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—¿Y este contrato realmente te impediría atacarme? —le preguntó él.
Ella liberó algo de su aura y formó una página frente a ella. Brillaba ligeramente mientras flotaba en el aire. Se mordió el pulgar y untó la página.
Él miró la página y vio que había algo de sangre en ella. Estaba sorprendido. ¿Cómo podía ella lastimarse para obtener su propia sangre en su mente? No sabía cómo funcionaba eso. Mientras tanto, Nefrati explicaba lo que estaba haciendo.
—Esto se llama un contrato de sangre. Obliga a alguien a honrarlo. Quería darte un ejemplo, así que hice este. Dice que me quedaré quieta mientras tú te das una bofetada —dijo ella.
Leo frunció el ceño mientras ella se apresuraba a explicarse.
—Si me hiciera hacerlo, entonces no sabrías si el contrato realmente obliga a alguien a hacer algo. Por eso quería que lo experimentaras por ti mismo —dijo ella—. La página flotó hacia él.
—¿Y elegiste que me dé una bofetada? —preguntó él.