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—Adelante, no te quedes ahí parada —animó Luna Colleen y Neveah asintió lentamente.
No podía creerlo, que realmente había podido llegar aquí en esta vida... que realmente había podido escapar de las garras de su padre.
Ahora que estaba lejos de los tormentos del Palacio Eclipse, Neveah sentía que finalmente podría vivir... vivir de verdad.
Una pequeña sonrisa genuina descansaba en los labios de Neveah mientras se dirigía a la casa de la manada, siguiendo detrás de Luna Colleen y Alfa Dane mientras Dechlan se dirigía a cambiar de forma.
Entraron a la casa de la manada y Neveah miró alrededor del acogedor salón que conducía a múltiples pasillos en diferentes direcciones.
—Veah, te dejaremos con Dechlan y Vincent por un momento, solo necesitamos poner en orden algunas cosas con la manada —explicó Luna Colleen mientras Alfa Dane le daba una palmada en el hombro a Neveah y se dirigía por un pasillo.