—¿Dónde está? —exigió Jian mientras irrumpía en la oficina de Kaideon.
Su expresión era oscura de ira, un cambio raro en su rostro habitualmente inexpresivo y sin emoción.
Jian había descubierto que, tal como dijo Xenon, Neveah no estaba en sus habitaciones donde él la había dejado.
Más aún, no estaba en ningún lugar alrededor del Castillo de las Dunas tampoco. Su olor se había desvanecido hace tiempo, estaba claro que había dejado el castillo en el mismo momento en que Jian le dio la espalda.
Como si solo hubiera estado esperando que él se apartara de la vista para poder huir hacia las colinas.
Un millar de pensamientos cruzaron por la mente de Jian en ese momento.
¿Había hecho algo mal ya? ¿Dicho algo incorrecto?
Jian admitió que era bastante talentoso en ese aspecto... decir las cosas equivocadas a Neveah.
Pero esta vez, Jian estaba seguro de que no había dicho nada horrible.
¿O era tan desagradable para Neveah estar unida a él que preferiría irse?
¿Por cuánto tiempo?