—¿Dónde está? —Neveah pensó para sí misma mientras se adentraba más en la montaña—.
El bosque se había vuelto más denso a su alrededor y el camino en sí se había estrechado—.
Neveah podía ver que esta montaña no era frecuentada a pesar de su proximidad al asentamiento humano, sus empinados caminos no eran favorables para aventurarse a través de ellos—.
Había pasado poco tiempo desde que Neveah dejó Menarx para buscar la hierba por su cuenta—.
Con cada sonido sospechoso que oía, Neveah estaba dividida entre el alivio y la cautela—.
Por un lado, Neveah esperaba ver a Menarx aparecer en cualquier momento... quería creer que él saldría victorioso y la encontraría antes de que ella regresara con él—.
Con cada momento que pasaba recordando la mirada aterradora de esa criatura, no podía evitar la preocupación que surgía—.
Cuanto más tardaba en encontrar la hierba y aún no había señales de Menarx, Neveah se preguntaba si algo había salido mal—.