Hace apenas unos minutos,
la búsqueda concentrada de Serkan de Asher era un baile de muerte y desafío.
Cada vez que Serkan creía haber logrado mutilar a Asher, el esqueleto ardiente y carbonizado se levantaba, un brillante resplandor esmeralda envolviéndolo mientras se recuperaba, una inquietante resistencia en sus ojos.
No era solo resistencia; con cada levantarse, el aura de Asher parecía pulsar más fuerte, su poder aumentando a pasos agigantados.
Los oscuros ojos verdes de Serkan reflejaban una creciente tormenta de confusión, inquietud y frustración. El implacable poder que Asher exhibía era un enigma que no podía descifrar, una anomalía que no coincidía con el hombre que inicialmente había percibido como débil.
A pesar de la enorme brecha de poder entre ellos, ¿cómo no sentirse inquieto ante algo que no puede entender?