Cuando Gabe se quedó dormido con Otoño acurrucada en sus brazos, no esperaba despertar con esta inusual vista. Parpadeó, pero la escena no cambió. Sus pies estaban cerca de su cara donde antes había estado su cabeza y él sostenía sus piernas... También tenía piernas bonitas... tan suaves... y era afortunado no tener un fetiche con los pies. Se preguntaba cómo había acabado así. Levantando cuidadosamente la cabeza, vio su cara durmiendo pacíficamente descansando sobre sus piernas.
Gabe no pudo evitar sonreír ante la absurdez de la situación. Esto era una novedad para él. Entonces, una idea surgió en su mente. Con una sonrisa pícara, extendió su mano y le hizo cosquillas suavemente en la planta del pie. Ella se removió y movió el pie. Así que, él hizo cosquillas otra vez... Aún medio dormida, intentó patearlo para alejarlo, murmurando incoherentemente. Gabe capturó su tobillo con facilidad y, antes de que ella pudiera reaccionar, mordisqueó juguetonamente su pantorrilla.