—¿Q-qué? —Zhao Lifei parpadeó y sacudió su cabeza, intentando comprender este asombroso hecho. Siempre sintió como si su rostro le fuera familiar, pero no su tacto. Había un hueco en su corazón y siempre buscaba algo que no estaba aquí. Una parte de ella anhelaba algo, pero no podía poner el dedo en lo que era.
La garganta de Jiang Zihui se constriccó cuando sus ojos oscurecieron hasta tener el color de su cabello. Se preguntaba qué estaría pensando y qué buscaban sus ojos, rebotando por la habitación, viajando por sus rasgos. ¿Qué estaba buscando? Recibió su respuesta cuando sus delgados dedos tocaron el anillo que colgaba de su collar y una iluminación de comprensión lo atravesó.
—¿Por qué me mentiste? —Ella no sonaba particularmente enojada o confundida, más bien, no sonaba a nada en absoluto. No había ni acusación ni entendimiento en su tono. Era simplemente vacío, como el de un humano sin alma.