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58.53% Instituto Furry / Chapter 24: Campamento

Capítulo 24: Campamento

Narra Dante

El resto de la semana fue bastante tranquilo, entregamos el trabajo de Lenguaje que teníamos pendiente, el día de celo acabó de forma tranquila, al siguiente día simplemente las cosas volvieron a la normalidad, como si nada hubiera pasado, le di las gracias a Ivonne por haberme ayudado, y acordamos no contarle de esto a nadie, ya que gracias a Dios ningún profesor se dio cuenta que yo había llegado ese día, y ella no me delató, así que tenía dos favores que regresarle a ella.

Después de haber cumplido mi primer mes en el Instituto Pearson las cosas se fueron asentando un poco más, mi mamá empezó su negocio sin mayores contratiempos, le iba bastante bien y poco a poco iba ganando su clientela, ella se veía bastante feliz y entusiasmada, y eso me alegra muchísimo.

Las cosas con Anya iban bastante bien, nos hicimos aún más unidos que antes, tuvimos tiempo para conocernos mejor, entre tantas tareas, trabajos y exámenes logramos tener alguna que otra salida.

La que me ayudaba a tener esas salidas con ella era más que todo su madre, que desde el principio siempre nos apoyó y se puso de nuestro lado al ver como su marido adoptaba una postura tan infantil con respecto a lo nuestro, postura que sigue manteniéndose a día de hoy, aunque ya no ha vuelto a pasar ninguna ridiculez como la de aquella noche.

Con Taylor todo va bien también, nuestra amistad ha seguido como si nada, de igual forma con Rosé, aunque bueno, todavía no saben que las vi teniendo un poco de acción en el gimnasio, no encontré la oportunidad y tampoco la busqué para ser sincero, supongo que nunca les diré, por mi bien espero nunca se enteren.

He seguido hablando con mi amiga Glorland, al parecer en su escuela también le va bastante bien, y poco a poco va perdiendo sus prejuicios contra los furries, tratándose de ella creí que no cambiaría nunca, pero veo que Devin le ha ayudado con eso, esos dos se llevan de maravilla, todavía no dan el siguiente paso, lo bueno es que siguen juntos al menos.

Mis notas van bien, no me quejo, increíblemente he podido manejarlo bien todo este tiempo, nunca he tenido ni un sobresalto en ese aspecto, lo que sí me ha matado son los desvelos que he tenido varios días, por cosas de la vida me he dormido super tarde varias veces, y al siguiente día estaba muerto, a duras penas podía mantenerme despierto entre clases, el café se había vuelto obligatorio para mí, sin él no podría afrontar mi rutina diaria en absoluto.

Y así como si nada han pasado ya 3 meses, el primer trimestre de clases había llegado a su fin, y como es costumbre a estas alturas del año, el instituto organizó un campamento en una reserva natural que hay en la ciudad, está bastante alejada del centro por lo que dicen, nunca he ido, así que desconozco por completo si es verdad o no, supongo que lo averiguaré pronto.

Nos dieron la instrucción de que llegáramos antes de la hora habitual de llegada, porque el recorrido sería largo y por lo mismo debíamos salir temprano para no pasar todo el día de camino en lugar de en el sitio en cuestión. Me encontraba con Anya, Taylor y Rosé en el punto de salida del instituto esperando poder salir.

—Te gustará el Parque Nacional Redwood, es totalmente increíble —comentó Anya.

—¿Ya has ido?

—Si, fui con mis padres cuando era pequeña, es impresionante, tiene unos bosques increíbles, ecosistemas variados, una fauna diversa, una zona de praderas, y la costa tiene unas vistas espectaculares.

—Wow ¿En serio tiene todo eso?

—Si, créeme, será una gran experiencia para ti, Dante.

—Bueno, si tú lo dices te creo.

—Después de esa reseña me decepcionaría mucho si no me la paso de maravilla —dijo Taylor.

—Ya verás que sí, además, con Rosé pudiendo unírsenos sin duda la pasaremos genial.

—Es verdad, agradezco que permitan que las secciones se mezclen, así no va a haber problema en que esta lobita esté con nosotros.

—E-Es genial, estoy emocionada por este campamento —dijo Rosé tímidamente.

—Jeje, eso es, nos merecemos esto después del trimestre que hemos tenido, una recompensa no viene mal de vez en cuando.

—Tay tiene razón, ya era hora que hiciéramos algo entretenido para variar.

—Sobre todo tú, Dante, que tienes una vida jodidamente aburrida.

—No me jodas, Taylor, soy un estudiante de preparatoria, ¿Qué clase de vida crees que voy a tener?

—No me refiero a eso, me refiero a que si de ti dependiera te la pasarías solo metido en la casa, en el instituto y ya, tienes suerte de habernos conocido a nosotras, gracias a nosotras tienes una vida social medio decente.

—Jajaja como digas, no sabía que necesitabas sentirte una especie de salvadora.

—Me siento tu salvadora porque lo soy.

—Jajaja creo que ese honor le pertenece a otra persona —dije mientras tomaba la mano de Anya y notaba como sus orejas se ponían rígidas.

—Jeje podría decir lo mismo de ti, mi amor —respondió Anya mientras se sonrojaba levemente.

—Pasan los meses y se les olvida abstenerse de hacer eso frente a mí.

—A estas alturas es mejor que cierres los ojos y te tapes las orejas.

—Si Taylor, o podrías buscarte a alguien, no sé ¿Acaso no estás enamorada de alguien?

—¿Enamorada? ¿Yo? Bueno…

Al decir eso vi como Taylor se ponía un poquito nerviosa, su cola se empezaba a mover de forma inquieta y sus orejas también se habían puesto rígidas, ella volteaba esporádicamente a ver a Rosé, pero luego apartaba la mirada, obviamente Anya no sabe lo que yo sí sé, y es que estas dos ya intimaron, pero supongo que tampoco han definido su relación.

—Pues…no sé…o sea, me gusta alguien, pero…es complicado.

—¿En serio? No tenía ni idea, debes contarnos todos los detalles.

—Eh…sí, claro…cuando vayamos en el autobús de camino al parque.

—Hecho.

Después de esa charla la directora ordenó a todas las secciones para que de forma organizada subiéramos a los autobuses que nos llevarían a nuestro destino. Iríamos todas las secciones, al menos las de primer año, aun así, éramos muchísimos, en cada sección hay en promedio 30 personas, ocupábamos un bus cada sección.

Una vez todos estábamos abordo en los buses, estos arrancaron y emprendieron camino hacia el parque en cuestión, por suerte, pude irme sentado junto a Anya, Taylor y Rosé iban también juntas, pero no iban cerca de nuestro asiento, ellas iban en otra parte.

—Oye ¿No has notado a Taylor un poco rara? —me preguntó Anya.

—¿Rara? Pues así es ella ¿No?

—Jajaja no tontito, me refiero a que ha estado actuando diferente a lo usual.

—Ah, eso, bueno…ahora que lo dices, si la he notado un poco rara.

—¿Verdad? ¿Qué crees que le esté pasando?

Pensé inmediatamente en que podría tener que ver con lo que vi el día de celo, al no poder hablar de eso con ellas no puedo saber en qué estado se encuentran, no sé qué pasó a continuación, que sigan siendo amigas es buena señal, aunque no sé con exactitud qué estaba pasando con ellas.

—No sé la verdad, sea lo que sea, espero nos cuente pronto.

—Si, que sepa que puede contar con nosotros para todo.

—Claro, espero que esté bien.

El trayecto fue relativamente tranquilo, la mayoría iba platicando con sus amigos, escuchando música, jugando, viendo alguna serie o película, o simplemente viendo sus redes sociales. Casi siempre yo opto o por platicar o dormir, siento que así aprovecho mejor el tiempo.

Seguí platicando con Anya un poco más hasta que ambos decidimos descansar un rato, me eché una buena siesta, justo cuando estábamos llegando al lugar me desperté poco a poco, he adquirido esa habilidad con el paso del tiempo.

—Preciosa, ya llegamos —le dije a Anya que todavía seguía dormida, tenía su linda cabecita apoyada en mi hombro— Bebé, ya estamos en el parque.

Poco a poco ella fue reaccionando y abriendo sus bellos ojos, al encontrarse con los míos pude disfrutar de ese brillo tan especial que tienen, ella soltó un leve bostezo y se reincorporó enseguida.

—¿Cuánto tiempo dormí? —preguntó Anya un poco somnolienta.

—Bastante, vamos, pronto llegaremos a la entrada principal, o eso parece.

A decir verdad, la fachada del lugar era impresionante, el camino parecía un sendero oculto por todos los árboles que había ahí, eran enormes, casi ni se podía ver el cielo, la luz del sol apenas atravesaba sus ramas, era una cosa asombrosa.

Cuando los buses se detuvieron, al ver por la ventana, podíamos ver la entrada principal, el maestro que iba con nosotros en el bus nos dio la instrucción de que empezáramos a bajar de forma ordenada, y así lo hicimos, una vez abajo, veíamos como los demás de los otros buses también bajaban, Taylor y Rosé se reunieron con nosotros al bajar.

—Holis muchachos, ¿Qué tal el viaje? —preguntó Taylor.

—Bien, pude echarme una buena siesta jajaja.

—Y luego me dices que no eres aburrido.

—Yo también me eché una siesta, Taylor.

—Ah bueno, contigo está bien Anya, yo sé que eres una chica divertida, tu noviecito no.

—Que chistosa eres ¿Desayunaste payaso o qué?

—Claro que no, aunque una linda payasita si se me antoja.

—No mames, pinche calenturienta que eres, espero no hagas una locura en este lugar.

—¿Cómo qué?

—Eh…nada, no dije nada.

—Ah no, perro, ahora dime ¿A qué te referías?

—Shhhhh, silencio, la directora va a hablar.

Cuando ya todos habían bajado de sus respectivos buses, la directora se dirigió a todos los presentes, junto a ella estaba un ciervo, usaba un uniforme, imagino que será algún empleado de este parque.

—Atención alumnos, antes de poder ingresar a las respectivas cabañas, quiero presentarles a Ryan, es un trabajador del Parque Nacional Redwood, él estará a cargo del recorrido del día de hoy, les pido de favor que presten atención y acaten todas las indicaciones para que nuestra experiencia aquí sea satisfactoria. Ahora bien, los dejo con Ryan.

—Gracias directora, hola a todos, como bien les dijo la señorita Pearson yo estaré a cargo de ustedes en este campamento, me encargaré de que conozcan todas las áreas que comprenden esta reserva natural, las formas en que deben cuidar la flora y la fauna presente en este hábitat, la distribución de las cabañas y demás cosas para garantizar su seguridad y bienestar ¿Entendido? —todos respondieron afirmativamente— Bueno, entonces andando, que comience el recorrido.


Capítulo 25: Yo te conozco

Narra Dante

El recorrido había dado comienzo, todas las secciones empezamos a seguir al guía llamado Ryan, empezó por mostrarnos las áreas administrativas, que eran la primera parte que uno podía encontrarse al entrar a la reserva.

—Ok muchachos, vamos a empezar por este sector, aquí se ubican mi oficina principal, pueden venir aquí sí necesitan asistencia con algo, tienen alguna emergencia o simplemente quieren información sobre algo relacionado a este parque, hay un teléfono con contacto directo a los servicios de emergencia, y provisiones en caso de algún desastre.

Todos se limitaron a asentir simplemente, así el ciervo siguió con el recorrido, caminamos un poco hasta llegar a un bosque frondoso con árboles enormes, tapaban todo el cielo por completo, apenas unos cuantos rayos de sol se colaban entre ellos.

—Continuamos con el bosque de secuoyas, en el pasado este bosque cubría aproximadamente 810,000 hectáreas de la zona costera, hoy en día solo quedan aproximadamente 34,000 hectáreas, gran parte de ellas se ubican en este parque, secuoyas es el nombre que reciben estos árboles de grandes dimensiones, originarios de esta parte del mundo.

Mientras nos explicaba esta información íbamos caminando junto con él, siguiéndole el paso, varios veían las secuoyas a su alrededor, sí que eran enormes, en lo personal me quedé pensando en cómo el tamaño del bosque se redujo considerablemente con el paso de los años, pasar de 810,000 a 34,000 es una barbaridad, más si tomamos en cuenta el corto período de tiempo en que se redujo comparado con la antigüedad del propio bosque.

—Contemplen, este es Hyperion, el ser vivo más alto del mundo, este muchacho mide 115,55 m de altura, el antiguo árbol más alto que era llamado "El Gigante de la Estratósfera" también está ubicado en este parque.

Carajo, si las demás secuoyas eran enormes, esta en concreto era gigante, ni siquiera se alcanzaba a ver su copa desde el suelo, es casi imposible de escalarlo, y de lograrlo corres el riesgo de tropezarte o caerte y morir estampado contra el suelo.

El recorrido por el bosque siguió de forma normal, Anya permanecía a mi lado, Taylor y Rosé seguían juntas, aunque andaban por su lado, era increíble como a pesar que éramos cientos seguramente desde una perspectiva cenital podríamos parecer hormigas comparados con estos titanes de la naturaleza. Pasados unos minutos logramos cruzar el inmenso bosque, así llegamos a un área repleta de cabañas, que imagino que es el lugar donde nos quedaremos.

—Nos detendremos aquí, como seguro ya se imaginan, este es el área de los campistas, aquí es donde nuestros visitantes tienen la opción de pasar la noche si así lo desean, la mayoría solo viene en el día, pero también ofrecemos la opción de que se queden aquí y puedan acampar, hay personas que prefieren hacerlo en sus propias tiendas o usando lonas, eso ya es opcional, ustedes ocuparán estas cabañas.

—Disculpe, tengo una pregunta —habló un sabueso mientras levantaba la mano.

—Si, dime.

—¿Cómo nos distribuiremos las cabañas? ¿Cuántos por cada cabaña y quiénes en cada cabaña?

—Buena pregunta, chico, ahorita mismo vamos a hacer la distribución para que puedan dejar sus cosas y podamos seguir el recorrido, lo haremos por orden de apellido, cada cabaña tiene 5 camas, dos literas y una individual, quién usará cada cama, eso sí lo deciden entre ustedes.

Al decir esto la mayoría empezó a murmurar y hablar por lo bajo, y con razón, al hacerlo por apellidos significa que probablemente no quedes con uno de tus amigos o alguien conocido siquiera, puedes quedar con alguien de otra sección, y lo de repartir las camas iba a ser más difícil aún.

—Bueno mi amor, creo que no podremos dormir juntos en la misma cabaña —me dijo Anya un poco triste.

—Eso veo, cariño, pero no te preocupes, tendremos el resto del tiempo para pasarlo juntos y disfrutar este campamento.

—Eso es cierto —dijo mientras tomaba mi mano— Aunque aún me preocupa saber quién nos tocará de compañeros.

—A mí también, mientras no me toque una persona loca o rara me conformo jajaja.

—Jajaja yo también, uno nunca sabe con qué se puede encontrar.

—Es verdad.

Mientras hablaba con Anya me puse a pensar en las posibilidades, mi apellido empieza con S, el de Taylor con R y el de Anya con P, no era imposible que quedáramos juntos, aunque también puede que no, digo, todo depende de cuánta gente haya con apellidos que empiecen por Q o por las otras letras de nosotros, de eso depende quedar juntos o no.

El tiempo iba pasando y los grupos de las cabañas se iban formando poco a poco, la verdad es que todo ese proceso fue muy tedioso, esperar hasta que tocara la P fue un poco desquiciante, pero por fin había llegado el momento.

Llamaron a Anya al frente, como era de esperarse había varios con apellido que empezara con P, por lo que no quedamos juntos, el lado bueno es que quedó con 3 chicas más y 1 chico, ese tipo seguramente estaba feliz, aunque más le vale que no demasiado. No me preocupaba por Anya, pero si por los desgraciados que puede haber aquí con ganas de robarle la chica a otro, si este era de esos lo iba a pagar caro. Anya me volteó a ver y se despidió, igual quedamos en reunirnos luego.

Cuando llegó el turno de Taylor estaba se notaba un poco preocupada, supongo que podía arreglárselas sin Anya y sin mí, pero no sin Rosé, era separarla de esa loba y se venía abajo, lo peor es que le tocó con puro chico, eso descarta que vaya a tener acción, pero no por eso no puede llevarse bien con ellos al menos.

Y finalmente llegó mi turno, el guía me llamó y pasé al frente, era el primero al que asignaban a la cabaña, así que faltaba ver con quiénes me tocaba compartirla.

—Ok, tú irás en la cabaña C6, junto con los siguientes estudiantes, a ver —empezó a leer los nombres en su lista— La siguiente es… ¿Vanessa Spencer? —llamó a la chica en cuestión.

Una golden retriever volteó su mirada y se puso de pie, se me hacía conocida pero no recordaba bien de dónde, hasta que empezó a caminar hacia nosotros y pude verla de cerca.

—No me jodas…

Me di cuenta que era una de las chicas que me topé en el día de celo, no mames, si yo la reconocí seguramente ella también, carajo, soy el único humano, obvio que me va a reconocer, a juzgar por cómo me miraba cuando caminaba hacia acá deduzco que sí, recuerda bien quien soy.

—Hola humano —saludó esta chica, cuyo nombre es Vanessa al parecer.

—Eh…hola, Vanessa ¿Verdad?

—Wow, vaya que prestas atención jeje, tranquilo —dijo mientras acariciaba sus orejas y su cabello mientras me miraba— yo también me fijo bien en las cosas, sobre todo en las…personas.

—Em… ¿Ok?

Pinche mala suerte la mía, tendré que compartir cabaña con una de las chicas que me quiso arrancar el miembro de un mordisco, esto no puede ser peor.

—¿Debra Spinelli? ¡Pase al frente, por favor! —Ryan volvió a llamar a alguien.

El guía nombró a la siguiente ocupante de la cabaña, otra chica, además, al ponerse de pie y voltear su mirada se confirmó mi mala suerte, era otra chica del día de celo, concretamente la serpiente que me besó y casi me come el rostro en esa ocasión, como era de esperarse, me reconoció al instante.

—Hola Dante —dijo mientras me miraba de forma extraña.

—Con que así te llamas, lindo nombre —habló Vanessa.

—¿Verdad? Lo mismo le dije yo.

—Hola…Debra…Un gusto verte otra vez.

—Espera ¿La conoces? —preguntó Vanessa.

—¿Qué si me conoce? Jajaja, me conoce perfectamente —contestó Debra.

Debra se paró justo a mi izquierda, estaba en medio de ambas, podía sentir la mirada de las chicas viéndome de pies a cabeza, esto no es bueno, aunque seguro no puede ponerse peor.

—Alice Stewart ¿Se encuentra aquí? —llamó el ciervo.

Otra chica, no puede ser, por favor que no sea de ese día también por Dios.

—Alice, pasa al frente por favor.

Una chica se paró y empezó a caminar hacia acá, una leona, y sí, una de las del día de celo, si esto es una especie de poder de premonición o profecía, solo funciona para mi desgracia y no para mi bien.

—Un momento… —dijo la leona al verme— Te me haces familiar…si…yo te conozco…

—¿Segura? No lo creo.

—Claro, eres el chico de ese día, no puede ser verdad.

—¿Qué día? Creo que me confundes con alguien más.

—No, no, si eres tú, solo he visto un humano en este lugar, jajaja, carajo, si eres tú.

Me lleva la chingada.

—Espera ¿De qué día estás hablando? —preguntó Vanessa.

—¿También lo conoces? —preguntó esta vez Debra.

—Claro, no es difícil reconocer a un humano entre nosotros.

—Supongo que no —contestó Vanessa.

Solo falta un campista más, por favor, que no sea otra chica del día de celo, o que no sea otra chica en absoluto, por favor, quiero salir entero de este lugar.

—Helen Summers, pase al frente por favor, serás la última que ocupe esta cabaña. —anunció el guía.

Para mi desgracia era otra chica, para mi fortuna no se me hacía conocida de nada, no recuerdo haberla visto antes, era una chica tiburón, esta tampoco pareció reconocerme o recordarme de algún lado, por lo que al menos con ella estoy a salvo.

—Hola chicos, un gusto compartir cabaña con ustedes, espero llevarme bien con todos —saludó amablemente la chica tiburón.

—Un gusto, Helen, bienvenida a la Cabaña C6.

—Hola Helen, algo me dice que la pasaremos bien con nuestro pequeño amigo aquí —dijo Debra mientras ponía su brazo sobre mí y su otro brazo sobre Helen para acercarnos a ella y pegarnos a su cuerpo.

Joder, joder y joder, estas cosas no me pasaban cuando estaba en Japón y no tenía pareja, casualmente vienen a pasarme justo ahora, me separé como pude del agarre de Debra y volteé a ver a Anya que estaba en su cabaña junto con sus compañeras, esta tenía una mirada asesina que era capaz de meterle miedo al mismo diablo, no sé si me quería matar a mí, o a las chicas, o las dos cosas.

En cambio, cuando volteé a ver a Taylor esta estaba encabronada, me miraba con una mirada como si envidiara mi situación, aun así, me levantó los dos pulgares en señal de aprobación. Supongo que era una reacción esperable de ella.

El tiempo pasó y todos fueron asignados a una cabaña, una vez terminó de leer la lista y todos estaban frente a sus respectivas cabañas, el guía dio unas últimas instrucciones.

—Bien chicos, entren a sus cabañas, acomoden su equipaje y divídanse las camas, les daré 20 minutos para ello, luego seguiremos con el recorrido ¿Entendido?

—¡Entendido! —gritó la multitud presente.

Tomé mis cosas y volteé a ver a mis compañeras de cabaña, sus miradas lo decían todo.

—Vamos, Dante, la cabaña nos aguarda —dijo Debra de una forma coqueta mientras se adentraba en la misma junto con las demás chicas.

Dios, soy yo de nuevo, ayúdame por favor.


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