Río supuso que estas criaturas eran todas bestias en etapa de plata y oro, mucho más formidables que cualquiera que hubiera encontrado antes, ya que sus [Ojos del Cielo] no lograban inspeccionarlas.
El chico mantuvo una distancia segura, plenamente consciente de que estas bestias de alto nivel podrían extinguir su vida con un simple resoplido.
A pesar del peligro, no pudo evitar sentir un sentido de asombro al observar a estos poderosos seres, sabiendo que era testigo de un espectáculo raro y notable. Solo podía recordar a una persona que había alcanzado el nivel dorado, y ese era el Emperador Dylan.
Siguiendo la procesión de criaturas extraordinarias, Rio notó que la sensación refrescante que había experimentado antes solo se hacía más fuerte. Era como si su mente fuera calmada por algún efecto misterioso, y no pudo evitar preguntarse si esta era la razón del desfile de bestias.