—Nunca lo devuelvas... —Neveah repitió las palabras en un murmullo silencioso, como si ese momento fuera lo que llevaría a que calaran hondo.
—Lord Skiren dijo que debía recuperar tu llama... asumí que era por ti, no devolverla significaría... —Neveah comenzó de nuevo, dejando la frase en el aire al final ya que no estaba completamente segura de lo que significaba tener la llama de Menarx dentro de ella y mantenerla en su propia custodia.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Menarx mientras observaba la expresión confundida en el rostro de Neveah, el hecho de que realmente no sabía nada de las costumbres de los dragones pero había soportado la fusión de fuego simplemente porque le habían dicho que era por él.
Era tan adorable en su ingenuidad, pero más fuerte que cualquiera de las mujeres que Menarx había conocido alguna vez, simplemente y completamente asombraba a Menarx.