pasan ni un par de segundos cuando mi conciencia empieza a nublarse hasta que siento que yo también empiezo a… desvanecerme…

 

Suena la alarma, abro los ojos, el mismo techo, me siento, la misma cama tendida a mi lado, me alisto y… espera… ¿Qué fue todo eso?

Los recuerdos del sueño empiezan e hacerse presentes en mi mente, pero fue solo eso ¿no? Un simple sueño…

Pero todo era tan… vivido… no, no, estaría loco si me dejo engañar por un sueño extraño. Me termino de alistar, me dirijo a mi salón no sin antes pasar por la máquina de café y… quizá sea mejor comprar otra cosa.

 

Estadística multivariante, como si la normal no fuera la suficientemente complicada. El profesor llena el pizarrón con tablas, gráficas y garabatos que nunca logro entender del todo… aunque esta vez empiezo a seguir el ritmo de la explicación, quizá pasar de la cafeína fue buena idea.

Para cuando menos me doy cuenta la mitad de la clase se fue en un parpadeo y de alguna manera me las arregle para hacer una gran cantidad de apuntes que… logro comprender.

¿La estadística siempre ha sido tan sencilla? ¿O es que nunca había puesto atención? ¿¿Rubén tenía algo de razón con respecto al café??

Tomo mi libro de texto, empiezo a hojearlo y revisito viejos temas que en su momento no entendí por completo. Leo párrafos enteros a gran velocidad comprendiendo cada palabra y ejemplo, a este paso podría leérmelo entero en cuestión de…

 

Nuevo Conocimiento Aprendido

Nociones Básicas de la Estadística Multivariante

 

—¿¡Que…!? —una ventana con un mensaje escrito en ella aparece frente a mis ojos flotando en el aire.

La sorpresa y la confusión hacen que me sobresalte y tire el libro al suelo. Todas los ojos se dirigen hacia mí, en especial la poco amistosa mirada del profesor.

—¿Sucede algo? ¿joven? —pregunta el profesor no muy contento.

—No… no… nada —miento mientras intento disimular que no estoy teniendo una alucinación en este momento.

—Entonces hágame el favor de mantener la compostura, estamos en medio de clase.

Él prosigue con su explicación, pero no escucho ninguna de sus palabras, me mantengo absorto en esta especie de… ¿Mensaje?… ¿Esto es algún síndrome de abstinencia? ¿O será que estoy enfermo? ¿¿O demente??

Toco mi frente para revisar mi temperatura, pero aparte de mi respiración un poco agitada por la sorpresa y del hecho de que estoy alucinando… parezco estar sano. Debo calmarme, puede que solo este cansado, después de todo tuve una noche extraña…

Debo inhalar profundo… mantener… y exhalar.

Esto es solo algún síntoma por la abstinencia a la cafeína.

Inhalar profundo… mantener… y exhalar.

Repito el proceso de meditación una vez más y la ventana desaparece, suspiro lleno de alivio y respiro hondo una vez más para disipar mis preocupaciones.

 

Nueva habilidad Aprendida

Respiración Zen — Entras en un estado de plena calma

 

Me sobresalto ante una nueva ventana que emerge de la nada al igual que la anterior, ganándome asi, una vez más, la atención de todos.

—Joven, si no le pasa nada le tengo que pedir de la manera más atenta que no distraiga la clase a menos que quiera ser acreedor a una sanción —me advierte con un tono severo.

—Lo siento… —la usual vergüenza que me llenaría en esta situación es totalmente opacada por la confusión y desconcierto causados por estas alucinaciones—, aunque… en realidad creo que no me encuentro muy bien ¿Podría salir un momento a tomar aire?

—¿Un poco de aire? Si tan mal se siente háganos un favor y váyase a la enfermería, lo que sea para que cese con sus interrupciones —dice con la nula tolerancia de siempre, pero que no podría importarte en estos momentos.

Le tomó la palabra y salgo del salón con mis cosas sin darle importancia a su tono pasivo-agresivo, en este momento solo quiero regresar a mi habitación y descansar un poco.

 

Recostado en mi cama y viendo el mismo techo de siempre intento analizar que rayos paso en el salón, el miedo de que sean los primeros síntomas de alguna clase de desorden mental me empieza a agobiar, pero en cuanto me intento tranquilizar respirando profundamente me veo envuelto en una sensación de calma… de manera muy antinatural… tanto que me empiezo a agobiar otra vez, entrando en un ciclo desesperante.

 

Tengo que pensar con lógica, repasemos los hechos:

Tuve un sueño muy extraño y realista, donde un dios dijo que me daría su bendición.

Abrí los ojos recordando todo vívidamente y empecé a ver estos extraño mensajes…

Hay 2 opciones:

O estoy desarrollando alguna especie de súper poder.

O estoy desarrollando algún tipo de esquizofrenia severa…

Esto no está ayudando.

—¡Los libros! —exclamo en voz alta mientras veo la estantería de Isaías, todo empezó con el libro de estadística.

Busco alguno que sea de un tema complejo... no tardo en encontrar toda una serie de libros sobre calculo diferencial, creo es un buen comienzo. Empiezo a leer el primer volumen sin saber que esperar, pero de nuevo, al igual que en clase, logro comprender cada tema con solo leerlo una vez, sin mencionar lo rápido que mis ojos saltan entre los párrafos, avanzando varias páginas en unos pocos minutos.

 

Nuevo Conocimiento Aprendido

Nociones Básicas de Calculo Diferencial

 

Tras unos 20 minutos leyendo sin parar la ventana reaparece, por un lado me siento aliviado al entender un poco lo que las desencadena… pero por otro… sigue siendo algo difícil de procesar.

Me salto al tercer volumen, sin embargo, pese a avanzar varias páginas en pocos minutos no logro comprenderlas del todo ya que desconozco varios términos y formulas.

 

ERROR

No es posible adquirir "Conocimientos de Calculo Integral Intermedio"

 

—Ok… al menos creo estar entiendo esto un poco más…

Regreso al primer libro y empiezo a leerlo a una velocidad aún más vertiginosa que antes sin darme cuenta.

 

Nueva Habilidad Aprendida

Devorador de Libros —tu Velocidad de Lectura Incrementa

 

Nuevo Conocimiento Aprendido

Conocimientos Básicos de Calculo Diferencial

 

En vez de continuar cuestionando mi salud mental tomo el siguiente volumen, una peculiar euforia y emoción me hacen olvidar todo lo demás. Una nueva ventana sale tras terminar el segundo, por lo que salto al siguiente y al siguiente y al siguiente.

Una jaqueca muy intensa es lo que me logra traer de vuelta a la realidad. Cuando despego mis ojos de las páginas del libro todo mi alrededor se ve borroso, me recargo en los muebles para no perder el equilibrio y asi alcanzar mi cama. Necesito un descanso… siento como si hubiera estado viendo el sol durante mucho tiempo…

 

Abro mis ojos, veo el techo blanco de la habitación y me siento en la cama mientras…

—¿Qué hora es…? —pregunto al aire

El reloj marca las 11:20 A.M. fue una siesta larga… ¿O corta? No sé cuánto tiempo estuve leyendo, se sintió como si solo hubieran sido minutos pero… debe ser mi imaginación… ¿No?

Levanto el libro del suelo y de pura coincidencia está en una página llena de ejercicios. Mis ojos se pasean entre las ecuaciones que mi yo del pasado… es más, mi yo de ayer, solo podría llamar garabatos, pero esta vez los problemas se desentrañan en mi mente sin siquiera esforzarme.

 

Nueva Habilidad Pasiva Aprendida

◆¡Matemático! — Tu velocidad de cálculo mental incrementa

 

Quizá esta es la prueba que necesitaba… podría estar alucinando estos mensajes flotantes, pero no la capacidad de resolver ecuaciones como estas… creo.

Ahora la cuestión es que… si esto llegase a ser real, entonces ese "dios", Adler, también lo es, lo cual me crea aún más preguntas sin respuesta, pero… creo que al menos hay una forma de dejar claro si estoy imaginando todo esto o no.

 

Subo las escaleras hacia la azotea de siempre, pero esta vez no con un sándwich, sino con una hamburguesa doble, me siento realmente hambriento y mi cuerpo exige algo contundente.

—Hola —me saluda Santiago desde una banca esta vez con un libro de su clase de leyes.

—Hola… ¿Has visto a Rubén? —pregunto esperando no haber llegado muy tarde.

—Aun no llega… pero no debe tardar.

—Entiendo, entiendo… —digo un poco decepcionado porque contaba con su presencia—, por cierto, ¿Qué paso con tus libros de constelaciones y la mitología? ¿Aun los tienes? ¿Ya no los leerás?

—No… no eran míos… quiero terminar el ultimo, pero debo enfocarme más en estudiar… por los exámenes que…

—¿No eran tuyos?

—No, los saque de la biblioteca… prestados… —me contesta con una expresión un tanto extrañada por mi insistencia en el tema—, ¿Por qué preguntas? Claro, si no te importa decirme…

—Solo tengo un ligero interés en ello —contesto intentando disimular.

—Oh, ¿Algún tema en particular? Si tienes alguna duda podría darte información o algo… —me dice un tanto emocionado por hablar de su pasatiempo—, también puedo ver con la bibliotecaria, es probable que los libros estén disponibles.

—No lo sé… —me doy cuenta que me deje llevar y ahora me siento mal por… ¿Ilusionarlo? La mitología no me importa mucho pero quizá algo de información de Adler podría serme útil—, ¿Decían algo sobre Loki? Algunas películas lo mencionan y es… un personaje curioso.

—En esos libros en específico no… estaban centrados en los griegos, Loki es de la mitología nórdica —me explica un poco decepcionado pero luego continua con una inusual elocuencia—, aunque en realidad la gran mayoría de culturas europeas comparten raíces en sus mitologías, Thor y Zeus, Artemisa y Skade, Dionisio y Byggvir, al final las sociedades siempre han buscado sentido a todo fenómeno de la vida asociándolo a deidades, por lo que incluso Loki tiene algunas contrapartes en otras mitologías.

—Eso es… interesante… —digo sorprendido de que su información concuerde bastante con lo que dijo Adler… cada vez más la teoría del desorden mental y las alucinaciones pierde fuerza.

—Lo siento… a veces me dejo llevar… —masculla avergonzado por la pasión con la que habló.

—No te disculpes, es interesante escuchar a alguien que sabe mucho de un tema —digo mientras pienso que no estaría mal investigar más de ello, con la ayuda de Santiago podría ser sencillo.

La puerta de la azotea se abre de un golpe, la enorme silueta de Rubén aparece tras ella acabando con la tranquilidad del ambiente.

—¡Aquí está! El señor rebelde —exclama Rubén en un tono estruendoso.

—¿De qué hablas?

—No te hagas el tonto Marcos, realmente hiciste enojar al profe esta mañana, te fuiste pero se mantuvo de mal humor el resto de la clase, ya sabes que es bien delicadito… pero es que enserio, eso de "podría salir a tomar aire" —hace una ridícula imitación de mi voz y luego se ríe—. Ni yo me atrevo a tomarle el pelo de esa forma, saliste del salón como si fueras el jefe.

—Pero el profesor me dio permiso —contesto sin comprender porque tanto alboroto.

—Parece que no has "tomado tu aire fresco" porque no te has dado cuenta de que el profe estaba siendo sarcástico —exclama entre risas.

—Creo que no note eso… —mi mente estaba muy ocupada con esos mensajes flotantes.

—Y mírate… —dice Rubén en un tono burlón—, dejas de lado tu sándwich por una salvaje hamburguesa, sin duda perdimos al viejo Marcos.

—Estas exagerando, solo es una comida distinta.

—Desde el primer día solo comes sándwiches, cuando no lo consigues y rompes tu rutina te pones de mal humor… y ahora llegas con una hamburguesa tras faltar a todas las clases de la mañana.

—Tiene razón… —Santiago se le une apoyándolo en su tontería—, hasta yo me sorprendí por la hamburguesa… aunque no lo mencione…

—¿Ya lo ves? hasta Tiago lo noto.

—Están imaginando cosas.

Rubén se sigue burlando, pero lo ignoro, es la manera más rápida para que se le pase, por lo que aprovecho para terminar mi comida.

 

—Oye —le digo mientras limpio mi boca.

—¿Para que soy bueno Marcos? —ni siquiera me detengo a intentar corregir mi nombre.

—¿Aun tienes tu guitarra?

—¡Claro que yes!

—¿Crees poder traerla mañana?

—Sin problemas —responde de inmediato, pensé que al menos dudaría un poco—, ¿Por?

—Me dio curiosidad aprender un poco de música, solo un ligero interés.

—Mi teoría de que fuiste sustituido por un clon malvado se solidifica cada vez más —responde viéndome con sospecha.

—¿Es un no?

—¿Cómo crees? —responde carcajeándose—, solo te estoy tomando el pelo. Claro que la traeré, te puedo enseñar dos o tres cosas.

—Él es muy bueno, lo he escuchado tocar —añade Santiago, a lo que Rubén infla el pecho con orgullo.

—Entonces contare contigo.

 En lo poco que queda de receso Rubén nos cuenta por qué llego tarde, en resumen, se metió en una pelea por una tontería, siendo casi atrapado por el decano. Para alguien que abrió la puerta acusándome de rebelde es increíble la cantidad de conflictos en la que se mete por razones estúpidas.

Fuera de ello, siendo que ya me salte las clases de la mañana decido hacer lo mismo con las del resto del día, tomando asi el tiempo para descansar y pensar sobre… todo.

Si fuera capaz de dominar esta habilidad y aprender todo lo que este dentro de un libro se me abrirían una gran cantidad de posibilidades… tendría el potencial de convertirme en un genio en lo que sea, incluso esta vez podría lograr aprobar el examen para entrar a medicina, es más, podría aplicar a la Nasa… aunque quizá estoy adelantándome mucho, mañana quizá pueda aclarar un par más de cosas sobre esta… "bendición".

 

24 de Febrero de 2021

Me despierto antes que la alarma sin nada de somnolencia por lo que me tomo mi tiempo para alistarme sin prisa, dormirme un poco más temprano hace bastante diferencia, o quizá sean las ansias de que llegue el receso.

Paso del café y las galletas, con los minutos que llevo de sobra puedo pasar por la tienda de jugos y comprar algo mejor. En el salón espero con impaciencia a que la clase empiece, aliviándome un poco al ver a Rubén entrar con su guitarra en mano.

 

Las clases, se vuelven especialmente interesantes al usar ese tiempo en revisar temas pasados y asi adquirir estos "desbloqueos" de conocimientos, solo debo hacerlo de manera moderada, no sé si abusar de ello me vaya a dar otra jaqueca como la de ayer.

El receso llega y soy el primero en salir del salón, pasando por la cafetería a toda prisa y asi encontrarme con ellos en la azotea lo antes posible.

—Y perdimos al Marcos rebelde —exclama Rubén con una falsa decepción al verme con un sándwich en la mano.

—Sí, ya se murió, pero primero que nada, gracias por traer la guitarra —le contesto haciéndolo reír por seguirle el juego a su broma aunque sea un poco—, quizá es precipitado pero… ¿podría escucharte tocar algo?

—Primero quisiera saber de dónde sale toda esta curiosidad, ¿Es que acaso ahora veremos al Marcos Músico?

—No digas tonterías.

—La verdad yo también estoy intrigado… —añade Santiago.

—Es mera curiosidad, en serio… aprender a tocar es una buena manera de pasar los ratos libres.

—Con los exámenes iniciando la siguiente semana estudiar debería ser más importante…

—¿¿Siguiente semana?? —cuestiono a Santiago.

—Si…

—Bueno… no pasa nada —digo al considerar que… si aprovecho bien mi habilidad podría elevar bastante mi promedio.

—Exacto, estudiar es para turbo nerds —exclama Rubén sobrado de confianza—, sin ofender Tiago.

—¿Entonces podemos empezar con lo de la guitarra? —insisto en regresar al tema principal.

—Oh pues…. Calma, calma mi querido padawan, antes de tocar un instrumento, tienes que conocerlo… conectar con "ella", esta no es una simple guitarra, su nombre es… "La Mamalona"… mi favorita.

—¿¿Tiene nombre??

—Pero pues claro que sí, tienes que tratar a los instrumentos con cariño, son como un barco, capaz de llevarte a donde quieras con la música —me toma por sorpresa con ese lado tan… artístico y quizá poético, normalmente lo veo solo como un musculitos medio cabeza dura—. Esta fue mi primer guitarra, tengo muchos años con ella pero nunca me ha defraudado, y echas las presentaciones, ya puedo mostrarles de que somos capaces yo y "ella".

Su rostro cambia drásticamente, al posicionar su guitarra bajo su brazo, su sonrisa y mirada burlona desaparecen dejando una expresión que emite una tranquilidad que nunca le había visto.

Empieza a tocar una melodía realmente bella con una suavidad y armonía que no esperarías de alguien como él.

—Eso fue impresionante, no sabía que eras tan bueno tocando —lo elogio ya que parecía estarme viendo en espera de algún tipo de aprobación. Fuera de ello ninguna ventana emergió con solo verlo—. ¿Podrías explicarme un poco sobre como… funciona?

Rubén sonríe mientras asiente con la cabeza y se toma unos minutos para enseñarme con ejemplos acerca de los acordes, las cuerdas, la posición de los dedos y otros muchos detalles simples pero que desconocía por completo.

 

 ◆Nueva Habilidad Aprendida

 ◆Guitarra Básica

 

Esto lo deja claro, estas habilidades y conocimientos solo los adquiero cuando son directamente explicados hacia mí, ya sea desde un libro o en persona.

—¿Quieres darle un intento? —me pregunta extendiéndome su guitarra con ambas manos como si fuera un tesoro.

—Claro.

—No te frustres si al principio te enredas, después de todo… —Rubén se queda atónito al ver cómo me acomodo la guitarra con una gran naturalidad y pese a que estoy completamente por debajo de su nivel… logro no dar vergüenza, algo que dada mi nula afinidad con la música, me sorprende incluso a mí.

—¿Enserio nunca te habías acercado a una guitarra? —me pregunta casi con incredulidad—, porque de ser asi… tienes un talento natural… pero talento del bueno.

—Es cierto… yo lo he intentado y sé que no es sencillo—añade Santiago.

—A lo mucho puedo decir que te falta soltarte un poco, no ser tan rígido, fluir con la música, pero fuera de eso… impresionante —continua alabándome—, tienes mucho más potencial que yo.

—No es para tanto… solo te imite, quizá tu eres el del gran talento para la enseñanza —respondo un poco avergonzado al sentir que hago trampa.

—Eso quizá es cierto… es inevitable cuando uno es un As en algo —Rubén infla el pecho con arrogancia, pavoneándose al ser alabado como tutor—. ¿Sabes que…? llévatela.

—¿Qué? —respondo desconcertado.

—A "La Mamalona" —la señala—, es tuya, si quieres aprender a tocar necesitaras practicar, además yo tengo otra más nueva y más mejor en mi casa.

—No, no puedo tomarla —su repentino acto de amabilidad me toma por sorpresa, yo solo quería comprobar lo de mi habilidad y ya. Ahora me siento mal aceptando algo como esto… — ¿Acaso no era tu guitarra favorita?

—Sí, le guardo mucho cariño, pese a ser una guitarra del montón, fue la que me enseñó a apreciar la música… pero los instrumentos son para usarse y que mejor que dártela a ti.

—Supongo que… gracias… —no puedo evitar sentirme incomodo pero a la vez un tanto halagado.

Quizá pueda darle una oportunidad a la música, como mínimo servirá para ver hasta dónde llega esta habilidad.

—Solo te la encargo mucho, es mi preciada bebe.

—Mientras no llore en medio de la noche creo que puedo hacerme cargo sin muchos problemas —le respondo en broma.

—Y tampoco necesita cambios de pañal —dice Santiago.

Los tres reímos y continuamos platicando de otros temas hasta que el receso acaba. Al final del día, decido buscar tutoriales y clases de guitarra en línea en vez de solo perder tiempo en redes sociales.

25 de Febrero de 2021

Abro los ojos… de nuevo no está mi techo… veo a mi alrededor, es el mismo lugar donde me encontré con Adler la primera vez. Ya no entro en pánico, ahora sé que esto es real.

—¿¡Adler!? ¡¿Estas allí?! —lo llamo con impaciencia.

—Sí, sí, no ocupas gritarme —me asusta al aparecer justo detrás mío.

—¡Dios! ¿Podrías no hacer eso?

—¿Y dónde quedaría la diversión? —responde flotando y sonriendo.

—Olvídalo, tengo muchas preguntas importantes.

—Me lo imagino, despertaste tus poderes casi al instante —dice mientras le da un sorbo a una…. ¿Malteada?

—¿De dónde sacaste eso?

—Acabas de despertar poderes sobrehumanos ¿Y me preguntas por esto? —responde agitando el vaso de plástico con popote que sostiene en su mano— Es solo ambrosia.

—¿Ambrosia…?

—Ya sabes, Ambrosia, alimento de dioses.

—¿Es… una broma?

—Ash, eres muy soso, no es mi culpa que no le encuentres la gracia —replica enfadado dándole un ruidoso sorbo a su bebida falsa al terminar su oración.

—Tengo muchas preguntas —repito dejando de lado esa pérdida de tiempo.

—Sí, me lo imagino, quieres saber si esto te puede convertir en un super genio, quizá entrar a la escuela de medicina, etc., etc.

—Espera ¿Cómo sabes sobre ello?

—¿Qué esperabas? Soy un dios, ¡Soy omnisciente! más o menos… —dice dando un sorbito.

—Está bien… no nos desviemos, no quiero que te desaparezcas de nuevo sin responderme nada.

—Te escucho, responderé todo lo que me preguntes… o la mayoría al menos—Adler se acuesta en el aire y me voltea a ver tronándome los dedos— Adelante, las preguntas Marcos.

—Primero que nada ¿Por qué yo? ¿Por qué me elegiste a mí para esto? ¿Acaso soy diferente de alguna manera? —Adler escupe su malteada y empieza a reírse compulsivamente.

—Ay no, ustedes los humanos y su necesidad constante de sentirse únicos y especiales —intenta contener la risa y calmarse poco a poco sin mucho éxito— ¿Qué? ¿Pensabas que estabas sobre las casi 8 mil millones de personas? No me hagas reír, tu mejor que nadie te conoces bien, deberías saber que eres bastante normalucho.

Sus burlas me avergüenzan más que enojarme, tanto por su manera despectiva de hablarme… como por el hecho de que tiene razón, es un poco pretencioso pensar algo asi.

—Aunque tampoco es como si le fuéramos a dar bendiciones a todo el mundo, a lo mucho te puedes considerar lo suficientemente especial para estar dentro del 10% de humanos que recibieron, o recibirán, poderes divinos

—¿¿10% dices?? ¿10% de la población mundial? ¿Eres capaz de algo así? —pregunto al intentar procesar esa monstruosa cantidad de gente con habilidades.

—O sea sí, soy muy poderoso, pero… no, no soy el único haciendo esto, muchos otros dioses están haciendo lo mismo.

—Pero ¿Cómo es posible? ¿Si hablamos del 10% del mundo ya debería haber salido a la luz? ¡Son 800 millones de personas!

—Pon atención a lo que dije "recibieron o recibirán", esto no es algo que se hace de la noche a la mañana —repite haciendo un especial énfasis en "Recibirán"—, a eso súmale que algunos tardaran semanas o mucho más en despertar sus habilidades, luego en controlarlas y finalmente en decidir revelarlas, o sea, ¿Cuál fue tu primera reacción?

—Esconderlo… —respondo al pensarlo con detenimiento.

—¡Afirmativo!

—Pero aun asi… es demasiado… si se parecen a mi poder… el mundo cambiara por completo

—Uf… no tienes ni idea —dice conteniendo una risa.

—¿Qué?

—No, nada, nada importante —responde desviando la mirada mientras sorbe su malteada, claramente escondiendo algo—, ¡Siguiente pregunta! No tengo todo tu tiempo.

—¿Cómo funciona mi habilidad? Tú la creaste, dime como usarla mejor.

—No es asi del todo… para que me entiendas esto que ves es solo una fachada —dice señalándose a sí mismo de pies a cabeza—, soy un ente de energía pura por lo que no tengo cuerpo en este plano, tu cerebro sería incapaz de procesar mi forma real, es por eso mismo que estamos limitados a que tanto podemos interferir, especialmente alguien como yo.

—¿Cómo tu? —al preguntar más sobre ello Adler hace una mueca de ligero disgusto.

—Digamos que entre los dioses hay jerarquías obtusas y arbitrarias que limitan que tanto poder podemos tomar del "origen".

—No estoy entendiendo…

—Yo, Adler: energía cósmica. Tú, Marcos: carne y huesos. Marcos tener alma. Energía cósmica más alma igual poderes —dice Adler tratándome como un cavernícola pero al mismo tiempo haciéndolo más confuso.

—Y… ¿Por qué están haciendo esto? —pregunto en busca de información más clara.

—¿Cómo te lo digo…? —exclama dudando de cómo ponerlo en palabras—, se vienen tiempos de… "cambio".

—"Cambio"… ¿Cómo qué?

—Cambio igual diferente. Diferente igual a adaptarse. Adaptarse igual…

—Ya, ya, no soy idiota —lo interrumpo—. Este cambio conlleva… ¿Peligros?

—El simple hecho de existir es peligroso y cualquier cambio en el ambiente se puede considerar como un riesgo dependiendo desde donde lo mires o como lo quieras interpretar según tu cosmovisión —responde hablando muy rápido—, como sea, solo serán cambios ligeros y superficiales, aunque una ayudita no les vendrá mal. ¿Mas preguntas? Porque el tiempo se está por acabar.

—No, no, espera, aun no me dices ¿Cómo funciona esta habilidad? La estoy empezando a entender apenas… pero me serviría un poco de ayuda.

—Ash, pues experimenta niño, así como has estado haciendo.

—Cualquier cosa que me digas sirve —no es momento de responder a sus provocaciones.

—Está bien pues, pero deja de rogar.

Con un ademan frente a mi cara, Adler hace aparecer una interfaz parecida a las ventanas donde me aparecen los mensajes, la inspecciona unos minutos y se empieza a reír.

—Uy no… este nombre… que ridículo, tu habilidad se llama "Mente Supereminente", ¿Quién rayos crea estos nombrecitos?

—¿Acaso no fuiste tú?

Adler deja de sorber de su bebida, la escupe y se carcajea aún más.

—Es cierto, es cierto, fui yo, han sido muchas y me quede sin ideas muy rápido, pero por hacerme reír te daré una pista, la bendición que te di tiene que ver con el poder de tu mente.

—Aha…. ¿Y…?

—Pues eso, tiene que ver con tu cerebro, la mente es poderosa Marcos, pero bueno, eso es todo por hoy, bye, bye ♪♫.

—¿Qué? Literalmente no me dijiste nada.

—Dije bye, bye Marcos.

Adler desaparece dejándome hablando solo… y todo lo demás empieza a desaparecer

—Aparte…. es… sin la S… —Mi conciencia se desvanece en el vacío y con ella mi frustración por no haber hecho las preguntas correctas…

 

Despierto un poco desorientado y a la vez cansado, veo la hora, es muy tarde, ¿No escuche la alarma?. Me alisto lo más rápido posible y corro hasta el salón maldiciendo a Adler.

Pongo atención a las clases y todo lo memorizo a la perfección, sin duda es una habilidad muy útil… aunque no sé cómo debería aprovecharla. Si la uso bien quizá podría convertirme en una de las mentes más brillantes del mundo, o podría dedicarme a la música y hacer mucho dinero, pero… ¿valdría la pena?

Se supone que el mundo cambiara, no sé de qué manera, pero muchos otros obtendrán poderes como los míos, cambiara la manera en que entendemos la realidad… llegados a ese punto ¿valdrá la pena ser un famoso o alguien con muchos estudios?

Eso sin considerar el peor escenario donde estalle una guerra, o una invasión alienígena o no sé, ese maldito es muy ambiguo con lo que dice y en este momento todo suena plausible.

 

—¿Y ese milagro? —Rubén me cuestiona en cuanto llego a la azotea.

—¿Qué pasa? —respondo confundido.

—No traes nada de comer.

—Diablos, lo olvide… —refunfuño al percatarme de que al darle vueltas una y otra vez olvide pasar por comida. Me cuestiono si regresar pero estoy cansado y sin muchas ganas de comer.

—¿Estas bien? Parece que algo te preocupa... —me pregunta Santiago con sincera amabilidad y empatía—, si algo pasa… somos amigos, puedes confiar en nosotros.

—Claro que sí, si tenemos que darle piso a alguien solo dilo.

—Rubén… yo hablo enserio…

—Y yo igual Tiago, si alguien le causa problemas…

¿Amigos…? ¿Somos… amigos?

Solemos pasar mucho tiempo aquí arriba. Rubén se me pego cuando recién llegue, todos los demás tenían sus grupos de amigos, él estaba solo en el salón y aunque al principio pensé que intentaba sacar algo de mí en realidad solo es un bonachón medio cabeza hueca. Él me trajo a este lugar y me presento a Santiago… pero…

¿Realmente es suficiente para decir que somos amigos?

No platicamos mucho, ni salimos juntos, solo estamos aquí todos los días pasando el rato, pero quizá… quizá eso sea suficiente, quizá si les digo todo lo que paso ellos me creerían, sería un alivio tener alguien a quien decirle todo esto. Santiago es muy inteligente, él podría ser de ayuda, y Rubén…. Rubén es Rubén, sé que podría ayudar de alguna forma, quizá debería…

No.

No, no, no, no, no es buena idea.

Tengo que mantener los pies en la tierra, realmente no los conozco. Centenares de miles de personas obtendrán extraños poderes en los siguientes… no sé, ¿Semanas? ¿Meses? Solo sé que los primeros en ser descubiertos estarán en peligro, quizá suene conspiranoico, pero sin duda seriamos vistos como una mina de oro para científicos o una amenaza potencial para muchos otros…

Después de todo la humanidad ha hecho cosas terribles a otros solo por su color de piel, religión o nacionalidad…

Es mejor mantener un perfil bajo, no puedo confiar en que no me venderían a la primera oportunidad.

—¿Hola…? —pregunta Santiago ante mi falta de respuesta.

—Oh si, si, solo me perdí en mis pensamientos, cosas de la escuela, ya sabes.

 

El día termina y en la noche me pongo a leer un libro de medicina que tenía guardado entre mis cosas, el que usaba para el examen que falle. No obtengo ningún mensaje, quizá las nociones básicas ya las conozco lo suficiente como para generar una habilidad, ya buscare algo más, la biblioteca es extensa. Por ahora, aprender cosas de este tipo suena como un buen primer paso… el segundo será… no lo sé, esperar a que otros salgan a la luz y ver qué pasa.

 

20 de Marzo de 2021

Han pasado poco más de dos semanas desde que conocí a Adler, y durante este tiempo he estado abusando de mi habilidad de Devorador de Libros, casi todos los de la sección de medicina en la biblioteca tienen mi nombre en el registro, aunque eso también me ha hecho ganar la atención de la bibliotecaria quien, por obvias razones, ha de pensar que tramo algo, después de todo, leer tanto y tan rápido debería ser imposible.

Con respecto a mi "bendición", lo que he aprendido es que los libros, ensayos, artículos o videos informativos me dan conocimiento, mientras que, practicar las cosas o ver tutoriales me dan habilidades. Es como un trasplante de corazón, conozco la teoría por lo que obtuve el "conocimiento" pero ante la falta de tutoriales detallados en internet la "habilidad" está fuera de mi alcance.

Por unos días estuve un tanto consternado sobre la supuesta aparición de gente como yo, pero en principio el mundo parece seguir siendo el mismo… aunque rumores y sucesos extraños han estado en boca de todos, incluso en algunos noticieros, pero es difícil discernir si se trata de casos reales o solo estoy intentando verlo en todos lados, sumado a que Adler ha brillado por su ausencia, he estado un poco tenso.

—¿Ya vieron este video? El del niño chino —exclama Rubén mientras nos acerca su teléfono sacándome de mis pensamientos.

En su pantalla se reproduce un video con pésima calidad, aparece un edificio en llamas ubicado en algún lugar de Asia, la gente grita horrorizada, pero todos se quedan en un silencio total cuando la puerta principal es derribada desde adentro, mismo lugar del cual un niño no mayor de 13 años sale completamente ileso mientras carga en sus hombros a sus padres.

—Probablemente sea falso —dice Santiago con escepticismo—, es solo un niño, algo asi seria equiparable con que yo te cargara con un brazo.

—Ese es el punto Tiago, esto debe ser obra de experimentos de los chinos.

—La teoría más simple suele ser la correcta, alguien lo edito para aprovechar la fama de este tipo de videos que están de moda —replica Santiago con timidez en un intento de mantenerse firme.

—¡Que no Tiago! se ve real —replica necio mientras alza el tono de su voz sin darse cuenta.

—Bueno… quizá la adrenalina podría ayudarle… —responde Santiago intimidado al instante—, aunque que salga ileso…

—No, créeme lo que te digo, los chinos están en cosas bien turbias —lo interrumpe mientras empieza a hablar de sus paranoias—, solo dejan que su gente tenga un hijo y si tienen otro se lo llevan para experimentar con él.

—Rubén, creo que estas exagerando —esta vez soy yo el que se mete a la discusión—. La ley de natalidad, que no tiene nada que ver con experimentar con niños, fue levantada hace muchos años, aparte, ni siquiera es China, si pones atención a los carteles de los alrededores se nota que no es su idioma.

—¿Y cómo explicas la enorme cantidad de videos de este tipo que siempre suceden en china? —responde Rubén de manera desafiante.

—Asia es un continente con sobrepoblación, por estadística debe haber gente grabando cosas inusuales más a menudo… videos que solo necesitan un poco de edición para que parezca algo completamente distinto —añade Santiago envalentonado por mi apoyo, pero sin atreverse a mirar a Rubén directo a los ojos.

—Como eres de incrédulo Tiago, las estadísticas no tienen nada que ver aquí.

—No creo que debas discutir con Santiago sobre estadísticas, él no es el que está obligado a venir los sábados a clases suplementarias —le replico en un tono disimuladamente burlón.

—Tu tambien estas aquí por lo mismo —me refuta, a lo cual no puedo responder nada.

Pese a que ya domino los temas gracias a Mente Supereminente no hay nada que pueda hacer para arreglar el horrible historial que ya tenía.

—Pero Marco ha mejorado considerablemente… y tu… necesitas poner un poco más de atención si no quieres perder tus vacaciones de primavera.

—Tonterías, no voy a convertirme en un nerdo a estas alturas, será completamente innecesario con el nuevo orden mundial que se viene…

Rubén ignora por completo lo que le decimos y continua hablando de conspiraciones y experimentos en humanos.

 En realidad no esta tan equivocado, ese video que nos mostro tiene muchas probabilidades de ser real. Usando el mismo razonamiento de Santiago, puedo estar casi seguro de que mucha gente en Asia despertara este tipo de habilidades.

Me levanto y me acerco al borde para ya no escuchar a Rubén, siempre que intento pensar en estas cosas solo llego a la misma conclusión: no puedo estar agobiándome por ello, asi que ignorarlo es lo mejor que puedo hacer, después de todo, mi plan actual es solo graduarme, hacer dinero y estudiar medicina, así que por… ahora…

¿Qué… diablos…?

En el horizonte veo una luz brillante, es tan extraña y colorida como una aurora boreal, pero completamente irreal, desde esta distancia pareciera como si emanara del suelo.

¿Es otra alucinación…?

—¿Qué es eso…? —exclama Santiago con desconcierto dejándome claro es real.

—Cristo redentor resucitado… —exclama Rubén pasmado— ¿Qué carajos es esa cosa?

Me acerco al barandal hipnotizado por los colores tan vivos que se mezclan creando un patrón tornasol.

El paisaje cambia por completo en un abrir y cerrar de ojos, una enorme explosión sustituye esa luz, pero de alguna incomprensible manera sigue brillando con los mismos colores a la vez que una terrorífica nube que solo había visto en libros de historia empieza a tomar forma.

—Es... es… una bomba atom…

Santiago no termina sus palabras cuando la onda de choque nos golpea. Es tan fuerte y estruendosa que nos derriba como si fuéramos de papel.

La sensación es comparable con ser golpeado por un camión a la vez que masacran tus tímpanos con un roto martillo. Me intento poner de pie con dificultad, todo me da vueltas y solo escucho un incesante pitido en mis tímpanos.

Santiago está en el suelo, completamente inconsciente mientras que Rubén, al igual que yo, lucha por levantarse. Cuando cruzamos miradas sus labios se mueven de manera frenética, parece intentar decirme algo… pero no escucho nada…

El suelo bajo mis pies esta agrietado, pero aun asi me acerco al barandal en busca de entender que está pasando. El caos se ha apoderado de todo el lugar, los edificios parecen estar por caerse, llenos de grietas, ventanas rotas y gente saliendo de ellos a toda prisa. Dirijo mi mirada al mismo lugar que antes, una nube con brillos color tornasol y la forma de un hongo empieza a desvanecerse entre polvo y rayos.

Mi respiración se empieza a agitar y mis piernas a fallar… es como si el piso… espera… ¡Mierda! ¡El piso está temblando! Tenemos que salir de aquí… este maldito edificio se va a desplomar.

Empiezo a recuperar la audición, solo para escuchar los gritos de pánico que vienen de todos lados, llenos de desesperación y terror, sin embargo, los más desgarradores y fuertes son de Rubén, que grita el nombre de Santiago en un intento de despertarlo… no obstante, el enorme charco de sangre que se empieza a formar debajo de su cabeza no es una buena señal.

Intento caminar rápido sin perder el equilibrio, tenemos que salir de aquí aunque sea cargando su cuerpo… pero no logro acortar la distancia entre nosotros para cuando termino en el suelo, no por perder el equilibrio, sino la fuerza, como si mi cerebro se hubiera desconectado de mi cuerpo.

Ni siquiera siento el dolor de estrellarme de boca contra el suelo, todo es opacado por una… ¿Jaqueca?

No… no duele… pero siento como si presionaran mi cráneo desde todas direcciones hasta que… todo se vuelve negro.

 

¿? De ¿¿¿??? De ¿¿??

Día 1

Empiezo a toser de manera incontrolable, siento la garganta seca como si hubiera tragado arena. Tras casi quedarme sin oxígeno doy una gran bocanada de aire, siento como mis pulmones se expanden hasta el punto que casi duele, es como si hubiera estado asfixiándome por horas.

Intento abrir los ojos o moverme pero me es imposible, es como si me tuvieran atado o encerrado.

Lucho por recuperar mi movilidad, quitándome poco a poco una gruesa capa de polvo, ceniza o escombros que me había cubierto casi por completo. Me tallo los ojos una vez que tengo mis manos libres y por instinto lo primero que hago es verme a mí mismo, mis ropas están rasgadas, pero debajo de ellas no hay ninguna herida aparente. Levanto la mirada solo para ser cegado por la luz del medio día.

¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

Mis ojos se empiezan a adaptar a la luz, por lo que paulatinamente las sombras a mi alrededor toman forma.

Frente a mi tengo el edificio de varios pisos en el que hace unos momentos… se supone que yo estaba hasta arriba, en una azotea…. que ya no existe…

¿Cómo llegue hasta acá?

Volteo a todos lados en busca de respuestas u otras personas en la explanada central… pero… donde antes estaba un amplio jardín ahora solo veo un páramo irreconocible. No hay ni una sola seña de vegetación, lo que si hay son grietas que parecen de un par de metros de profundidad como mínimo, se encuentran por doquier y contrastan radicalmente con los desniveles donde el suelo pareciera haberse levantado varios metros, sin mencionar las extrañas estructuras parecidas a estalagmitas que surgen del suelo y alcanzan varios metros de altura… coincidentemente en donde antes había árboles, como si estos se hubieran… petrificado…

Esto… debe ser un sueño… eso es, esto debe ser obra de Adler jugando con mi mente.

Me intento levantar pero soy incapaz de mover bien mi rodilla derecha, esta… ¿Enyesada?

Una capa de algo como cemento se expande irregularmente desde arriba de mi rodilla hasta casi el tobillo. Intento librarme y me doy cuenta que no es yeso o cemento normal, con aplicar un de fuerza empiezo a ver grietas, aun asi no parece querer ceder del todo.

Tomo una varilla metálica del suelo para intentar liberarme, pero en el proceso, logro la silueta de alguien a la distancia.

—¡Oye! ¡Aquí! ¡Ayuda! —grito con todas mis fuerzas para que me escuche y, pese a que la luz de la puesta de sol a su espalda me impide verlo bien, puedo notar como se percata de mí, camina en mi dirección y luego trota… y luego corre… muy rápido.

Extrañado por su entusiasmo intento verlo mejor para saber si es alguien que conozco… al hacerlo me doy cuenta de que… no lo conozco, en realidad no conozco a ningún humano parecido a esa cosa. Su cuerpo esta recubierto de piedra de pies a cabeza, como si fuera una estatua poseída, un monstruo petrificado… lo que sea… pero está corriendo hacia mí.

Extiendo mi mano para agarrar la varilla y empiezo a golpear desesperado la piedra que mantiene mi pierna inmovilizada, pero tras solo darle un par de golpes escucho los pesados pasos de esa cosa a nada de distancia de mí.

En cuanto me taclea me saca todo el aire, no lo parece pero debe pesar más de 100 kilos. Se sube sobre mí y es tan pesado que me tiene a su merced, abre su enorme boca llena de afiladas cuchillas de piedra a manera de colmillos dispuestos a destazarme.

Lo siguiente es un dolor inimaginable en mi hombro izquierdo, sus colmillos se clavan sin piedad y no llegan al hueso solo porque pongo resistencia de mi parte.

Con un subidón de adrenalina, más el miedo de que estos sean mis últimos momentos, extiendo mi brazo para alcanzar la varilla metálica una vez más. Al retenerlo con solo un brazo es inevitable que sus colmillos se claven aún más profundo, pero esta vez contrataco clavando la varilla en su cráneo.

Las fuerzas de esa cosa flaquean por lo que me lo quitó de encima y sin intentar recuperar el aliento aprovecho la oportunidad para arrancar la varilla y golpearlo repetidas veces con ella. Con lo que parecen ser su último aliento esa cosa intenta levantar su brazo, no sé si para protegerse o atacarme, de cualquier manera, respondo con más golpes de fuerza desmesurada hasta que su brazo y parte de su cráneo se convierten en escombros.

La herida en mi brazo izquierdo empieza a dolor como si estuviera en llamas cuando la adrenalina se me pasa, mientras mis manos tiemblan por el susto asi como por las heridas sangrantes que me causo el sostener la varilla.

—¿Qué rayos está pasando…? ¿Qué son estas cosas…? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente…? ¿Por qué está pasando esto…? —exclamo con terror y angustia.

"Solo serán cambios ligeros y superficiales, aunque una ayudita no les vendrá mal"

Las palabras de Adler vienen a mi mente. Ese maldito dios inútil… esto no es solo un poco… esto es…

Mis pensamientos se ven interrumpidos por los gruñidos de esa cosa, la cual empieza a moverse de forma errática mientras, poco a poco, los múltiples trozos de piedra que había logrado arrancar de su cara empiezan a regenerarse, deshaciendo todo el daño que tanto esfuerzo me había costado.

—Esto es… el infierno…


Capítulo 3: Capítulo 2: Corre (1)

No puedo hacer nada más que mirar horrorizado como esa cosa se recupera mientras yo estoy exhausto y adolorido.

Con mi pierna ya libre, retrocedo con miedo viendo como logra ponerse de pie y caminar con torpeza hacia mí, ganando velocidad conforme se termina de reconstruir.

—¡¡Marcos!! ¡¡Por aquí!!

Una voz familiar me grita a mis espaldas, me doy la vuelto y logro entrever la silueta de quien me llama, no puedo ver su cara, pero reconocería esos 1.95 metros donde sea.

Corro hacia él a toda velocidad, detrás de mí escucho los pesados pero rápidos pasos que aceleran cada segundo. No sé si tiene un plan, pero él es mi única esperanza en este momento, sin embargo... comienzo a angustiarme conforme me acerco y se mantiene estático, sin empezar a correr o darme señas sobre a donde huir.

—¡Vamos! ¡¡Corre Rubén!! —le grito sin desacelerar lo más mínimo.

No creo que esté planeando luchar contra eso...

Por desgracia me deja claro sus intenciones cuando levanta sobre sus hombros un pedazo de lo que alguna vez fue un poste con restos de concreto en la base, lo hace con la misma facilidad que un niño jugando beisbol.

—¡¡¡Abajo!!! —grita a todo pulmón mientras se prepara para... ¿¿Batear??

No tengo otra opción más que confiar en él. A unos escasos metros de distancia y con ese monstruo pisándome los talones, salto al suelo derrapando hasta sus pies.

Levanto la mirada justo en el momento en que hace un swing perfecto que revienta el cráneo de ese monstruo, con la suficiente fuerza para incluso hacerlo caer a un par de metros de nosotros.

—La cabeza es el punto débil, conocimientos básico de zombis —exclama con aires de grandeza mientras me sonríe y extiende una mano.

Con genuino asombro y gratitud acepto su ayuda, aunque en respuesta me levanta del suelo como si no pesara nada y me da un abrazo con su fuerza descomunal

—¡Sabia que debías estar por aquí! ¡Menos mal te encontré! —exclama riendo con emoción dejándome sin aire.

—Rubén... el abrazo... no puedo...

—Oh, si, perdón, si con la adrenalina a tope —se disculpa sin mucha pena.

—¿Qué... está pasando...? —en cuanto tengo un poco de aire en mis pulmones imploro por una explicación.

—Si tú tampoco sabes... entonces estamos en las mismas —me responde con un tono más decaído—. Desperté hace unas horas dentro de las ruinas del edificio, no tengo idea de que está pasando, solo sé que estamos rodeados de estos... zombis...

Sus ojos se llenan de una mezcla de incredulidad y terror, solo me basta seguir su mirada para descubrir el por qué, lo que me hace compartir el sentimiento al instante...

—Supongo que... no habías comprobado tu teoría de la cabeza... ¿Cierto...? —pregunto intentando que no me tiemble la voz viendo como esa cosa empieza a moverse y regenerar su cráneo.

—No...

—¿Alguna otra idea?

—Ninguna...

—¿Corremos?

—Corremos

Huimos a toda velocidad del lugar antes de que esa cosa logre ponerse de pie. Rubén toma la delantera como si tuviera un destino en mente, lo que me impresiona es el cómo con esa enorme maza improvisada no se le dificulta correr, incluso podría jurar que no está dando todo de si para no dejarme atrás.

Me preocupa un poco estar sobreestimándolo y que en realidad estemos corriendo sin rumbo, pero me tranquilizo cuando disminuye su velocidad y voltea a verme.

—En las oficinas de enfrente estaremos seguros —dice apuntando hacia el "edificio" de control escolar.

No sé si aún puedo llamarlo asi, solo queda en pie una sección del primer piso y un par de oficinas en lo que quedo del segundo, todo lo demás se convirtió en escombros desperdigados en los alrededores.

—Marcos, ayúdame con la puerta —me pide una vez que estamos frente a la entrada, bloqueada por una columna que se ladeo y termino recargada contra la pared.

—¿Exactamente cómo te ayudo...? —pregunto confundido ante su extraña petición, no creo que este esperando que mueva semejante pedazo de concreto.

—Solo gira la perilla... —responde tomando aire y posicionándose debajo de la columna.

En una descomunal demostración de fuerza, Rubén logra levantarla un par de centímetros, lo justo y necesario para que pueda estirar mi mano y abrir la puerta.

—¿A que es un buen lugar? —añade con un tono despreocupado como si no acabara de realizar una hazaña descomunal—. Ahora podemos pasar por debajo.

Siguiendo sus propias instrucciones Rubén gatea al interior a través del hueco entre el suelo y la columna. No se ve para nada seguro... pero llegados a este punto lo mejor que puedo hacer es seguirlo.

No reconozco el lugar, no estoy seguro si llegue venir aquí alguna vez, pero no necesito haberlo visto antes para saber que está en ruinas. El lugar está hecho un desastre a un nivel desproporcionado para el poco tiempo que debe haber pasado.

Rubén se para frente a la puerta de una oficina y empieza a girar la perilla... pero se detiene en seco.

—¿Pasa algo? —pregunto un poco asustado de que haya notado alguna cosa sospechosa.

—Lo siento, estaba intentando recordar cómo era... —da un pequeño golpe a la puerta, seguido de una pausa, dos golpes, otra pausa y finalmente tres golpes más, tras eso la perilla gira desde dentro.

—Dios mío, menos mal que lo recordaste... casi haces que me dé un infarto —lo reprocha una voz desde el interior.

—Tranqui, Tranqui —contesta Rubén riéndose ligeramente.

—¿Tuviste suerte? ¿Encontraste comida? —lo cuestiona la misma voz que ahora reconozco es de Santiago.

—Mejor aún —responde dando un paso atrás y haciendo una seña con la mano indicándole de mi presencia.

Santiago se asoma y en primera instancia hace una cara de estupefacción al verme, que segundos después cambia a una de alivio acompañada de una sonrisa.

—¡Oh por dios! no estamos solos —dice mientras se acerca hacia mí—. Dime que sabes algo de lo que está pasando aquí...

—No sé nada, acabo de despertar en medio de este caos...

—Rayos... —suspira desesperanzado—, estamos en las mismas, yo desperté casi al amanecer y no mucho después encontré a Rubén inconsciente, cubierto por lo que parecía ceniza endurecida.

—Luego dos zombis nos persiguieron por un buen rato y dimos con este lugar —añade Rubén quien entra en la habitación y se sienta en una silla roída—, aparte, para empeorar la situación... no hemos encontrada nada de comer, aunque tampoco es como que hayamos podido buscar mucho, hay zombis en cada esquina poniéndonoslo difícil.

—Aún no sabemos sin son... "zombis" —dice Santiago con la voz un poco temblorosa—, hasta donde sabemos podrían ser personas enfermas... nosotros mismos podríamos haber estado en esa situación.

—¿Qué? —lo interrumpo al escuchar su teoría.

—Lo último que recordamos Rubén y yo es presenciar esa explosión desde la azotea, pero estoy casi seguro de que eso debía haber pasado hace mucho...

—¿Cómo...?

—La explosión pudo haber causado daño en los edificios... pero solo mira este lugar —Santiago señala la oficia desordenada y cubierta de polvo—, debe haber estado abandonada por... quien sabe cuánto...

—Quizá se levantó mucha tierra...

—El cambio tan drástico en los alrededores no se pudo haber dado de la noche a la mañana... tuvieron que haber pasado días... o semanas...

—Eso es imposible, no pudimos haber pasado tanto tiempo inconscientes, si lo que dices es cierto habríamos estado prácticamente en estado vegetal, lo cual, sin algún tipo de soporte vital...

—Por eso dije que esas cosas de allá fuera... podrían ser personas... enfermas...

—Tiago teoriza que estuvimos deambulando como zombis durante semanas al igual que los que están afuera, al menos hasta que de alguna manera nuestro cuerpo se curó de esa... "enfermedad" —explica Rubén con un tono un tanto despreocupado—, si checas la herida que te hizo esa cosa veras que su teoría... no es tan descabellada.

No es hasta que lo menciona, que noto la ausencia del dolor en mi hombro. Muevo un poco mi playera manchada de sangre en un intento de comprender la razón... sin embargo, solo consigo entrar en pánico.

Las heridas lacerantes causados por esa cosa fueron reemplazadas por costras de piedras que se extienden siguiendo el patrón de sus colmillos.

—¿¡Qué diablos es esto!? —grito asustado a la par que confundido— ¿¡Como me quito estas cosas!?

Intento arrancarlas a la fuerza pero tras solo intentarlo levemente siento como si intentara arrancarme una uña.

—Tranqui, tranqui —exclama Rubén tomando mi muñeca impidiendo que me haga más daño—, eso solo lo empeorara... créeme.

Levanta un poco su pantalón rasgado revelando unas costras más grandes que las mías con una forma que asemeja un aruñón muy profundo.

—No nos libramos de los dos zombis de los que hable sin salir ilesos, uno de ellos me enterró sus garras y me hizo una herida... no tan fea como ahora se ve —me explica riendo pero... claramente angustiado en el fondo—. Las piedras estas aparecieron rápido y al igual que tú, entre en pánico arrancándolas una tras otra... pero por cada una que sacaba, otra aún más grande crecía.

—Pero... si esto es mínimamente parecido a una infección zombi... significa que...

—Repito, no sabemos si realmente es un virus —me interrumpe Santiago en un fútil intento de calmarme.

—¿¡Que no estás viendo!? —replico de una manera más agresiva de la que debería.

—Tranquilo hermano —insiste Rubén dándome una palmada en la espalda—, sé que los llame zombis, pero no tenemos ni idea de que son, la piedra en mi pierna ya no se expandió más y han pasado casi 10 horas sin que presente algún tipo de "zombificacion"

La manera calmada y madura con la que logra afrontar toda esta situación me sorprende, intento imitarlo, por lo que inhalo profundamente lo cual me calma a un nivel anormal, mi habilidad de Respiración Zen sigue funcionando.

—Retomando mi teoría —continua Santiago—, si antes éramos como esas rocas vivientes y... nos recuperamos, quiero pensar que obtuvimos cierto nivel de inmunidad.

—¡Como la varicela! —añade Rubén.

—Si, es un buen ejemplo, pero lo más importante es que si todo esto fue a causa de esa explosión... quizá estemos hablando de...

—Una bomba de virus —exclama Rubén con completa seriedad.

—Un arma biológica —lo corrige—, es imposible saber quién, como o porque, pero ¿Qué otra cosa pudo haber sido? No es como si esto pudiera ser un castigo divino o algo asi.

Santiago bromea intentando aligerar el ambiente, quizá es su manera de lidiar con el estrés, sin embargo, en vez de hacerme gracia lo primero que pasa por mi mente son las palabras de Adler.

—Quizá... no debamos descartar eso ultimo... —digo inseguro de como continuar... o siquiera si hablar sobre ello, con solo mencionarlo ambos me miran confundidos—, hay algo que no les he dicho y podría... no, lo más seguro es que esté relacionado.

—Vamos Marcos, ni yo soy tan idiota para creer que... estes... hablando enserio... —su tono pasa de burlesco a uno de desconcierto al ver que no bromeo.

—Verán... —empiezo a hablar dejando de lado mis dudas—, hay algo que tengo que contarles... pero... creerán que estoy demente...

Les hablo acerca de Adler, resumo todo lo que paso lo mejor que puedo, menciono el asunto de los dioses otorgando bendiciones, la habilidad que obtuve y sobre todo... como me "advirtió" que algo se acercaba.

Mientas lo hago, Santiago me mira con ojos de incredulidad y desconcierto mientras que Rubén se mantiene estoico, de manera que me es imposible intentar saber que está pensando.

—Es una broma ¿Cierto...? —Santiago es el primero en romper el silencio una vez que me quedo callado.

—No... es toda la verdad, lo juro.

—Intento encontrarle alguna lógica a lo que dices... sin embargo, esto es demasiado, ¿Dioses? ¿Bendiciones? ¿Super poderes? Sé que estamos en una situación de por si surreal pero...

—Yo te creo —declara Rubén sin atisbo de duda.

—¿¿Qué?? —refuta Santiago sorprendido.

—Yo le creo —repite asintiendo—, conozco a Marcos, no diría semejantes disparates si no fueran ciertos, aparte, lo acaba de jurar, quiere decir que es verdad.

—No es que diga que mienta... pero puede estar confundido... o alucinando...

—No es como si tu teoría del virus fuera más acertada —Rubén hace ese comentario sin ninguna mala intención pero parece sorprender e irritar un poco a Santiago—, digo, una bomba nuclear hubiera sido más efectiva, si yo fuera un terrorista malvado elegiría acabar con mis enemigos en un solo ataque, algo que el virus no logro, aquí estamos.

—Bueno pero...

—¿Quién invertiría tanto en un virus tan complejo si ya existen las bombas nucleares? —insiste con un razonamiento... bastante lógico—, aparte, su razón explica porque estamos vivos tras semanas sin comida ni agua: magia divina... o algo así.

—Se que hay cosas que aún no podemos explicar, pero...

—¿Cómo podrías convertir a un humano totalmente en roca y luego convertir esa roca en carne humana de nuevo? Más que un virus parece magia, porque esas cosas son piedra al 100%, créeme, ya le abrí el cráneo a una.

—¿¡Me están diciendo que toda esta situación es por un capricho "divino"...!? —nos cuestiona Santiago exasperado.

—No estoy seguro, Adler, esta entidad que me dijo todo esto... no fue muy claro ni cooperativo.

—Sigue siendo ridículo —replica con un tono que nunca le había escuchado—, aunque mi teoría del virus tenga fallas, es la más centrada, solo escúchense un momento, magia divina, dioses mitológicos, esto no es una película.

—Hasta ayer... o cuando sea que fue la explosión, los zombis de roca sonarían a locura, creo que no perdemos nada en mantener la mente abierta a todas las posibilidades... porque repito... una bomba nuclear hubiera sido más...

—¿¡Tú qué vas a saber!? No sabes nada que no sea música o deportes, fuera de eso eres un ignorante —despotrica irritado.

La atmosfera del lugar se ve envuelta en un silencio incomodo. Pese a que Rubén probablemente está acostumbrado a que le digan peores cosas, tanto a su cara como a sus espaldas, nunca lo había visto hacer una expresión tan afligida.

—Perdón... yo... no quería decir eso... toda esta situación... el hambre... perdón... —Santiago se disculpa bastante avergonzado tras unos momentos.

—Está bien Tiago... —le responde intentando sonar tranquilo—, todos la estamos pasando mal y en realidad no sirve de nada darle vueltas a esto si nos morimos de hambre.

—O por falta de agua... —opto por cambiar el tema y el ambiente, aunque lo digo en serio, la deshidratación mata mucho más rápido que la falta de comida.

—Hay un arroyo a unos minutos de distancia y el agua parece estar bastante limpia —me dice Santiago aun apenado por su actitud previa.

—¿Un arroyo? ¿Aquí en el campus?

—Es enorme y se extiende más allá del horizonte —agrega Rubén—, no tenemos ni la más mínima idea de donde proviene pero lo que sí sabemos es que el agua esta buena.

—No parece ser peligrosa —explica Santiago.

—No nos vendría mal traer agua, quizá aprovechar para tomar un baño vaquero, siento tierra en todas partes —dice Rubén sacudiendo su uniforme en pésimas condiciones, lo cual me hace percatarme del mío, que está igual o peor.

—Concuerdo con eso, estoy sediento... y sucio —la idea de salir a donde esas cosas rondan no es de mi agrado... pero el temor a una deshidratación en una situación como esta es más convincente.

—Yo paso... —dice Santiago con desanimo dándonos la espalda y sentándose en una silla con una actitud retraída.

Esta situación nos supera a los tres y pareciera que la manera en que él exploto hace unos minutos le afecto bastante.

Con cautela y siguiendo los pasos de Rubén llegamos al dichoso arroyo, que tal como dijeron, es enorme, su agua es clara y no se logra ver su inicio ni su final.

—Recuerda no beberla —me dice mientras se limpia a sí mismo y llena un par de botellas—, Tiago me dijo que primero hay que hervirla.

—Si —le respondo mientras lavo mis manos con dificultad.

Las pequeñas cortadas que me cause con aquella varilla me arden mucho, por otro lado me tranquiliza que estén abiertas y no con costras de piedra.

—Oye... —dice Rubén mientras cierra las botellas—, no pienses mal de Tiago... realmente esta abrumado por la situación, él no es así de... ya sabes.

—Me lo imagino, no lo conozco desde hace tantos años como tú, pero sé que todo esto es por el estrés, si no me hubieras encontrado estaría peor que él... o quizá estaría muerto.

Me quito la playera para intentar limpiar la mancha de sangre seca, logrando solo lo suficiente para que no me dé tanto asco llevarla puesta, también aprovecho para limpiarme un poco a mí mismo aunque... ver esa enorme costra de piedra en mi hombro es desagradable, por más que la toque, no duele, en realidad, no se siente nada, como si estuviera gangrenada y muerta.

—Tranquilo —me dice preparándose para regresar—, encontraremos como revertirlo.

No respondo nada, quisiera poder tener ese mismo nivel de confianza y fe... pero con una mirada a los alrededores solo puedo sentir desesperanza.

Antes de que anochezca regresamos al que se convirtió en nuestro refugio temporal. Santiago nos recibe con una pequeña fogata en una de las salas contiguas, que convenientemente no tiene techo, por lo que es el lugar ideal para ello.

Mientras hervimos el agua, Rubén me explica que no han podido subir al segundo piso porque las escaleras se vinieron abajo, pero que encontrar la manera de subir debería ser nuestra prioridad, Santiago, quien conoce el lugar, está seguro que hay una máquina expendedora en los pasillos de arriba.

La noche se cierne sobre nosotros, con la suerte de que la luna ilumina con gran intensidad aun después de que la fogata se apagó. Creo que nunca me había percatado del como logra alumbrar tanto por si sola, por un lado es reconfortante no estar en una oscuridad total... pero con cada nube que cubre nuestra única fuente de luz un escalofrió recorre mi espalda y me hace ser muy consciente del tipo de situación en que estamos.

Nos encerramos en la pequeña oficina en que Santiago se escondía hace rato. Nos acomodamos a cómo podemos, no es el mejor lugar para meter a tres personas a la vez, pero es el único con una puerta cuyo cerrojo sirve... no creo que sea útil contra esos monstruos pero ninguno de los tres se atreve a mencionarlo por el bien de nuestra paz mental.

Rubén no tarda en empezar a roncar, no sé si sentirme asombrado o consternado por su actitud tan despreocupada, lo que si tengo seguro es que tuve suerte de que me salvara de esa cosa, pero una parte de mi piensa que Santiago no se sintió tan "feliz" de verme, sé que es una buena persona, pero entiendo que en una situación como esta yo solo soy un estomago más. Al estar en una situación de vida o muerte ser egoísta es la mejor estrategia para sobrevivir, incluso la solidaridad de Rubén tendrá un límite, si solo pudiera salvar a uno de los dos es evidente lo que decidiría... después de todo, él y yo solo somos, digo, éramos, compañeros de clase.

Intento ignorar ese tipo de pensamientos y concentrarme en descansar, sin embargo, no estamos en una situación muy relajante, la falta de ruido de carros y personas en el exterior crea un silencio sepulcral muy inquietante, me hace ser más consciente de cada ruido por más pequeño que sea, desde la respiración de Rubén hasta la madera crujiendo por el frio, todo me pone de nervios, incluido el repetitivo golpeteo en el piso de arriba causado, probablemente, por el viento meciendo algo.

Tras unos minutos... u horas, es difícil saberlo, entre pestañeo y pestañeo, el techo desaparece dejando solo un vacío, el cual ya se está volviendo familiar.

—¿Adler? —pregunto al aire con un tono serio.

—Buenos días princesa, ¿O debería decir buenas noches? —dice flotando a mi lado portando un sombrero vaquero. No planeo perder el tiempo preguntado sobre eso.

—¿¡Sabias de todo esto y no te molestaste en darme una mejor advertencia!? —lo interrogo irritado.

—Primero bájale tres rayitas —me dice en su usual tono descarado—, si te advertí de que se vendrían cambios... puede que de manera un poco ambigua, pero te advertí, además, no sabía que serían tan drásticos y tan... pronto.

—Pero entonces...

—Shhh, shhh, shhh, shhh, nada de preguntas, no tengo tiempo esta vez, solo vine a saludarte y felicitarte por haber despertado, asi como darte un poco del contexto que estoy obligado a darte —explica reclinándose sin dignarse a verme a los ojos mientras me habla—, en resumen, la mandamás, la madre de la creación, la todopoderosa y bla, bla, bla, la mismísima Gaia, se cansó de los humanos, se dio cuenta de que crearlos fue una pérdida de tiempo, de que solo se matan entre ustedes y destruyen el planeta y todo eso de que son una plaga y etcétera, por lo que decidió hacer borrón y cuenta nueva y...

—¡Mas despacio! —le digo intentando procesar todo lo que me está diciendo.

—Calla. Dije que nada de preguntas —me silencia—, continuo, algunos dioses estuvieron de acuerdo, tal cual los lame botas que son, otros dijeron que no y organizaron una revuelta. Al final los perros falderos se unieron a Gaia para acabar con todo y los revoltosos se unieron entre sí para intentar frenar o minimizar el... "Impacto".

—¿Minimizar...? ¿Esto fue el resultado ya aminorado?

—El poder de Gaia no es uno a menospreciar —contesta con una sonrisa mientras que a mí la angustia me empieza a consumir—, pero no te me achicopales Marquitos, la buena noticia es que no todos los humanos murieron, incluso en tus cercanías hay algunos sobrevivientes... aunque te aconsejo que no pongas tus esperanzas en ellos.

—¿Muertos? ¿Quieres decir que en realidad todos esos allá afuera ya están...?

—Completamente, no tienen salvación —afirma con seguridad, hundiéndome más en la desesperación con cada palabra que sale de su boca—, la mala noticia es que los dioses que estaban de su lado quedaron completamente inservibles, entre repartir bendiciones y enfrentar a Gaia su combustible quedo en ceros, asi que no esperes mucho de ellos.

—¿No te incluyes...?

—No te hagas ideas extrañas, no estoy de lado de nadie, solo busco lo que sea más entretenido —me explica mientras flota en círculos alrededor mío—, ser parte de un genocidio a nivel mundial sonaba chévere, pero sería corto y tendría que someterme a Gaia, por lo que ser parte de los rebeldes y tener asientos en primera fila del apocalipsis sonaba más divertido, pero bueno, ya perdimos casi todo nuestro tiempo en banalidades, es hora de responder tus preguntas, asi que dispara vaquero, ¡Pew, Pew!

Adler me apunta con los dedos imitando una pistola, sin embargo, todo lo que me dice es tan surreal que ni siquiera sé que preguntar.

—Rápido niño, me estoy perdiendo de otros eventos más interesantes a lo largo del mundo —exclama dando golpes a su muñeca pese a no tener reloj alguno.

—¿Por qué todo fue....? No, ¿Cómo es que todo fue petrificado?

—Es como un virus, pero es "maaagico", parecido a lo que dijo tu amigo. Solidifica la esencia de todo ser vivo para que Gaia pueda consumir su energía, después deja un cascaron vacío, que, en el caso de las personas, se rellena con rabia e instintos salvajes para que elimine a los sobrevivientes, aquellos que pudieron sobreponerse parcialmente al "virus mágico"

—¿Parcialmente?

—Uy, que manera de malgastar una de tus preguntas, la respuesta es sí, parcialmente.

—Espera, ¿Estas contando esa?

—Sip, y esa que acabas de hacer también, mala suerte Marcos, te quedaste sin preguntas, asi que bye, bye ♪♫.

—No, no, espera, esas ultimas preguntas no cuentan...

—Solo 3 preguntas, eso fue lo que dije...

—Por favor, solo ayúdame un poco, dime que hacer.

—Ash... como enfadas.

—Por favor... —le suplico a Adler sabiendo busca eso.

—Está bien, solo porque me gusta verte rogar —responde con una sonrisa burlona—, busquen armas, luchen con esas cosas, si salen victoriosos podrían encontrar algo útil, eso es todo por ahora, bye, bye ♪♫.

—¿Cómo? Ni siquiera somos capaces de...

Adler desaparece sin dejarme terminar, como siempre, luego todo a mí alrededor se empieza a desvanecer junto a mi consciencia.


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