—Debería ser yo el que esté enfadado por la acción furtiva del Abuelo. Pero, ¿por qué parece que el Abuelo es el que está listo para devorarme como un tigre? —Tristán reflexionaba sobre ese pensamiento mientras seguía observando la expresión aterradora del Abuelo Lu.
—Abuelo, sabes que no soy tonto —hizo un comentario al margen Tristán.
—¡Deja de hablar y solo escúchame, muchacho! —El Abuelo Lu le lanzó una mirada penetrante y dijo.
—Tengo ganas de llamar a Zhen-Zhen aquí para que vea esto. No creo que el Abuelo se atreva a actuar tan aterradoramente si mi esposa está aquí. ¡Cariño, SOS! Necesito tu encanto para calmar a un viejo gruñón —pensó Tristán.
—Parece que mi nieto es tan tonto que no conoce el papel básico de un marido y una esposa en la vida matrimonial —dijo el Abuelo Lu, levantando una ceja.
—Eh? ¿De qué está hablando el abuelo? —Tristán no pudo evitar fruncir el ceño.