—Cariño, has vuelto, ¡te eché de menos! —dijo Jia Li con una cálida sonrisa en su rostro.
La expresión fría de Fu Hua se derritió cuando la abrazó por el costado, ya que su barriga de bebé se interponía. —Te eché de menos a ti y al bebé —dijo y besó su frente con una sonrisa.
—Vamos adentro, te hice comida —dijo Jia Li mientras tomaba su brazo y lo llevaba adentro de buen humor.
—¿Cocinaste? —preguntó Fu Hua sorprendido mientras entraba a la casa con ella.
—Sí. Cuando me dijiste que estabas a 3 horas de aterrizar, tuve que empezar a preparar algo para ti —dijo Jia Li mientras pasaban por la sala de estar para subir las escaleras.
—¿Quién te dio permiso para cocinar? —preguntó Fu Hua con el ceño fruncido. Le preocupaba que se cansara.
—No necesitas aprobarlo, solo quería darle la bienvenida a mi esposo —dijo Jia Li sin perder su sonrisa.
¿Qué podía decirle Fu Hua a su superactiva esposa? Aunque estaba profundamente preocupado por ella, no podía soportar regañarla.