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Tan pronto como Severus se fue, Max se frotó las sienes por un rato pero luego comenzó a sonreír.
Tenía un as en la manga que podía inclinar la balanza de la guerra antes de que la lucha siquiera empezara, pero su moral como ser humano y como luchador de la facción de la luz lo desalentaba de utilizar medios tan despreciables para enfrentar a sus enemigos, sin embargo, ahora que había descubierto que sus enemigos mismos habían cruzado la línea, no tenía escrúpulos en usarlo.
Puesto que el enemigo estaba confabulando con chamanes de la facción oscura para espiar y obtener información sobre el campamento de vampiros, Max sentía que su decisión de desatar la [ Plaga Mortal ] en el campamento enemigo estaba definitivamente justificada.