—Mi padre siempre encuentra la manera de cuidarme, incluso desde tan lejos... enviándote de esta forma, ¿cómo puedo agradecerle lo suficiente? —murmuró Neveah, su corazón se calentó al verlo.
—Él es tu padre, todo lo que hace es por su amor hacia ti. No necesita agradecimientos y no querría que albergaras tal pensamiento, no hay deudas entre familia —respondió Jian con un movimiento de cabeza.
Neveah levantó una mano hacia el colgante en el cuello de Jian, una pequeña sonrisa en sus labios.
—Esto debió haber sido de mi madre... este es el sello del dominio invernal —murmuró Neveah en voz baja, rozando con el pulgar el colgante.
—Mi padre... ¿está bien? —preguntó Neveah con cautela, todavía trazando los bordes del colgante.
Jian asintió, con una sonrisa tranquilizadora en sus labios.
—Parece odiarme más ahora, y quizás me deteste absolutamente para cuando hagamos nuestro regreso —añadió Jian.