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Después de un corto tiempo, la condición de Randy Locke finalmente mejoró. Su tez se tornó mucho más sonrosada y su respiración mucho más estable.
—¡Uf, parece ser efectivo! —Bradley Ford se limpió el sudor frío de la frente.
Al ver esto, Lukas Simón preguntó apresuradamente:
—¿Cuántos elixires más tienes contigo?
—La verdad sea dicha, estas cosas no tienen precio y solo tenía uno —respondió Bradley Ford con una sonrisa irónica—. Sin embargo, el elixir fue elaborado por Barry Wolfe, el Maestro Wolfe; él debería tener algunos más.
—¿Barry Wolfe? Es cierto, ¿cómo pude olvidarme de él? —Lukas Simón se alegró mucho y rápidamente intentó llamar a Barry Wolfe, pero después de mucho tiempo, nadie respondió el teléfono del otro lado, lo que lo puso muy ansioso.
Conforme el cielo empezaba a clarear, un soldado tras otro colapsaba. Lukas Simón sacó su pistola y la presionó contra la cabeza de Troy Milton.
—¡Te doy una hora para encontrar a Barry Wolfe, o acabaré contigo!