—No te demores, o te quedarás atrás —gritó John—, e Ibra tuvo que matar a los conejos más rápido antes de unirse a ellos.
—¡Tsk! ¡Qué aguafiestas eres!
—No te preocupes —se rió William—, tenemos el resto del mundo para satisfacer tu deseo de luchar.
Sin embargo, después de unos días haciendo esto, todo el equipo se aburrió.
—Ya no es divertido —suspiró Ibra mientras descansaban dentro de una pequeña cueva—, todo lo que encontramos son malditos monstruos de bronce y plata. ¡Débiles! ¡Todos son débiles!
—Lo sé —suspiró William. Incluso él estaba decepcionado. Quería salir para poder encontrar monstruos y conseguir sus núcleos. Pero solo encontraban débiles, como se quejaba Ibra.
—¿Por qué no preguntamos entonces? —sugirió Sara—, podemos buscar locales y ver si hay lugares con monstruos de alto grado allí.
—Hmm… De acuerdo —William hizo una pausa, se volvió hacia Moore antes de añadir—, te encargarás de esta parte entonces.