Mientras Kaizen y Xisrith se acercaban al castillo, se detuvieron para admirar los meticulosos detalles arquitectónicos que cubrían su estructura. Arcos majestuosos adornaban las principales entradas, mientras que altas y estrechas ventanas salpicaban las paredes de las torres, permitiendo que la luz del sol penetrara el interior y lanzara rayos de luz dorada a lo largo de los corredores. El foso alrededor del castillo, alimentado por un río serpenteante, era un espectáculo en sí mismo. Sus aguas cristalinas reflejaban la grandeza del edificio, creando una barrera natural que añadía una capa extra de protección a la fortaleza.
Mientras Kaizen y Xisrith se maravillaban del castillo desde la distancia, podían observar el suave aleteo de las banderas en la cima de las torres. Las banderas, de un azul claro con el emblema de la familia Dragonsbane, danzaban en el viento.