Drayce movió su bandeja de pintura hacia Arlan y le pasó un pincel. Había varios colores para elegir.
—¿Qué estás dibujando? —preguntó Arlan al ver a Drayce haciendo líneas con pintura roja en la hoja.
—Un dragón —respondió Drayce.
—¿Por qué? ¿Te gustan los dragones? Ah, cierto. Recuerdo que el símbolo de tu familia son dragones.
—No lo es. El símbolo de mi familia es el sol.
—¿Eh? Pero mi hermana me enseñó que llaman a tu rey un dragón. Mi tío también llamó a tu padre el Dragón de Megaris.
Drayce respondió pacientemente al hablador niño, soportando debido a su promesa a su madre. —Porque el reino está bendecido por un dragón.
—¡Ah! ¡Recuerdo! ¡La historia del Dragón Negro! —exclamó Arlan—. Pero... ¿por qué tu dragón es rojo?
—El Dragón Rojo es el símbolo de la prosperidad y quiero que mi reino prospere siempre —respondió Drayce.