—S... Claro —el comerciante no sabía si William estaba actuando magnánimamente o si renegaría del trato y recortaría muchos de los artículos que había pedido cuando oyera el escalofriante precio de todo.
Pero bajo el silencio y la calma de William, el comerciante decidió seguir el medidor de su avaricia, salir y terminar con este gran trato lo más rápido posible.
El mercader temía que la noticia de un pez gordo como ese se esparciera entre los demás mercaderes, y muchos podrían probar su suerte y venir en busca de William.
Mientras William no saliera de la zona segura, nadie lo encontraría jamás. Pero el comerciante estaba preocupado de que le presionaran y le pidieran ver a William a cambio de darle las cosas que quería.
Así que el comerciante actuó rápido, envió a todos sus hombres a hacer tratos con los dueños de la mayoría de los puestos del mercado.