Neveah salió de las mazmorras, soltando un suspiro silencioso al abandonar la oscuridad interminable.
La noche estaba ya avanzada y la luna estaba alta en el cielo.
No había nadie fuera de las mazmorras ahora, Neveah supuso que alguien se había ocupado de ello en anticipación a su regreso.
Por un breve instante, Neveah se quedó quieta, inclinando la cabeza hacia atrás, observó la luna en silencio.
El frío de la noche calmaba a Neveah, pero lo que más la calmaba era la presencia familiar de Xenon, a quien Neveah había sentido mucho antes de que él apareciese a la vista.
Xenon se puso al lado de Neveah, mirando hacia el cielo para ver qué había captado su interés, pero él no pudo encontrarlo.
—¿Estás bien? —Xenon preguntó primero, con las cejas fruncidas en preocupación mientras observaba a Neveah.
—Estoy bien. —Neveah respondió, pasándole a Xenon una sonrisa tranquilizadora.
—Ven entonces, Jian nos espera. —Xenon comunicó a Neveah.