—Neveah —el rey Jian reconoció, su voz un murmullo bajo, profundizando aún más su ya profundo barítono.
Neveah apretó los labios, esperando ser confrontada con una simpatía no solicitada, que era todo lo que había recibido últimamente, eso si el rey dragón incluso podía reunir el sentimiento.
Neveah esperaba que no, había recibido suficientes miradas de lástima para durarle una tercera vida y aun así.
El rey Jian no dijo nada más por un momento y luego se dio la vuelta para ahora enfrentarse a Neveah y mirarla directamente a los ojos.
Pero Neveah no se encontró con su mirada, mantuvo su atención fija en todo lo demás que no era él hasta que el rey Jian hizo una demanda directa.
—Mírame, Neveah —las palabras del rey Jian no dejaron lugar para una opinión contraria.
Neveah levantó la mirada, encontrándose con los ojos del rey Jian como él quería.
Lo que encontró en ellos no era lo que esperaba en absoluto, ni era simpatía, ni su habitual mirada fría y sin emoción.