—Oh —los ojos rojos de Fu Zhao centelleaban con diversión, lo cual era claramente evidente ya que no hacía ningún esfuerzo por ocultarlo. Mo Qiang miró la deslumbrante sonrisa que podría hacer que cualquier tritón y mujer se enamorasen perdidamente y, por primera vez, se dio cuenta de que no había nadie más en este mundo a quien —odiara tanto!
—¡Bah! Mira esa sonrisa capitalista, si esa mujer descubre que puede cultivar y domesticar animales mutantes salvajes, hará que trabaje hasta que los pies de Mo Qiang se conviertan en los de un elefante ya que no tendría oportunidad de tomar un descanso para calmarse y descansar.