Clara Adams miró a Nathan Humphrey y relató los eventos en detalle.
Las cejas de la mujer se fruncieron inmediatamente, y dijo indiferentemente:
—Nathan Humphrey, a partir de hoy, ya no necesitas encargarte de los asuntos de la tienda. Concéntrate en gestionar las operaciones diarias de vuelta en la compañía.
—Mamá...
Nathan Humphrey instintivamente giró su cabeza y miró hacia atrás, claramente reacio a separarse de Clara Adams.
La cara de la mujer era severa cuando dijo:
—¡Si te dejo continuar con estas tonterías, tarde o temprano, Mansión del Tesoro fracasará por tu culpa!
—Pero yo...
—¡Vete ahora!
Nathan Humphrey, sin otra opción, caminó lentamente con la cabeza gacha.
Antes de irse, lanzó a Greg Jensen una mirada feroz, obviamente culpándolo por todo el desastre.
Greg Jensen no se lo tomó en serio en lo absoluto; no solo no estaba molesto, sino que además llevaba una sonrisa relajada.
En sus ojos, Nathan Humphrey era simplemente un niño mimado.