—¿Qué puedo hacer por ti, joven señor? —preguntó la persona bajita.
Aiden lo miró e intentó adivinar si era un enano o no, pero cuanto más lo veía, más tenía que admitir que no tenía idea.
«Bueno, tiene la altura de un enano, pero no tiene las otras características», pensó Aiden mientras comparaba a la persona frente a él con el enano que había conocido en el pasado.
No estaba seguro, pero si tenía que dar una respuesta, diría que la persona frente a él no era un enano, esa sería su conjetura final después de tener en cuenta todo.
—Oh, veo que viniste con mercancía —dijo la persona de aspecto extraño mientras se acercaba a Evelynn que no estaba demasiado lejos de él.
Aiden frunció el ceño al instante y se interpuso entre los dos —Ella no es mercancía, está aquí para acompañarme.