Con solo un poco de tiempo restante antes de que perteneciera a alguien más, Cian quería usarlo para darle todo lo que no pudo obtener en los últimos diecisiete años.
Cian le compró joyas, ropa y cualquier cosa bonita que encontraba en casi cada tienda a la que entraban. Los caballeros que los escoltaban llevaban los brazos llenos de cajas y paquetes. Aunque Seren no mostraba en su rostro que estaba feliz, en su corazón le gustaba mucho. Su hermano le estaba comprando varias cosas. Esto era algo que había visto cada vez que venía a este mercado anteriormente: aquellas chicas de su edad recibían varios regalos de sus padres u otros familiares. En aquel entonces, cuánto deseaba que también le sucediera a ella. Finalmente, ese día llegó. Su corazón se sentía tan cálido y lleno, parecía estar a punto de estallar de felicidad.