—Bien, listillo, quítate la máscara de bloqueo y déjame registrar tus datos —dijo el asistente mientras trataba de inspeccionar a Max pero fracasó.
—Elijo la prueba anónima —dijo Max con confianza.
La prueba anónima era un concepto que no era conocido por muchos, pero era extremadamente vital para alguien como Max que quería mantener sus datos lo más privados posible.
—Eso serán 150,000 monedas de oro —respondió el asistente despreocupadamente, pensando que Max se retractaría de su elección una vez que escuchara el precio.
Max, sin embargo, simplemente sacó su tarjeta de platino de siete galaxias y se la lanzó a la cara del asistente.
—¿Titular de la tarjeta de platino? —El asistente estaba impresionado mientras la deslizaba rápidamente y la cantidad era deducida.
—Gracias por elegir nuestra sucursal para tomar la prueba anónima joven maestro —La actitud del asistente dio un giro de 180 grados una vez que se dio cuenta de que Max no era el ciudadano promedio.