Justo cuando Tang Li Xue tenía un enorme dolor de cabeza y pensaba urgentemente en su próximo plan.
Las expresiones del Joven Maestro Lin y del Joven Maestro Wang se volvieron oscuras de inmediato.
—¡¿Qué?! ¡Ese bast*rdo, cómo se atreve a violar nuestra apuesta y tratar de robar a nuestras chicas zorro! —gritó el Joven Maestro Lin con ira.
—¡Humph! Por suerte, llegamos justo a tiempo. De lo contrario, ese traidor bast*rdo disfrutaría de estas dos chicas zorro él solo —respondió el Joven Maestro Wang con un tono frío.
—¡Esas dos chicas zorro son nuestras! ¡Tráelas ahora mismo! —miró fijamente al mayordomo y le dio una orden de manera arrogante el Joven Maestro Lin.
—¿¡Ah?! Pero... Joven Maestro Lin, nuestro Joven Maestro Xiao nos ordenó escoltar... —el mayordomo se puso nervioso y murmuró con vacilación.
—¡Sirvientes! Echen a este mayordomo y traigan de vuelta a esas dos hermanas zorro con nosotros —ordenó impacientemente a sus sirvientes y guardaespaldas el Joven Maestro Wang.