El sonido de un movimiento arrastrado despertó a Neveah y sus ojos se abrieron lentamente.
Neveah entrecerró ligeramente los ojos, su mirada recorriendo su habitación en busca de identificar el origen del sonido.
La búsqueda de Neveah terminó rápidamente cuando sus ojos se posaron en Everon, quien estaba agachado en el suelo, girando la cabeza de un lado a otro.
—¿Qué haces actuando de manera tan extraña en la habitación de alguien más? —preguntó Neveah con curiosidad, su voz ronca por la falta de uso.
La mirada de Everon se levantó de golpe, sus ojos se encontraron con los de Neveah y una sonrisa afectuosa se extendió a través de sus labios.
—Querida Veah, eres incluso más aguda de lo que recuerdo —comentó Everon, poniéndose de pie.
—No has respondido a mi pregunta —murmuró Neveah cansadamente, su mirada siguiendo a Everon quien se acercaba a su cama.