"Erasmi Frost se sentó en un sofá cómodo mientras observaba al hombre dormido en la cama. El aire estaba pesado con el olor de la edad y la enfermedad, una tensión palpable que parecía engrosarse a medida que el viejo yacía en su lecho de muerte.
Incluso mientras se sentaba allí estoicamente, sin mostrar ninguna expresión en su cara, su interior era un desastre. Había pensado que había endurecido su corazón contra el viejo, pero a medida que sus emociones se agitaban, sabía que no era la verdad. Su tiempo se había acortado, primero por su accidente y luego por esto... y ahora que casi se había acabado, Erasmi se dio cuenta de que ese peso de agravios que cargaba podría permanecer sin resolver para siempre.
Observó en silencio mientras los ojos del viejo se abrían y buscaban lentamente por la habitación, antes de iluminarse un poco al mirarlo. Suspiró —Demetri está en camino con los demás, viejo. Tendrás que conformarte conmigo hasta entonces. Ahorra tus fuerzas.