Los próximos momentos para Roku se sintieron como si estuviera en una pesadilla viviente. Vio cómo sus hombres caían uno tras otro, cada uno con facilidad. Los guerreros contraatacaban, pero él vio un puño romper espadas, aplastar las caras de sus colegas y matarlos en el acto.
Nadie pudo enfrentarse ni siquiera por un momento. Un guerrero de este nivel debería haber sido conocido en el exterior de Pagna.
Sin embargo, la descripción de tal hombre no coincidía con nada en la cabeza de Roku.
El golpe de este hombre misterioso era más afilado que cualquier espada, cortando miembros y desmembrando cabezas.
Todo lo que Roku podía hacer era murmurar para sí mismo, con el labio inferior temblando. Sus piernas temblaban.
—Detén esto... detén esto... ¿por qué, por qué nos estás atacando? —Roku finalmente gritó.