—Entonces... eso fue lo que sucedió, ¿eh?
Rebal aún estaba reponiéndose de las palabras de su hijo.
Lo que él describió no era tan sangriento ni violento como lo que Ralyks había mostrado durante la Reunión Oscura, pero había algo en ello que parecía más retorcido.
… Mucho más oscuro.
—La peor parte es que juraría que hubo mucho daño durante toda la pelea, ¡pero no hay nada! Nada en absoluto... —respondió Asher, todavía sin ser completamente él mismo.
La honesta verdad era que tenía miedo.
¿Estaba en un sueño? ¿Estaba en la realidad? ¿Y si, al igual que la Pandilla Mercenaria, creyó ver algo que no era real?
Asher ya no sabía en qué creer.
—Solo necesitas descansar. —Rebal sonrió a su hijo, aunque él también tenía cierto temor rabioso en su interior.
Tal vez ambos necesitaban el descanso.
—El Señor Ralyks... aniquiló a todos los enemigos sin piedad. Nunca he visto a un hombre matar con tal... falta de remordimiento.
Y tantos a la vez también.