Narra Dante
Nuevamente estábamos en el instituto, cumpliendo otro día de castigo, a diferencia de ayer nos tocó quitar todos los chicles de las mesas y pupitres de nuestro edificio y alrededores. Uno pensaría que sería tarea fácil porque casi nadie sería tan cochino de pegar chicles en esos lugares, pues me equivoqué.
—Es increíble que la mejor escuela del país tenga a alumnos tan puercos.
—No entiendo por qué te sorprende, en todos lados hay gente sucia, aunque sea en lugares supuestamente de élite —comentó Taylor.
—Lo sé, pero joder, un poco de higiene es lo que me esperaba, hay un chingo de basureros aquí, nada les cuesta pararse, buscar el basurero más cercano y tirar el chicle ahí.
—Que te digo, ya depende de la costumbre de cada quién.
Veías estos chicles y parecían llevar años pegados ahí, algunos ni siquiera se podían despegar, parecían trozos de concreto de lo secos que estaban.
—Ya quiero acabar con esto e irme a mi casa a descansar —bostecé— Eso es todo lo que necesito.
—¿Cuál descansar? Mírate, otra vez te desvelaste y amaneciste cansado, no descansas nunca —quejó Taylor.
—Es verdad, amor, ya llevas varios días así, son más los días que te desvelas que los que duermes bien ¿Te está pasando algo? —preguntó Anya un poco preocupada.
—No mi amor, tranquila, simplemente pierdo la noción del tiempo a veces jeje.
—Pues eso no está bien, deberías descansar más, ninguna razón es suficientemente válida como para perder horas de sueño, el sueño es la mejor vitamina para el cuerpo, no puedes prescindir de ella así.
—Está bien, preciosa, intentaré acostarme más temprano ¿Ok?
—Gracias, cielo.
—Carajo, tus promesas son iguales a las de un político —bromeó Taylor.
—Ja, ja, muy graciosa.
Seguimos con nuestra labor, pasamos así un par de horas, siempre sacando temas de conversación, para que el rato que pasáramos ahí fuera un poco más ameno.
—Sabes, es gracioso que siempre andes tan cansado, pero que hayas sido capaz de salvarnos en el campamento —infirió Taylor.
—¿A qué te refieres?
—No sé, me parece irónico que ahí parecías un super hombre cargando a 3 chicas en medio de la lluvia torrencial y aun así siempre andes tan jodido en el día a día.
—Es algo común, se le llama adrenalina, niña, si prestaras atención en clases de Ciencias lo sabrías.
—Lo dice el que se la pasa dormido en casi todas las clases.
—Y aun así logró aprender más que tú jajaja.
—Jódete.
—Jajaja el lado bueno de tu maravilloso razonamiento es que descarta tu teoría de que soy un robot o un alien.
—¿Quién dice? Esa teoría sigue estando bien fundamentada.
—Pero ¿En qué chingados la fundamentas, mujer?
—Yo sé mis razones, y pienso desenmascararte algún día.
Cuando ella dijo eso, algo resonó en mi cabeza, recordé esa llamada extraña que recibí hace días, no había pensado tanto en eso, básicamente porque no tengo forma de averiguar quién fue el imbécil que me llamó, pero, si es algo que debía mantenerme alerta, sin duda.
—Por fin, el último balde, rápido, tiremos esta basura en su lugar y larguémonos de aquí.
—Enseguida, patrón —dijo de forma irónica Taylor.
Fuimos a un enorme contenedor de basura que había por ahí, depositamos todos los chicles y restos de chicles que faltaban y con eso ya habíamos terminado nuestra labor.
—¡Por fin! ¡Somos libres, jajaja!
—Genial, por fin podrás ir a tu casa a no descansar.
—Cállate.
—Oye, ya que mencionas eso ¿Por qué no nos quedamos a dormir en tu casa, Dante? —preguntó Anya.
—¿Es en serio? —cuestionó Taylor.
—Si, nunca nos hemos quedado a dormir, aunque hemos podido, y tu madre nos ha invitado amablemente, aprovechando que mañana es feriado y no vendremos aquí, podemos hacer una pijamada o algo.
—Mmmm no suena tan mal, la verdad, una cena de Denise me caería muy bien jejeje.
—Entonces Dante ¿Le preguntas a tu mamá?
—Claro mi amor, por mí no hay problema, le llamaré y le diré que se quedarán con nosotros.
—¡Excelente!
—O-Oye Anya.
—¿Si, Rosé?
—P-Pero ¿Qué hay de tus padres? ¿T-Te darán permiso de quedarte en casa de Dante?
—Después de lo del campamento mi padre está menos reacio hacia Dante, no digo que lo ame o algo así, pero pues, que me haya salvado de un coma o algo peor le dio puntos.
—Que me parece lamentable que haya tenido que pasar eso para que me deje en paz.
—Lo sé, cielo, pero bueno, esa es la situación.
—Y-Ya veo… ¿Yo también puedo ir con ustedes?
—Claro que sí, Rosé, en mi casa todas mis amigas son bienvenidas.
—M-Muchas gracias Dante.
…
Eran las 6 de la noche, mis amigas y yo ya estábamos en casa, mi mamá aceptó casi que al instante a que las chicas se quedaran en mi casa, gustosamente había preparado la cena para todos, obvio con mi ayuda, claro.
—Se lo juro, Denise, extrañaba mucho su comida —dijo Taylor.
—Jeje me halagas querida.
—Secundo eso, Denise, su comida es exquisita, y sus postres no se quedan atrás —dijo Anya.
—Me alegra que les encante mi comida.
—Y-Ya me habían hablado de lo buena que era cocinando, señora Specter, p-pero ahora pude comprobarlo, esa cena fue f-fantástica —dijo la loba.
—Awww muchas gracias, Rosé, es verdad que es la primera vez que tengo el placer de conocerte, aunque ya había oído cosas de ti, siempre es bueno conocer personalmente a la gente.
—Ya que hablamos de su comida ¿Cómo le está yendo en su negocio?
—Pues bien, Anya, no ha sido fácil empezar un negocio encima en una nueva ciudad, pero me las he arreglado como he podido, y poco a poco voy avanzando.
—Me alegro, Denise, ya verá que se establecerá fuertemente en cuestión de tiempo, solo es que la gente pruebe sus postres y el trabajo estará hecho.
—Jajaja me gusta tu entusiasmo, pero sí, la clave de este tipo de negocios es la calidad del producto y la amabilidad del servicio, todos quieren ir a un lugar que tiene postres ricos y en el que los atienden bien.
—Eso es verdad.
Me gustaba que mis amigas se llevaran bien con mi madre, sobre todo Anya, ya suficiente que yo no le caiga bien al padre de mi novia, al menos ella no tiene que lidiar con algo parecido.
La cena terminó y llegó la hora del postre, esta vez mi madre nos quiso mostrar uno de los postres que patentó para su tienda, para que lo probáramos y le diéramos nuestro visto bueno.
—Bien, chicos, este es uno de los postres que planeo servir en mi negocio, pero quiero que me den sus impresiones para ver qué puedo mejorar, este es un rico cheesecake de maracuyá.
—¿Cheesecake de maracuyá? Eso suena exótico, pero me intriga el sabor que pueda tener —dijo Anya.
Mi mamá puso la bandeja con el postre en cuestión, nos sirvió una porción a cada uno, y nos dispusimos a degustarlo.
—Vamos a ver… —dije mientras tomaba un bocado con el tenedor y empecé a probarlo— Mmmm…es dulce…muy dulce…se siente como una…explosión de sabor…bastante refrescante…wow…definitivamente compraría este postre, mamá.
—Gracias hijo, ahora tú, Anya, dime qué te parece, cariño.
—Claro, Denise, ahorita mismo —Anya procedió a tomar un bocado con el tenedor y empezó a degustarlo— Wow…por Dios…esto está delicioso…si pudiera llevarme un par de porciones a casa estaría genial jejeje.
—Jeje lo consideraré, cielo, siempre estaré dispuesta a premiar a mis degustadores profesionales.
—Awww por eso es la mejor suegra del mundo.
—Jeje, ahora vas tú, Taylor, hasta ahora llevo 2/2.
—Enseguida, solo déjeme prepararme —Taylor empezó a tronar sus dedos, su cuello y demás pantomima que suele hacer— Bien, veamos cómo está este mambo —Taylor con su tenedor tomó un trozo del cheesecake, empezó a probarlo y dar su veredicto— Vaya…este postre es riquísimo, 10/10 Denise, puede venderlo ya mismo.
—Son buenas noticias jaja, ahora vas tú, Rosé.
—E-Está bien —la loba tímidamente empezó a probar el pastel— Se siente suave…esponjoso…y m-muy rico…me gusta mucho, señora Specter.
—Excelente, muchas gracias por su colaboración, muchachos, ahora ya pueden disfrutar del postre tranquilamente.
Le hicimos caso a mi madre y terminamos la porción que nos dio, aunque no nos dejó comer más, prometió que mañana podríamos seguir.
Luego de la cena, las chicas y yo nos fuimos a mi cuarto, a charlar y conversar un rato.
—Vaya, tu cuarto se ve distinto a cómo me lo imaginé —dijo Taylor.
—¿Y cómo te lo imaginaste?
—No sé, menos…limpio.
—Si, ajá, ni que fuera tú, que seguro en tu cuarto tienes tus calzones sucios desperdigados por doquier.
—En tus sueños, mijo, yo soy muy ordenada.
—Si… ¿Por qué será que no te creo?
—Porque eres un envidioso, por eso.
—Jajaja.
—Bueno, ¿Cómo nos dividimos las habitaciones? —preguntó Anya.
—Pues yo pensaba en que tú te podías quedar aquí en mi cama, Rosé podía dormir aquí contigo en un colchón inflable y Taylor podía quedarse en la habitación de huéspedes.
—Oye ¿Y por qué Rosé no se queda conmigo en la habitación de huéspedes mejor? —preguntó Taylor.
Oír eso me dio un escalofrío, no tenía nada en contra de que Taylor y Rosé…lo hicieran, pero pues, no en mi casa, joder, menos en la habitación de huéspedes.
—Ehhhhh…mejor que Rosé se quede aquí.
—Bien, como digas.
—¿Y tú, Dante? ¿D-Dónde vas a dormir? —preguntó Rosé.
—En el sofá, para que ustedes estén más cómodas.
—Awww gracias cariño —Anya me agradeció y me dio un beso en la mejilla.
—Es un placer, ahora solo déjame sacar mi cobija y almohada de repuesto y ya se pueden acomodar.
—Bien.
Saqué las cosas en cuestión y fui a acomodar todo al sofá, ya habiendo dejado todo listo fui donde mi madre a pedirle unas cuantas prendas para ellas, para ver si se las querían poner, ya que probablemente las chicas tenían la misma talla que ellas. Ya con la ropa volví a mi habitación y abrí la puerta.
—Listo chicas, ya se pueden…
Al mirar el interior de mi habitación, vi a las 3 chicas que ya se habían empezado a cambiar, se habían quitado el pantalón, Anya y Taylor ya se habían quitado la blusa, Rosé no.
—Ah…yo…l-.les traje ropa.
Las 3 solo miraron la ropa, la tomaron y la pusieron en la cama, finalmente me volvieron a ver.
—M-Me avisan si necesitan algo más…lo siento.
Salí corriendo de ahí, cerré la puerta y me fui al sofá, carajo, no me esperaba ver eso, fue como ver el jodido cielo de frente, no estaba preparado.
Narra Anya
Luego de que Dante se fuera, Taylor y yo nos comenzamos a reír, la escena había sido muy graciosa.
—Jajaja ¿Viste cómo se sonrojó? —preguntó Taylor.
—Jajaja sí, se veía tan lindo.
—Jajaja parecía que le daría un infarto.
—Es verdad jajaja ¿Estás bien, Rosé? No me digas que también te dará un infarto.
—N-No…p-para nada, pero…Dios, que vergüenza —tartamudeó la loba mientras se cubría el rostro.
—Tranquila, ya pasó, al menos nos trajo ropa.
—Debe ser de Denise —Taylor tomó una de las prendas y empezó a examinarla— Vaya, esta ropa se ve fina, eh.
—Pruébatela, a ver cómo te queda.
Taylor se puso la blusa en cuestión, esta era una blusa de color celeste, la tela se veía de buena calidad, sorprendentemente, le quedó como anillo al dedo a Tay.
—¿Y qué tal?
—Pues es muy suave…me queda perfecta, ni tan ajustada ni tan floja.
—Envidio a Denise, ojalá llegar así a su edad.
—No digas eso frente a ella, la harás sentir vieja.
—Jajaja nunca, esa señora es un amor, la quiero mucho.
—Eres muy afortunada eh, a ti no te tocó un suegro o suegra difícil como a Dante.
—Ni me lo recuerdes, créeme que me siento un poco mal por ello.
—¿Por qué?
—Porque mis padres le han dado muchas molestias a Dante, sobre todo mi padre.
—Es normal, todos los suegros son difíciles, si alguna vez llegas a tener hijos con Dante, seguro él sería igual con una hija suya.
—Quisiera creer que no, la verdad.
—Bueno, solo el tiempo lo dirá.
—Si, pero bueno, no es momento de hablar de eso, hablemos de otra cosa.
—Vale vale, hablemos de cómo casi matamos a tu noviecito de un ataque de nervios jajaja.
—Oye, que mala jajaja.
…
Pasamos un buen rato charlando, nos divertimos mucho, la verdad que era sorprendente que no hubiéramos pensado en hacer una pijamada hace tiempo, pero lo bueno es que ya se nos dio la oportunidad.
Ya eran como las 12 de la noche, Taylor ya se había ido al cuarto de huéspedes, Rosé y yo ya estábamos acomodadas en la habitación de Dante, justamente, este llegó a darnos las buenas noches.
—Toc toc ¿Puedo entrar? ¿Están vestidas?
—Deberías entrar y averiguarlo jajaja.
—Conste que ya me estás dando permiso —abrió la puerta y entró al cuarto— Solo vine a darles las buenas noches, chicas.
—Gracias por tu hospitalidad, mi amor, en serio, la tuya y la de tu mamá, nos hacen sentir bienvenidas.
—Porque lo son, cariño, tú y las demás, mi casa es su casa, y eso te incluye a ti también, Rosé.
—G-Gracias Dante, tu mamá es un amor de persona, en serio se aprecian sus gestos, eres un b-buen amigo.
—Awww me vas a hacer llorar jajaja, si necesitan algo, no duden en decirle a mi mamá o a mí, iré a dormir, descansen.
—Descansa, cariño.
Me despedí de él mientras Dante apagaba la luz del cuarto, dejándonos a Rosé y a mí dormir plácidamente.
…
Me desperté en medio de la madrugada, tenía sed, así que bajé a la cocina para tomar un vaso con agua, al bajar a la sala, vi que Dante no estaba en el sofá, lo que se me hizo raro, me serví el vaso con agua y me dirigí al baño.
—¿Hay alguien? —toqué la puerta un par de veces.
—Yooooo, ya casi salgo, Anya —respondió Taylor del otro lado de la puerta.
—Ok, aquí te espero.
Me sentía confundida, fui a ver el cuarto de huéspedes para despejar mis dudas y solo se hicieron más grandes, él tampoco estaba ahí.
Que extraño, Dante no está en el sofá, ni en la cocina, ni está en el baño ¿Dónde diablos estará?