Todo el Palacio Real de Abetha fue sumido en el caos, llenando los corazones de la gente con terror y pavor.
Aunque era en medio de la noche, ya sean los reales, sus caballeros designados, los guardias de turno, e incluso los sirvientes, personas de todas las esferas de la vida dentro del palacio fueron despertadas por el grito horrorizante de una mujer. El poderoso grito que causó que cada objeto hecho de cristal, porcelana y otros minerales frágiles se hicieran añicos.
Nada quedó intacto, desde las enormes ventanas de vidrio de los diferentes castillos y edificios dentro del complejo del palacio hasta cada jarrón de cerámica y figuras de porcelana que adornaban los pasillos y habitaciones.