Capítulo 25: Una Espada de Grado Oro

Los dos siguieron trabajando en el resto de los minerales durante horas. Cuando apareció la luz del día siguiente, estaban a punto de terminar.

—Uf, eso tomó más tiempo del que esperaba —Ellina se limpió la inexistente capa de sudor sobre su frente mientras las cejas de William se contorcían al escuchar eso.

Si fuera él, entonces olvídate de tomar horas. ¡Incluso un día entero podría no ser suficiente!

—¿Qué vas a hacer con estos? —ella señaló el lote más pequeño del mineral vibrante escarlata, los que William había manejado antes de usar su martillo.

—¿Tienes moldes para cuchillos voladores? —William no le respondió directamente y en cambio preguntó por lo que quería.

—¿Cuchillos voladores? ¿Qué son estos? —pero como él esperaba, un concepto así aún era desconocido en este mundo.

—¿Tienes un molde que podamos modificar? Quiero hacer algo especial con estos minerales —dijo William y Ellina simplemente produjo un molde que tenía unos cuantos agujeros en él con mucha anticipación.

Ella ya se había sorprendido más de una vez por las acciones de William. Escuchar que quería hacer algo especial acerca de algo que nunca antes había escuchado hizo que su mente se llenara de ideas sobre lo que él iba a hacer.

—Todavía estaba trabajando en este —señaló hacia el molde que sacó de su anillo de almacenamiento antes de agregar—, pero para modificarlo tendrás que usar una enorme cantidad de poder espiritual. Déjame hacerlo en su lugar. Solo dime la forma que quieres y cuántos de ellos.

William sabía que lo que ella decía no era falso, pero no era la única manera de modificar el molde aquí. Sin embargo, él no dijo nada al respecto y simplemente comenzó a dibujar en el suelo con su dedo.

—Veinte centímetros de largo, la primera mitad es igual a las cabezas de las flechas aquí pero un poco más grueso. La otra mitad será en forma cilíndrica, como un mango —describió lo que tenía en mente usando palabras y dibujo.

—Estos… ¿no son como los cuchillos usados en cocina? —pero lo que ella escuchó y vio la hizo fruncir el ceño. Pensó que él llegaría con un concepto revolucionario una vez más, pero resultó ser cuchillos de cocina.

—Se parecen a estos pero los cuchillos de cocina tienen proporciones diferentes —William explicó tras superar su sorpresa por el comentario de ella—, los de cocina tienen cuatro quintas partes de su longitud como las cabezas de las flechas, con mangos cortos.

—Está bien —Ellina no veía mucha diferencia entre ambos. Aun así decidió seguir las instrucciones de William. Una ola gruesa de energía de color amarillo brillante brotó de su cuerpo y envolvió el molde en meros segundos.

Sonidos de crujido estallaron mientras el molde empezaba a mostrar signos de cambio. Partes cóncavas comenzaron a formarse mientras lentamente tomaban la forma de lo que él acababa de dibujar en el suelo y describir.

—¿Cuántos de ellos quieres? —William miró el montón de sus minerales purificados e hizo un cálculo aproximado en su mente.

—Veinte —dijo.

—Está hecho —como el diseño estaba listo, ella no necesitó mucho tiempo para preparar el molde. El diseño era lo más difícil de hacer en cualquier artículo nuevo, y cambiar el molde era la parte más fácil y rápida del proceso.

El único inconveniente que tal proceso tenía en sus ojos era la enorme cantidad de energía espiritual necesaria para alterar un molde de tan alto grado.

William examinó cuidadosamente el molde primero. Tenía que admitir para sí mismo que ella había hecho esta tarea brillantemente usando su poder espiritual.

—¿Y ahora qué? —ella preguntó.

—Es hora de añadir el toque final —William volvió y usó las ollas de antes. Esta vez la otra mitad de sus velas de luz que quedaban en las ollas se colocaron de nuevo al fuego. Luego puso las agujas del mineral vibrante escarlata refinado en tres ollas y las dejó derretir.

Las velas se derritieron más rápido, pero él no se apresuró a sacarlas del fuego. Ellina equivocadamente pensó que él quería dejarlas en estado líquido.

Pero después del paso de diez minutos en el fuego, un nuevo cambio ocurrió en el líquido verde. Después de estar quieto durante largos minutos, chispas de fuego verde oscuro comenzaron a deslumbrar toda la habitación.

—Esto… —Ellina nunca esperó que las velas tuvieran otra etapa de purificación. Lo que ella no sabía era que las velas tenían más de una etapa de purificación, al menos cinco etapas.

Pero ahora mismo, William solo necesitaba la segunda etapa. La primera etapa quemaría las impurezas que básicamente impedían que el material de la vela funcionara correctamente en el forjado.

En otras palabras, esto se hacía cuando cualquiera encendería la vela. Después de todo, la luz emanada del fuego se hacía quemando estas impurezas.

Pero la segunda etapa actuaría sobre las impurezas finas y también para concentrar el material verde en una forma más elevada. Para hacer esto, la vela entera tenía que estar dentro de una olla y colocada directamente sobre el fuego durante diez minutos al menos.

Esta forma no solo ayudaría en aumentar y conducir energía, sino que también añadiría otra característica, ¡control a larga distancia!

Ese era el concepto básico detrás de las armas voladoras en el mundo exterior. Ahora mismo, y con el poder espiritual limitado de William, solo podía controlar cuchillos de poco peso. Y a lo máximo podría controlar tres de ellos con su bajo poder espiritual.

Cada cuchillo requeriría al menos diez puntos espirituales para controlar. Si usaba un arma más grande, entonces este consumo se dispararía.

Aunque no pudiera usar todos ellos ahora mismo, no perdería esta oportunidad de producir más y almacenarlos para más tarde.

Planeaba aumentar su poder espiritual por encima de cien. Para entonces sería capaz de controlar alrededor de diez cuchillos voladores. Si su poder espiritual crecía más allá de la marca de doscientos, sería capaz de controlar los veinte cuchillos con facilidad.

Mientras esperaba, no se quedó ocioso. Como dejó las ollas en el fuego, sabiendo aproximadamente que tomaría alrededor de veinte a treinta minutos para estar listo, fue a los troncos de madera en una esquina para terminar otra tarea.

—¿Tienes una espada? —preguntó—. La mía se arruinó.

—No me digas que todavía tienes ese viejo pedazo de metal inútil —Ellina se sorprendió al escuchar eso. Como porteador, obtendría las espadas de grado más bajo. Estas solían estar en un estado muy malo, generalmente terminando rotas en menos de unos pocos años como máximo.

Ella lo miró extrañamente con duda. De hecho, estaba cumpliendo con todos los criterios de un porteador. Pero ella estaba desconcertada ya que sabía lo formidable que era el maestro que estaba detrás de él.

Si las armas eran caras y difíciles de conseguir para cualquier otro, para los forjadores era pan comido.

William solo pudo sonreír amargamente. Planeaba comprar una espada decente antes de descartar el asunto gracias a su baja riqueza.

Pensó que tendría que pagar por conseguir que el trabajo se hiciera aquí. Pero si hubiera sabido que Ellina estaría aquí para ayudar, y ni siquiera tendría que pagar un solo cristal espiritual, entonces habría comprado una mejor espada que su vieja, oxidada e inútil.

—Aquí —sin importarle, como si sacara una barra de chocolate, sacó una larga espada con su vaina y se la lanzó a William.

—¿Esto… no es esa una espada de grado oro? —En el momento en que desenvainó la espada, William se llevó un susto instantáneo por la sorpresa. Su máximo sueño al comprar una espada con su riqueza y habilidades actuales sería una decente de grado blanco o incluso una mediocre de grado bronce.

—Esto no es nada —Ellina desarrolló una amplia sonrisa en su rostro—. Considérala como un regalo sin más.

Ella nunca perdería la oportunidad de acercarse más a este chico. En su mente, ella no estaba interesada para nada en William sino en su maestro.

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