—Sé que debes estar realmente enojada y decepcionada —comenzó a hablar la Dama Kaliana un momento después de que Menarx se retirara.
—No, no creo que lo sepas —respondió Neveah con indiferencia.
—Te debo una explicación y una disculpa por haberlo mantenido en secreto, pero primero quiero que sepas que nunca fue idea de Su Gracia, fue mi petición —explicó honestamente la Dama Kaliana.
Neveah frunció el ceño ligeramente ante eso, pero no dijo nada, dejando que Kaliana dijera todo lo que necesitaba primero.
—Keila vino a mí con las escamas mudadas, poco tiempo después del nacimiento. Para cuando lo hizo, ya estaban arruinadas.
—Me dijo que ella lo había hecho, que fue quien las tomó y pidió castigo por ponerme a mí y al niño en peligro... No podía creerlo, pero su confesión no tenía errores —continuó la Dama Kaliana.