La expresión del Rey Jian era oscura e indescifrable mientras estaba sentado en su escritorio, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos cerrados.
Aunque su expresión era imposible de descifrar, se podía deducir por su aura que estaba lejos de sentirse complacido.
—Los Fae se han vuelto demasiado atrevidos, no necesitas hacerles caso. Para cosas así, deja que los chicos se hagan cargo.
—La presencia del rey dragón solo dará validez a sus acusaciones... no cualquiera puede solicitar audiencia con el rey y obtenerla cuando le plazca —dijo Xenon desde donde estaba de pie observando la ira creciente de Jian.
—Yo lo sé —murmuró Jian en respuesta.
—Sin embargo, estás inquieto, Mi Señor —señaló Xenon lo obvio.
—Quizás porque estás demasiado tranquilo... —Jian acusó, abriendo los ojos.
—Y has estado extrañamente calmado desde que regresaste... incluso con todo lo que está sucediendo, ese suele ser mi lugar —continuó Jian.
Menarx levantó una ceja, burlándose entre dientes.