—Decir que Iván estaba furioso sería quedarse corto. Iván hervía de rabia mientras se dirigía de vuelta a la cámara del rey para ver a su madre.
—¿Quién se había creído Harold para dar esas órdenes? ¿Por qué todos escuchaban a Harold y no a él? ¿Cómo osaban faltarle al respeto de esa manera? ¿Incluso Luciana? ¿Cómo podía su propia esposa hablarle así? ¿Cómo podía ponerse de parte de Harold cuando sabía que Harold era su enemigo?
—Sin hacer caso a los guardias, Iván se dirigió directamente a la cámara. Frunció el ceño al ver a su madre tendida en la cama al lado del rey. ¿Cómo podía ser tan inútil como para estar dormida en un momento como éste cuando Harold había tomado el palacio entero como rehén? ¡El reino estaba en un desastre, y aún así la querida Reina dormía!
—¡Madre! —llamó Iván con dureza, y los ojos de la reina se abrieron de inmediato, y se sentó al verlo.