```
Esther apretó esa dureza un poco, pero él estaba tan sensible en ese momento que no pudo evitar dejar escapar un gemido gutural. Maldijo internamente pero pretendió como si lo que ella hacía no fuera suficiente para él.
—¿Quieres que te diga qué hacer? —dijo él con esa irritante sonrisa arrogante—. Tienes que hacerlo con firmeza pero lentamente...
Esther lo miró con desdén un poco. Estaban siendo íntimos después de tantos años de reprimir sus deseos. ¿No deberían acabarlo en la primera vuelta para al menos aliviar un poco la tensión dentro de sus cuerpos? Podrían comenzar a jugar después... pero no, este hombre quería continuar negando lo que sus cuerpos necesitaban. Continuó provocándola cuando ella aquí se moría por tenerlo dentro de ella.
En el pasado, siempre era él quien se impacientaba y no podía esperar para devorarla durante toda la noche, pero ahora él estaba siendo frustrantemente paciente. Ella sabía que no debería subestimarlo.