—¡Estoy despierto, estoy despierto, estoy escuchando! —gritó Bronk después de escuchar varias amenazas. Las fotos filtradas, los videos de todas las atrocidades que había cometido no captaron su atención, pero la amenaza de perder su tercer pata ciertamente lo hizo.
La gran amenaza se cernía sobre su cabeza, y para este hombre, era más importante que no poder hacer magia nunca más.
—Si supiera que te importa tanto, habría ido directo a esto desde el principio —dijo Harvey con desdén, haciendo clic con los dientes—. Solo dime, ¿qué quieres que haga? ¿Quieres que haga una publicación admitiendo mis crímenes? ¿Quieres que vaya a la estación de policía a confesar? ¡Lo haré!