—Mi Señor... ¿estás bien? —preguntó Casiano preocupado, caminando hacia Jian.
Jian no dio respuesta y Casiano verdaderamente no esperaba ninguna, se agachó al lado de Jian, colocando dos dedos en su cuello para estudiar su pulso.
—¡Escamas! —exclamó Casiano al notar lo rápido que estaba el ritmo cardíaco de Jian.
—Jian... Jian... Oye, estás conmigo... —Casiano llamó la atención de Jian, colocando sus manos en sus hombros con un agarre fuerte.
Casiano inclinó la cabeza de Jian para que lo mirara directamente a los ojos, la mirada distante en los ojos de Jian lo preocupaba profundamente.
—¡Jian... concéntrate! —siseó Casiano.
Jian parpadeó, sus cejas se movieron ligeramente pero eso fue suficiente para que Casiano supiera que la atención de Jian había vuelto con él.
—Fue ese sueño otra vez... —dijo Casiano con conocimiento de causa, no tenía que preguntar para saber qué habría resultado en que Jian se distrajera en el momento en que despertara.